Ejército de India
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El ejército indio recibe 16 Arjun, recemos por sus tripulantes
http://www.indopia.in/India-usa-uk-news ... nal/1/20/1
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ronecho escribió:Lo de Never in a house, fue mitica, pasara a los anales de la tactica militar, aca poco despues de la guerra se vio un libro sobre los comandos argentinos, donde viene esa historia, de lo que no me acuerdo es a que compañia pertenecian los "artistas", refresquenme la memoria, por favor, es que tengo en la memoria, que eran carabineros (tipo swat) y no militares de carrera. Que para completar algun comando mandaron francotiradores de la policia.
Hola rone,no entiendo a que te referis,si es al episodio de combate en Top Malo House(de ahi la frase)era la Compañia de Comandos 602,unidad creada sobre la marcha de la guerra en virtud de las necesidades surgidas,compuesta por personal que poseia la aptitud de comando pero que estaba destinado fuera de la unica compañia de comandos que existia en ese momento,la 601.Es por eso que había paracaidistas,cazadores de montaña,etc.pero todos comandos,militares no de fuerzas de seguridad. Por otra parte,los carabineros son en chile el equivalente a la gendarmeria argentina.
Saludos.
- Mauricio
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Ejército de India
Notificación del DSCA sobre la posible venta de 145 piezas remolcadas M777 el Ejército Indio:
http://www.dsca.mil/PressReleases/36-b/ ... _09-79.pdf
Notorio que una adquisición de este porte no contemple coproducción. En cualquier caso se trata de una compra urgente para las FAS Indias, que sufren de una carencia crónica de artillería. Además el M777 está hecho a la medida de las FAS Indias y sus peculiares necesidades de transporte a zonas remotas a gran altura.
http://www.dsca.mil/PressReleases/36-b/ ... _09-79.pdf
Notorio que una adquisición de este porte no contemple coproducción. En cualquier caso se trata de una compra urgente para las FAS Indias, que sufren de una carencia crónica de artillería. Además el M777 está hecho a la medida de las FAS Indias y sus peculiares necesidades de transporte a zonas remotas a gran altura.
Imperialista entregado a las Fuerzas Capitalistas del Mal
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Lo que les falta para adquirir en piezas de artilleria se lo han gastado en carros de combate. Este año, tras décadas de pruebas, se va a probar al Arjun junto al T-90S en pruebas comparativas.
http://www.zeenews.com/news596492.html
El Arjun es conocido algunos foros como Arjunk (junk=chatarra).
Arjun tanks to be tested against Russian T-90s before May
Updated on Saturday, January 16, 2010, 21:53 IST
Tags:Arjun tanks, Russian T-90s, Competitive trials
New Delhi: With the first Arjun tank regiment completing its conversion trials, the Army is readying to test the indigenous MBT's mettle against the proven Russian T-90s in the early half of the year.
"Army is preparing for comparative trials against the Russian T-90s in the early half of this year ... before May," a senior Army officer said on Saturday.
The Army had completed its first regiment's fleet of 40 Arjun MBTs last May when 16 of the Combat Vehicle Research and Development Establishment-built tanks were handed over to it by the Heavy Vehicles Factory in Avadi near Chennai.
However, the Army has placed orders for only 124 Arjuns in all as yet and there have been enough indications that further orders may not come through, as the Army was now looking at a futuristic MBT that could be operational beyond 2020.
It was also felt by the Army's Mechanised Forces circles that Arjuns could serve the Army only for about a decade as the technology and design of the tanks were on the verge of obsolescence already.
Having taken nearly 37 years to have a regiment of the indigenous tanks since the project was approved, the tanks have changed designs from a 40-tonne class vehicle with a 105-mm gun at the conception stage to 50-tonne vehicle with a 201-mm gun during production.
"For such a delay and design changes, Arjun tanks have proved to be a worthy combat vehicle for Indian deserts during the conversion trials and a third-party audit," the officer said.
The Arjun project was approved in 1972 and the first prototype of the tanks was readied in 1982 and publicly displayed in 1995.
However, during its development stages, several structural and design flaws were identified by the DRDO and the Army that were later rectified.
Now that the Army had got delivery of the first 40 tanks to complete its first of the three regiments that would operate Arjuns, the indigenous MBT is likely to be put through comparative summer trials against the 45-tonne T-90s between March and May this year.
Meant to come as replacements for the aging T-72 MBTs of Russian origin, the mainstay of Indian combat vehicle fleet since the 1980s, the delay in Arjun's production made India go in for T-90s from Russia.
First, an order for 310 T-90s was placed with Russia and it was followed up with 330-tank order in 2006. Again, in 2007, another order for 1,000 tanks was placed.
While the first 310 were bought directly from Russia, the rest of the orders were for licensed production of the tanks within India.
The licensing issues were only sorted as recently as last year, with Russia agreeing to provide all technical knowhow to India for indigenous production of the tank.
In all, India would have about 35 regiments of T-90s in its armoured fleet by 2020.
PTI
http://www.zeenews.com/news596492.html
El Arjun es conocido algunos foros como Arjunk (junk=chatarra).
