Esto nueva doctrina causó debates y rivalidades entre casi todos los paises. Este tema pretende tratar las doctrinas aéreas de algunos de los paises implicados en la Segunda Guerra Mundial.
El Reino Unido
Un tema de este tipo es casi obligatorio empezarlo por el Reino Unido, país donde se desarrolló una buena parte del pensamiento estratégico de las fuerzas aéreas en los años 20 y 30. Las razones son muchas, y algunas incluso se basan en la propia geografía del pais.
El Reino Unido ha sido desde hace mucho tiempo un país que daba prioridad a su Marina, que protegía las líneas de comunicación y el comercio con el Imperio. El ejército era relativamente pequeño, y en los conflictos europeos se cooperaba con potencias terrestres para derrotar a sus rivales.
La primera guerra mundial cambió muchas cosas. Los británicos mandaron un ejército de gran tamaño, sufriendo enormes pérdidas. Sin duda el hecho que más marco el pensamiento aéreo fue el bombardeo de Londres y otras ciudades de Inglaterra. En Mayo de 1917 una formación de Gothas aparecía sobre Folkestone y bombardeaba unas instalaciones del ejército, matando a 95 personas y dejando a 132 heridas. En las semanas siguientes semanas, los bombardeos segurían, causando la muerte de cientos de personas.
Si bien la reacción de la sociedad fue calmada, la histeria se apoderó de políticos y prensa. Estos bombarderos significaban la llegada de una nueva era, y se rompían siglos de aislacionismo en las islas. Con el temor a la desmoralización de fondo, se procedió a traer cazas y equipos AA basados en Francia. Tras varios meses, los alemanes cesarían los ataques diurnos debido a las pérdidas, pasando a lanzar ataques esporádicos con dirigibles y aviones durante la noche.
Estos raids significarían el nacimiento de la RAF, cuyo primer jefe de operaciones fue Hugh Trenchard. Trenchard contaba con amplia experiencia en aviación, y había dirigido las operaciones del cuerpo aéreo en Francia, apoyando las operaciones terrestres. Curiosamente se había opuesto a la creación de una fuerza aérea independiente, opinando que dificultaría la coordinación con el ejército.
Trenchard no duraría mucho en esta posición debido a divergencias con varios ministros. Su siguiente puesto no serían menos importante: pasó a dirigir las operaciones de bombardeo, al mando de la nueva Independent Air Force, una unidad destinada a bombardeos estratégicos. Hasta el final de la guerra se lanzaron 543 toneladas de bombas contra objetivos en Alemania, perdiendo 109 aviones.
El final de la guerra traería muchos cambios en la RAF, que en 1918 era más grande que el primer cuerpo expedicionario enviado a Francia en 1914. El gobierno redujo rápidamente la plantilla. De hecho se puede decir que el desarme del Reino Unido casi fue como el de Alemania. Entre 1920 y 1938, la RAF sólo recibió un 17% del presupuesto asignado a las FFAA. En algunos momentos hasta se pensó en disolver la RAF.
Trenchard tuvo una importancia capital en esta época. En 1919 fue nombrado jefe de operaciones por Churchill, ministro de guerra en la época. Sus dotes para la organización eran muy apreciados por el político conservador, y serían muy útiles en estos años.
Trenchard basó su defensa de la RAF en la idea de que una fuerza de bombarderos podía decidir guerras. Incluso planteó la sustitución de unidades terrestres por aviones en algunas partes del imperio. Los cazas no eran considerados como peligrosos, ya que su débil armamento y trepada dificultaba la intercepción de un enemigo. Trenchard estableció dos factores fundamentales para su doctrina estratégica:
a) Causar daños materiales y vitales en centros de producción de material de guerra.
b) Conseguir el máximo efecto en la moral mediante ataques en la parte más sensible: la clase trabajadora.