- Iris
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El poder militar de la India - artículo recomendado
El Ejército indio se moderniza
Tras haber oficializado el llamado a licitación a los seis principales fabricantes aeronáuticos del mundo para la compra de 126 aviones de combate por un monto de alrededor de 12.000 millones de dólares, India comenzó el pasado 12 de agosto a evaluar las ventajas y desventajas de los distintos modelos. Poco antes, el 26 de julio, había inaugurado su primer submarino nuclear. Nueva Delhi, fortalecida por su sostenida expansión económica, construye poder militar para afirmar su protagonismo en el escenario geopolítico mundial.
India alcanzó el rango de potencia mundial. Finalmente, su expansión económica le brindó lo que la importancia numérica de su población y su estatuto semioficial de nación nuclear desde 1998 no habían alcanzado a garantizarle. Es verdad que el contexto mundial, con el estrepitoso naufragio del modelo unilateral estadounidense, contribuyó fuertemente a mostrarla como lo que es por naturaleza: uno de los cinco o seis polos mundiales de poder y de influencia, junto con Estados Unidos, China, Rusia, Europa, Japón y –quizás– Brasil.
Gigante mundial en pleno ascenso, India pretende instalar este estado de situación en las conciencias. Poner fin a su eterna imagen de simple “actor regional” ligado a una “diplomacia moral” heredada de los años de Nehru (juzgados hoy con extrema severidad), de manera de acceder plenamente a la “fiesta perpetua de las grandes potencias”, según la expresión florida –y ligeramente irónica– del escritor Sunil Khilnani. Quedaron atrás los tiempos en que, en 2001, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld, con el programa interpretativo detenido en la Guerra Fría, y preocupado por los fuertes vínculos nucleares entre Moscú y Nueva Delhi, se permitió declarar: India es “una amenaza para otros pueblos, incluidos Estados Unidos, Europa Occidental y los países de Asia Occidental”. Ningún oficial estadounidense se atrevería ahora a semejante falta de gusto.
Mutación tecnológica y estratégica
Cortejados por todos los grandes –salvo China–, los indios se dan el relativo lujo de elegir a sus aliados. Con el firme objetivo de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, esperan con impaciencia evaluar las intenciones de la administración de Barack Obama, percibida a priori como menos proindia que la precedente, en particular sobre la eterna disputa que opone Nueva Delhi a Pakistán a propósito de Cachemira.
Para Christophe Jaffrelot, el cambio cultural es profundo: “Así pues, de gran proveedora de ética, India tiende a convertirse en paladín del enfoque realista en las relaciones internacionales” . Por su parte Harsh V. Pant, profesor del King’s College de Londres especialista en India, prefiere subrayar el retorno de “la confianza de la propia India en su dimensión internacional” .
Para consolidar este estatus, India busca apuntalar tres pilares. En primer lugar, debe cuidar que la crisis económica mundial no destruya sus planes de desarrollo. En segundo lugar, tiene que capitalizar el formidable éxito diplomático que representa el acuerdo sobre la industria nuclear civil negociado en 2005 con Washington (acuerdos George W. Bush-Manmohan Singh) y ratificado por el Congreso de Estados Unidos en 2008; este acuerdo pone en cuestión las sacrosantas reglas del Tratado de No Proliferación (TNP) y vuelve a proclamar a India (y sus 150 cargas atómicas) como potencia nuclear militar “responsable” .Por último, para el tercer pilar bastan tres palabras: Bharatiya Sashastra Senaem: las Fuerzas Armadas. En un Asia en pleno rearme, el poder militar convencional representa para el país un desafío tan importante como los dos primeros. Es sin duda el terreno que concentra más debates y dudas para los estrategas indios.
Respecto de lo no convencional, Nueva Delhi parece haber alcanzado un punto de equilibrio. Es cierto que en febrero de 2008, India procedió a su primer lanzamiento bajo el agua de misiles balísticos estratégicos (K15), y se convirtió así en una potencia atómica de primer rango, dotada de una capacidad de choque en segundos. Pero, fundamentalmente, la postura de disuasión mínima creíble y la de no utilización del arma nuclear en primer término siguen siendo el dogma inalterable de las fuerzas estratégicas indias.
El terreno convencional, en cambio, está mucho más abierto a las mutaciones. Enfrentada a los ejércitos occidentales y a una China que moderniza sus fuerzas a pasos agigantados –desde las comunicaciones tácticas hasta los sistemas espaciales–, Nueva Delhi busca su propio camino para imponer su credibilidad. Aun dependiente del modelo operacional de la Guerra Fría y de suministros rusos preponderantes durante mucho tiempo (hasta el 80% de las importaciones de armamento), desea acelerar su evolución.
Es verdad que, en menos de quince años, la revolución tecnológica de los sistemas de control y de comunicación, los desafíos de la guerra irregular, la emergencia de la “arsenalización” del espacio, el desarrollo de los programas de seguridad interior (Homeland Security) y el frenesí de la securización de las líneas de comunicación marítimas transformaron profundamente los factores de poder.
A partir de esta comprobación, las elites civiles y militares indias se empeñan en teorizar un “modelo” securitario adaptado: al diversificar los proveedores extranjeros y apostar a una transformación cultural progresiva, esperan revolucionar un instrumento militar que algunos estiman aún inserto en la tradición del Ejército de las Indias. Los medios vendrán a continuación. Para el ejercicio fiscal 2009-2010, el presupuesto militar conoce el alza anual más alta de su historia (+23,7%), para un total de más de 29.000 millones de dólares.
Con más de 1.300.000 hombres y mujeres bajo bandera, India posee la tercera fuerza militar mundial en términos de efectivos, sólo superada por China y Estados Unidos. El ejército de tierra reúne el grueso del orden de batalla. Aunque el país posee unidades de elite (sus fuerzas especiales son famosas), el estado general de los equipos terrestres es relativamente preocupante: el envejecimiento de los materiales, la obsolescencia de los vehículos, la dificultad para mantener los parques en condiciones de operar figuran entre las principales heridas que alimentan el sentimiento de frustración de “los de tierra”, menos favorecidos por los presupuestos de investigación-desarrollo y de adquisición que sus colegas de la aviación y la marina.
La Indian Navy representa una de las fuerzas navales más importantes del mundo. Símbolo de su nuevo estatus reivindicado de fuerza oceánica global, dos portaaviones están en astilleros: uno, comprado a Rusia y “rehabilitado”; el otro, construido por los astilleros indios. El programa de submarino nuclear nacional Advanced Technology Vessel (ATV), que absorbió una buena parte de los créditos de la marina, validó en julio de 2009 una etapa clave con el lanzamiento oficial del submarino de ataque INS Arihant (primero de una serie de cinco unidades, sin embargo no estaría operativo antes de 2012).
La Indian Air Force (IAF), por su parte, es sin duda el componente más prestigioso y más “mimado” de las Fuerzas Armadas indias. Surgida de una creación británica en 1933, había sido prudentemente relegada a misiones tácticas por el colonizador. Tras la independencia, quiso subir de categoría adquiriendo F-104 estadounidenses, pero la alianza Washington-Islamabad se opuso.
La aviación india, que durante mucho tiempo se echó en brazos de la industria de armamento rusa, adoptó la cultura más defensiva de los aviadores soviéticos: los Mig-21 de defensa aérea de la IAF simbolizan esa herencia. Al aspirar de ahora en más a una dimensión “de ataque en profundidad” más estratégica, los aviadores reclaman sistemas comparables a los de las potencias occidentales. Tal es la presión que ejercen que el ejército indio es hoy el único cliente en el mundo a quien los rusos aceptan vender sistemas más modernos que aquellos de que dispone su propio ejército; llegando incluso a desarrollar junto con Nueva Dehli programas de quinta generación.
Pero esto ya no alcanza. Hay demandas a Israel –muy importantes–, a Francia y hasta a Estados Unidos, a pesar de un antiamericanismo tradicional todavía fuerte en India. A título de ejemplo, la aeronáutica abrió a la competencia 26 programas de equipamiento, de los cuales el más emblemático es hoy el Medium Multi Role Combat Aircraft (MMRCA: avión de combate multifunción de cuarta generación). El requerimiento indio involucra a 126 unidades por un valor de casi 12.000 millones de dólares. Para ese “contrato del siglo” se alinearon las empresas europeas Dassault, Saab y EADS, la rusa MIG y las estadounidenses Boeing y Lockheed Martin, a cuyas ofertas siguieron las recientes visitas a India de Hillary Clinton y de Robert Gates, dos pesos pesados de la administración Obama.
La obsesión china
Sin embargo, el trauma de aquello que el General de la Fuerza Aérea de la IAF V. K. Verna denomina “el apartheid tecnológico” de los años de la Guerra Fría hace que los indios apunten a una industria aeronáutica totalmente autónoma. No desean cambiar demasiado rápido los vínculos con unos rusos que conocen a la perfección por una dependencia de occidentales acostumbrados a los cambios de rumbo.
Para el vencedor, sea cual fuere, el programa MMRCA conlleva pues condiciones de transferencia tecnológica rígidas: los 18 primeros aviones serán entregados antes de 2012, pero los 108 restantes serán construidos en India por Hindustan Aeronautical Limited (HAL). Asimismo, el industrial elegido deberá reinvertir en la economía india la mitad del monto del contrato: 6.000 millones de dólares como mínimo.
En los campos aéreo y marítimo por lo menos, esta ambición de equipamiento y de reforma, alejada del jugaad, sistema de reparación casero antes defendido con orgullo por los militares indios, refleja la atracción de Nueva Delhi por una capacidad de intervención lejana. En 1999, en Defending India , Jaswant Singh, que por entonces era Ministro de Asuntos Exteriores, ya se había convertido en el defensor de esta nueva opción. Pero, mal que les pese a sus defensores encarnizados, ese tropismo de proyección de potencia oceánica y aérea, mezclado con fascinación tecnológica, todavía parece un poco artificial para India. No solamente en razón de la cultura india (las Kalapani, las “aguas negras” del Océano, fueron consideradas tabúes y maléficas durante mucho tiempo), sino sobre todo teniendo en cuenta los inmensos desafíos ya inscriptos en el entorno geográfico inmediato del país.