Estas ideas puede que sean un salto de décadas en el pensamiento de la guerra, pero en la época no se sostenían cuando se comparaban con la fria realidad. Tras el Armisticio, los británicos realizaron un estudio de las zonas atacadas en Alemania. Se afirmó que el daño material había sido ínfimo en comparación con el moral. Esta se asume que se desplomará cuando los bombardeos sean masivos y las factorías comencen a ser destruidas.
---
Trenchard
Estas ideas tampoco tenían en cuenta muchos factores que dificilmente podían ser explorados con los fondos asignados. Los bombarderos deberían volar preferentemente de noche, incluso con mal tiempo, y descargar las bombas con mucha precisión. Esto puede parecer sencillo pero en los años 20 y 30 era todo un desafio. En los ejercicios las tripulaciones utilizaban las luces de la ciudad y vias de tren en misiones diurnas, pero en un país enemigo estas ayudas dificilmente estarían disponibles. En los dos años anteriores a la guerra, 479 bombarderos aterrizaron en diversas bases debido a problemas de orientación. Esto con buen tiempo claro, si era malo no se volaba para evitar perder aviones en accidentes.
Luego hay otros factores que no se suelen tomar en cuenta. Los ejercicios de defensa frente a interceptores dificilmente eran realistas, pensando que una formación cerrada sería impenetrable. Las bombas transportadas no eran muy potentes, y la mayoría de los mandos pensaba que 10 bombas de 200 libras era mejor que una de 2000, ya que así las posibilidades de acertar aumentaban. Otros elementos, como las miras, no permitían mucha precisión si había mucho movimiento. La inteligencia británica durante la entreguerra era muy reducida, por lo que apenas existía información sobre qué bombardear.
Para ilustrar los problemas, merece la pena recordar un ejercicio realizado por la RAF en 1937. En un campo de maniobras se colocaron 30 aviones obsoletos en una círculo de 1.000 yardas, y se procedió al bombardeo desde alta y baja altura durante una semana. Los resultados son lapidarios: 2 fueron completamente destruidos, otros 11 dañados sin remedio, 6 dañados pero reparables, y 11 intactos.
La década de los 30 traería una serie de avances que ponía más en entredicho las teorías de Trenchard. La aparición del radar significaba que los cazas podían ser mantenidos en tierra y guiados hasta su objetivo, negando gran parte de la ventaja del bombardero. La aparición de monomotores como el Il-16 y Bf-109 suponía un salto adelante en prestaciones. Estos aviones superaba a algunos bombarderos por 200 km/h. La aparición de motores más potentes permitía el montaje de armas más pesadas, como ametralladores de 12.7 o cañones de 20mm. Dos meses, la RAF recibía un informe con la siguiente afirmación:
"Los recientes sucesos en China y España indican claramento que con el uso de esos aviones en el teatro, cazas de escolta son absolutamente necesarios para la protección de bombardeos. Hasta donde se esta política es completamente contraria a la opinión sostenida por el Air Staff."
Esto cayó como un jarro de agua. Tras dos décadas y con Alemania en posesión de la fuerza aérea más potente, surgían estos problemas. La Luftwaffe iba a ser otro factor muy importante. Los alemanes comenzaron desde los 30 a rearmarse con aviones más modernos que los británicos. Al no poder permitirse una fuerza aérea y estratégica, se consideró que la aviación táctica podía ser utilizada en misiones estratégicas. Al comienzo de la guerra la Luftwaffe disponía 2130 bombarderos y 1230 cazas. La RAF oponía 608 y 536.

Bf-109E utilizado en España.
Viendo el panorama ¿Qué se debía hacer? un ataque sobre ciudades alemanas tendría dos consecuencias:
- Propaganda negativa por el uso de fuerza militar contra objetivos militares.
- Respuesta alemana varias veces superior.
Con este panorama, al inicio de la guerra la RAF desarrolló un plan para atacar... navios de guerra basados en Wilhemshaven. Una misión para la cual ni se había entrenado ni preparado. Misiones antibuque, tácticas o de escolta habían sido consideradas como innecesarias, ya que el bombardeo estratégico ganaría por la vida rápida.