Asia del Sur y del Sudeste, fuertemente nuclearizada, concentra un gran abanico de conflictos regionales de resonancia planetaria, desde Taiwán hasta Cachemira, pasando por las islas Spratlys. Cualesquiera que fueran sus ambiciones de “exportar seguridad” (según el modelo –o el antimodelo– estadounidense), India no puede descuidar sus disputas de vecindad con Pakistán y China, un dúo de aliados que resumen por sí solos las angustias de asedio de Nueva Dehli.
Los estrategas indios insisten en señalar a Pakistán como un personaje secundario de Pekín –lo cual desmiente (herencia de la historia) una obsesión india siempre viva hacia el hermano enemigo–, pero en cambio siguen paso a paso los progresos tecnológicos y estratégicos chinos, que les preocupan mucho más y que con frecuencia tienden a sobreinterpretar. “La realidad geopolítica asiática torna difícil, si no imposible, una ‘relación fraternal’ de los dos países en el futuro. Si India y China continúan afianzándose, en los próximos años la competencia en el plano de la seguridad será inevitable”, considera Pant.
La reciente decisión india de excluir en 2009 al ejército chino de la segunda edición del Indian Ocean Naval Symposium (IONS) (14) confirma esta creciente desconfianza. Para Nueva Delhi, parece inaceptable ver a Pekín inmiscuirse en este foro que reúne a los jefes del Estado Mayor de las marinas de los países costeros del Océano Índico, y que fue creado en febrero de 2008 bajo su égida. Las protestas chinas fueron enérgicas: los diarios oficiales ridiculizaron la noción de “océano de los indios” e hicieron un paralelo con el rechazo de Nueva Delhi –a pesar de las invitaciones de otros miembros menores (15)– de ver a Pekín convertirse en observador de la Asociación de Asia del Sur para la Cooperación Regional (AASCR, conocida bajo su nombre inglés de South Asian Association for Regional Cooperation, SAARC).
La obsesión india respecto al “collar de perlas” –una serie de bases navales chinas en proceso de instalación desde el mar de China meridional hasta las costas de África, pasando por el Océano Índico – es central en la insistencia de mantener a Pekín alejado de un coto marino claramente reivindicado por Nueva Delhi. Sin embargo, la intensidad de los flujos marítimos globalizados en esta área, así como los sentimientos más que divididos de los otros países costeros hacia India (comenzando por Pakistán, Sri Lanka, Myanmar y, hasta hace poco, las Maldivas), se conjugan para facilitar la presencia creciente de la marina del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino en lo que ya no es –si alguna vez lo fue– “el océano de los indios”. Mientras tanto, la carrera entre las dos fuerzas navales para proyectar sus efectivos contra la piratería somalí ilustró con todo brillo esta rivalidad oceánica creciente.
A esta cuestión marítima se agrega la permanencia de puntos de fricción terrestres. Más que nunca, el dispositivo general de los ejércitos indios está organizado en función de los diferendos fronterizos. Cachemira, la Alsacia Lorena india, sigue siendo la principal molestia en el noroeste, con la que se empalma, en la misma zona, el conflicto “congelado” que opone China a India por la posesión del Aksai Chin (una de cuyas partes fue donada a los chinos en 1963 por Islamabad). El más importante de los mandos terrestres indios, el Northern Command, controla esta línea de frente.
En el noreste, el conflicto con China referido al Arunachal Pradesh no está resuelto. Más aun: los ocho estados de esta región, unidos a la península india únicamente por los 21 kilómetros de fronteras del corredor de Siliguri, concentran la preocupación constante de los Estados Mayores de Nueva Delhi. Una parte de la zona fue cerrada a los extranjeros durante cuarenta años. Al estar las culturas mayoritarias alejadas de las de la península, abundan allí las rebeliones separatistas. El Frente Unido de Liberación del ASSAM (ULFA) se sigue oponiendo a la autoridad india, que abriga la sospecha de que Pekín le da una mano.
Más al sur, Bangladesh, “enclave” musulmán con centro en el delta del Brahmaputra y confrontado a una situación demográfica y económica difícil, genera un flujo de inmigración importante hacia India. Esta última utiliza a sus fuerzas armadas (50.000 hombres alistados en la región) para frenar el desborde y, a pesar de las protestas internacionales, emprendió la construcción de un muro de separación (4.000 kilómetros de alambres de púa) para disuadir cualquier transferencia masiva de población.
Hoy, la vigilancia se encuentra reforzada por medio de drones de observación. Esta situación recuerda que a pesar de la decisiva ayuda que en 1971 India aportó a Bangladesh, en el momento de su separación del Pakistán “occidental”, nunca hubo un gran amor entre ambos Estados. Chittagong, principal puerto bangladesí, en el que Pekín no escatimó esfuerzos para rehabilitar el sector militar, dispone ahora de una parada para la marina china.
Para agilizar al paquidermo
Estos focos terrestres constituyen pues, en la misma medida que los grandes espacios oceánicos, el marco general en el que se despliega la reflexión de la defensa india. Y la opinión pública se apasiona por estos asuntos. Así, desde hace diez años hay una explosión de revistas de doctrina y de think-tanks de defensa, desde el Centre for Air Power Studies de la IAF hasta el Strategic Foresight Group o el South Asia Analysis Group del ex jefe del contraterrorismo indio Bahukutumbi Raman, considerado partidario de una línea de seguridad dura, tanto exterior como interior. El debate es animado, a menudo polémico. Incluye, como en todos los países, las habituales peleas intestinas entre los partidarios de las opciones terrestre, marítima, aérea y espacial.
Para sostener sus puntos de vista, los expertos analizan los “feedback operacionales” indios. Éstos ofrecen a la consideración estratégica modelos de guerra convencionales (campaña de Cachemira de 1947-1948, guerras indo-chinas de 1962 e indo-paquistaníes de 1965 y 1971), guerras “limitadas” (operaciones de la ONU en el Congo en 1961-1962), operaciones de mantenimiento de la paz (Indian Peace Keeping Force (IPKF) en Sri Lanka en 1987, operación “Cactus” en las Maldivas en 1988) y operaciones “mixtas” (guerra de Kargil, llamada “de los glaciares”, en 1999 en Cachemira). Aunque tanto cultural como tecnológicamente, la herencia histórica y las presiones fronterizas favorecen todavía el modelo de las divisiones fuertes, el ejército indio apuesta a la adaptación, a la vez tecnológica y táctica.
Así, el ejército del aire, confrontado a la insurrección naxalita de India Central o a los movimientos separatistas del noreste (19), estudia atentamente las lecciones de la campaña aérea de 2008 en Sri Lanka, buscando allí las recetas para aplicar en materia de contrainsurrección (coordinación aire-suelo, empleo de drones). Por su parte, los ejercicios Hind Shakti del ejército de tierra en mayo de 2009 en Punjab simularon una incursión a Pakistán, y experimentaron una forma más liviana de blitzkrieg inspirada en las tácticas más audaces de la escuela blindada rusa.
Resultaría revelador que estos mismos ejercicios hayan contado con el apoyo de nuevos instrumentos espaciales: en abril de 2009, India puso en órbita un satélite con capacidad de observación permanente, RISAT-2, de origen israelí, destinado a vigilar la frontera paquistaní. Como Pekín (los generales indios envidian el “canal reservado” exclusivamente militar del sistema satelital de geoposicionamiento chino Beidu), Nueva Delhi pretende capitalizar sus propios adelantos espaciales para sacar ventaja del efecto de palanca estratégica de la militarización creciente del espacio. Objetivo: no quedar relegado respecto de Pekín.
Según los militares, llevar a cabo esta estrategia implica invertir en un dispositivo ofensivo de defensa espacial, pues “en un escenario posible de conflicto limitado, China no dudaría en obstruir o deteriorar esos satélites de observación de manera selectiva para debilitar las capacidades indias, negándonos así un conocimiento indispensable del campo de batalla”, advierte el teniente coronel Kaza Lalitendra de la IAF.
Por sobre estos debates internos respecto a las formas de combate de alta y baja intensidad, de la guerra de montaña hasta la dominación espacial, pasando por la medida ideal de las fuerzas especiales indias, se mezclan dos debates transversales provenientes de los desafíos geopolíticos de la India nueva.
El primer debate tiene la forma de un dilema ya mencionado entre un modelo defensivo concentrado en las prioridades fronterizas, y otro modelo más ambicioso de “proyección de poder” mundial cuyos defensores, aguijoneados como se vio por los adelantos chinos –marítimos en particular, con el “collar de perlas”–, imponen cada vez más sus argumentos en los Estados Mayores.
Esta dicotomía teórica es particularmente notable en la marina: algunos, influenciados por la escuela soviética, consideran a la flota como un simple ayudante que concurre al equilibrio nuclear regional, mientras que otros, que pasaron por las academias estadounidenses, desean bloquear la expansión china con una estrategia oceánica antinaval más agresiva.
En cuanto al segundo debate, apunta a persuadir al poder político de la fragilidad de la India multicultural frente al terrorismo. Tomando como punto de apoyo los ataques islamistas de Bombay (174 muertos, el 26 de noviembre de 2008), exige una mejor convergencia entre defensa y seguridad (modelo de Homeland Security militarizado). Para el ministro de Finanzas Pranab Mukherjee, que el 7 de julio de 2009 presentó el nuevo presupuesto de la Unión, “los ataques terroristas de Bombay otorgaron una dimensión completamente nueva al terrorismo fronterizo. Un umbral ha sido franqueado.
Nuestro entorno securitario se ha deteriorado considerablemente”. Esta tendencia es hoy dominante: en los tres próximos años, el país se aprestará a adquirir, por más de 10.000 millones de dólares, equipamiento de securización de fronteras (drones de vigilancia, embarcaciones livianas de intercepción, pasaportes biométricos, helicópteros de transporte, armamento de combate urbano). En cuanto a las fuerzas especiales indias, su número debería crecer considerablemente, al operarse un reequilibrio entre tropas de elite del Ministerio del Interior y unidades militares, en beneficio de estas últimas. Objetivos: la lucha antiterrorista y las intervenciones urbanas.
El ejército indio –objeto de estos debates estratégicos y culturales–, a pesar de un tropismo tecnológico cada vez más decisivo, no deja de ser un paquidermo lento en transformarse. ¿Puede la coyuntura financiera pesar sobre la ambición de defensa de Nueva Delhi? El discurso oficial lo excluye. Para Pradeep Kumar, responsable de la producción militar antes de ser nombrado ministro de Defensa en julio de 2009, “la modernización de las fuerzas armadas indias continuará (…) La crisis financiera no tendrá ningún efecto sobre su desarrollo”. “Moral” y no alineado, víctima colateral del realismo multipolar, el paradigma Nehru vive sus últimos instantes en el espíritu de los responsables indios.
Las Fuerzas Armadas en cifras
Con 29.000 millones de dólares en 2009-2010, el presupuesto indio es considerable pero sigue siendo inferior al de China (estimado en 70.000 millones de dólares). Las Fuerzas Armadas cuentan con alrededor de 1,3 millones de personas. Su composición es la siguiente:
El ejército de tierra. Totaliza 1.100.000 efectivos. Sus fuerzas comprenden cerca de 4.000 tanques de diferente antigüedad, 2.800 vehículos blindados, 12.000 piezas de artillería de todos los calibres, 150 helicópteros de transporte, 3.500 misiles suelo-aire, 2.300 cañones antiaéreos. Están repartidas en tres divisiones blindadas, ocho brigadas autónomas, treinta y dos divisiones de infantería y dos de artillería: el modelo de los “grandes batallones” aún subsiste.
La marina. La Indian Navy reúne 55.000 personas, un tamaño ligeramente superior, en términos de efectivos, a la marina francesa. Sus fuerzas están repartidas entre la Flota Oriental de Visakhapatnam, en la Bahía de Bengala, y la Flota Occidental de Bombay. El tamaño y la modernidad de sus barcos –el portaaviones INS Viraat, 63 buques de navegación marítima, 16 submarinos, 14 cazadores de mina (entre otros)– hacen de ella una de las marinas más importantes del mundo.
La aviación. La Indian Air Force cuenta con 170.000 hombres, 852 aviones de combate y 280 aeronaves de transporte. Están en curso varios programas de renovación de materiales (aeronaval, helicópteros de transporte, defensa aérea, aparatos de superioridad aérea). A diferencia de otros (chinos y estadounidenses principalmente), India no elaboró todavía un estudio profundo sobre “la arsenalización” del espacio, si bien muchos aviadores esgrimen este tema basándose en los sensibles progresos de Nueva Delhi en este terreno crucial.
LE MONDE DIPLOMATIQUE
ForoMilDigital.
.- Saludos.
El Ejército indio se moderniza
Tras haber oficializado el llamado a licitación a los seis principales fabricantes aeronáuticos del mundo para la compra de 126 aviones de combate por un monto de alrededor de 12.000 millones de dólares, India comenzó el pasado 12 de agosto a evaluar las ventajas y desventajas de los distintos modelos. Poco antes, el 26 de julio, había inaugurado su primer submarino nuclear. Nueva Delhi, fortalecida por su sostenida expansión económica, construye poder militar para afirmar su protagonismo en el escenario geopolítico mundial.
India alcanzó el rango de potencia mundial. Finalmente, su expansión económica le brindó lo que la importancia numérica de su población y su estatuto semioficial de nación nuclear desde 1998 no habían alcanzado a garantizarle. Es verdad que el contexto mundial, con el estrepitoso naufragio del modelo unilateral estadounidense, contribuyó fuertemente a mostrarla como lo que es por naturaleza: uno de los cinco o seis polos mundiales de poder y de influencia, junto con Estados Unidos, China, Rusia, Europa, Japón y –quizás– Brasil.
Gigante mundial en pleno ascenso, India pretende instalar este estado de situación en las conciencias. Poner fin a su eterna imagen de simple “actor regional” ligado a una “diplomacia moral” heredada de los años de Nehru (juzgados hoy con extrema severidad), de manera de acceder plenamente a la “fiesta perpetua de las grandes potencias”, según la expresión florida –y ligeramente irónica– del escritor Sunil Khilnani. Quedaron atrás los tiempos en que, en 2001, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld, con el programa interpretativo detenido en la Guerra Fría, y preocupado por los fuertes vínculos nucleares entre Moscú y Nueva Delhi, se permitió declarar: India es “una amenaza para otros pueblos, incluidos Estados Unidos, Europa Occidental y los países de Asia Occidental”. Ningún oficial estadounidense se atrevería ahora a semejante falta de gusto.
Mutación tecnológica y estratégica
Cortejados por todos los grandes –salvo China–, los indios se dan el relativo lujo de elegir a sus aliados. Con el firme objetivo de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, esperan con impaciencia evaluar las intenciones de la administración de Barack Obama, percibida a priori como menos proindia que la precedente, en particular sobre la eterna disputa que opone Nueva Delhi a Pakistán a propósito de Cachemira.
Para Christophe Jaffrelot, el cambio cultural es profundo: “Así pues, de gran proveedora de ética, India tiende a convertirse en paladín del enfoque realista en las relaciones internacionales” . Por su parte Harsh V. Pant, profesor del King’s College de Londres especialista en India, prefiere subrayar el retorno de “la confianza de la propia India en su dimensión internacional” .
Para consolidar este estatus, India busca apuntalar tres pilares. En primer lugar, debe cuidar que la crisis económica mundial no destruya sus planes de desarrollo. En segundo lugar, tiene que capitalizar el formidable éxito diplomático que representa el acuerdo sobre la industria nuclear civil negociado en 2005 con Washington (acuerdos George W. Bush-Manmohan Singh) y ratificado por el Congreso de Estados Unidos en 2008; este acuerdo pone en cuestión las sacrosantas reglas del Tratado de No Proliferación (TNP) y vuelve a proclamar a India (y sus 150 cargas atómicas) como potencia nuclear militar “responsable” .Por último, para el tercer pilar bastan tres palabras: Bharatiya Sashastra Senaem: las Fuerzas Armadas. En un Asia en pleno rearme, el poder militar convencional representa para el país un desafío tan importante como los dos primeros. Es sin duda el terreno que concentra más debates y dudas para los estrategas indios.
Respecto de lo no convencional, Nueva Delhi parece haber alcanzado un punto de equilibrio. Es cierto que en febrero de 2008, India procedió a su primer lanzamiento bajo el agua de misiles balísticos estratégicos (K15), y se convirtió así en una potencia atómica de primer rango, dotada de una capacidad de choque en segundos. Pero, fundamentalmente, la postura de disuasión mínima creíble y la de no utilización del arma nuclear en primer término siguen siendo el dogma inalterable de las fuerzas estratégicas indias.
El terreno convencional, en cambio, está mucho más abierto a las mutaciones. Enfrentada a los ejércitos occidentales y a una China que moderniza sus fuerzas a pasos agigantados –desde las comunicaciones tácticas hasta los sistemas espaciales–, Nueva Delhi busca su propio camino para imponer su credibilidad. Aun dependiente del modelo operacional de la Guerra Fría y de suministros rusos preponderantes durante mucho tiempo (hasta el 80% de las importaciones de armamento), desea acelerar su evolución.
Es verdad que, en menos de quince años, la revolución tecnológica de los sistemas de control y de comunicación, los desafíos de la guerra irregular, la emergencia de la “arsenalización” del espacio, el desarrollo de los programas de seguridad interior (Homeland Security) y el frenesí de la securización de las líneas de comunicación marítimas transformaron profundamente los factores de poder.
A partir de esta comprobación, las elites civiles y militares indias se empeñan en teorizar un “modelo” securitario adaptado: al diversificar los proveedores extranjeros y apostar a una transformación cultural progresiva, esperan revolucionar un instrumento militar que algunos estiman aún inserto en la tradición del Ejército de las Indias. Los medios vendrán a continuación. Para el ejercicio fiscal 2009-2010, el presupuesto militar conoce el alza anual más alta de su historia (+23,7%), para un total de más de 29.000 millones de dólares.
Con más de 1.300.000 hombres y mujeres bajo bandera, India posee la tercera fuerza militar mundial en términos de efectivos, sólo superada por China y Estados Unidos. El ejército de tierra reúne el grueso del orden de batalla. Aunque el país posee unidades de elite (sus fuerzas especiales son famosas), el estado general de los equipos terrestres es relativamente preocupante: el envejecimiento de los materiales, la obsolescencia de los vehículos, la dificultad para mantener los parques en condiciones de operar figuran entre las principales heridas que alimentan el sentimiento de frustración de “los de tierra”, menos favorecidos por los presupuestos de investigación-desarrollo y de adquisición que sus colegas de la aviación y la marina.
La Indian Navy representa una de las fuerzas navales más importantes del mundo. Símbolo de su nuevo estatus reivindicado de fuerza oceánica global, dos portaaviones están en astilleros: uno, comprado a Rusia y “rehabilitado”; el otro, construido por los astilleros indios. El programa de submarino nuclear nacional Advanced Technology Vessel (ATV), que absorbió una buena parte de los créditos de la marina, validó en julio de 2009 una etapa clave con el lanzamiento oficial del submarino de ataque INS Arihant (primero de una serie de cinco unidades, sin embargo no estaría operativo antes de 2012).
La Indian Air Force (IAF), por su parte, es sin duda el componente más prestigioso y más “mimado” de las Fuerzas Armadas indias. Surgida de una creación británica en 1933, había sido prudentemente relegada a misiones tácticas por el colonizador. Tras la independencia, quiso subir de categoría adquiriendo F-104 estadounidenses, pero la alianza Washington-Islamabad se opuso.
La aviación india, que durante mucho tiempo se echó en brazos de la industria de armamento rusa, adoptó la cultura más defensiva de los aviadores soviéticos: los Mig-21 de defensa aérea de la IAF simbolizan esa herencia. Al aspirar de ahora en más a una dimensión “de ataque en profundidad” más estratégica, los aviadores reclaman sistemas comparables a los de las potencias occidentales. Tal es la presión que ejercen que el ejército indio es hoy el único cliente en el mundo a quien los rusos aceptan vender sistemas más modernos que aquellos de que dispone su propio ejército; llegando incluso a desarrollar junto con Nueva Dehli programas de quinta generación.
Pero esto ya no alcanza. Hay demandas a Israel –muy importantes–, a Francia y hasta a Estados Unidos, a pesar de un antiamericanismo tradicional todavía fuerte en India. A título de ejemplo, la aeronáutica abrió a la competencia 26 programas de equipamiento, de los cuales el más emblemático es hoy el Medium Multi Role Combat Aircraft (MMRCA: avión de combate multifunción de cuarta generación). El requerimiento indio involucra a 126 unidades por un valor de casi 12.000 millones de dólares. Para ese “contrato del siglo” se alinearon las empresas europeas Dassault, Saab y EADS, la rusa MIG y las estadounidenses Boeing y Lockheed Martin, a cuyas ofertas siguieron las recientes visitas a India de Hillary Clinton y de Robert Gates, dos pesos pesados de la administración Obama.
La obsesión china
Sin embargo, el trauma de aquello que el General de la Fuerza Aérea de la IAF V. K. Verna denomina “el apartheid tecnológico” de los años de la Guerra Fría hace que los indios apunten a una industria aeronáutica totalmente autónoma. No desean cambiar demasiado rápido los vínculos con unos rusos que conocen a la perfección por una dependencia de occidentales acostumbrados a los cambios de rumbo.
Para el vencedor, sea cual fuere, el programa MMRCA conlleva pues condiciones de transferencia tecnológica rígidas: los 18 primeros aviones serán entregados antes de 2012, pero los 108 restantes serán construidos en India por Hindustan Aeronautical Limited (HAL). Asimismo, el industrial elegido deberá reinvertir en la economía india la mitad del monto del contrato: 6.000 millones de dólares como mínimo.
En los campos aéreo y marítimo por lo menos, esta ambición de equipamiento y de reforma, alejada del jugaad, sistema de reparación casero antes defendido con orgullo por los militares indios, refleja la atracción de Nueva Delhi por una capacidad de intervención lejana. En 1999, en Defending India , Jaswant Singh, que por entonces era Ministro de Asuntos Exteriores, ya se había convertido en el defensor de esta nueva opción. Pero, mal que les pese a sus defensores encarnizados, ese tropismo de proyección de potencia oceánica y aérea, mezclado con fascinación tecnológica, todavía parece un poco artificial para India. No solamente en razón de la cultura india (las Kalapani, las “aguas negras” del Océano, fueron consideradas tabúes y maléficas durante mucho tiempo), sino sobre todo teniendo en cuenta los inmensos desafíos ya inscriptos en el entorno geográfico inmediato del país.
Asia del Sur y del Sudeste, fuertemente nuclearizada, concentra un gran abanico de conflictos regionales de resonancia planetaria, desde Taiwán hasta Cachemira, pasando por las islas Spratlys. Cualesquiera que fueran sus ambiciones de “exportar seguridad” (según el modelo –o el antimodelo– estadounidense), India no puede descuidar sus disputas de vecindad con Pakistán y China, un dúo de aliados que resumen por sí solos las angustias de asedio de Nueva Dehli.
Los estrategas indios insisten en señalar a Pakistán como un personaje secundario de Pekín –lo cual desmiente (herencia de la historia) una obsesión india siempre viva hacia el hermano enemigo–, pero en cambio siguen paso a paso los progresos tecnológicos y estratégicos chinos, que les preocupan mucho más y que con frecuencia tienden a sobreinterpretar. “La realidad geopolítica asiática torna difícil, si no imposible, una ‘relación fraternal’ de los dos países en el futuro. Si India y China continúan afianzándose, en los próximos años la competencia en el plano de la seguridad será inevitable”, considera Pant.
La reciente decisión india de excluir en 2009 al ejército chino de la segunda edición del Indian Ocean Naval Symposium (IONS) (14) confirma esta creciente desconfianza. Para Nueva Delhi, parece inaceptable ver a Pekín inmiscuirse en este foro que reúne a los jefes del Estado Mayor de las marinas de los países costeros del Océano Índico, y que fue creado en febrero de 2008 bajo su égida. Las protestas chinas fueron enérgicas: los diarios oficiales ridiculizaron la noción de “océano de los indios” e hicieron un paralelo con el rechazo de Nueva Delhi –a pesar de las invitaciones de otros miembros menores (15)– de ver a Pekín convertirse en observador de la Asociación de Asia del Sur para la Cooperación Regional (AASCR, conocida bajo su nombre inglés de South Asian Association for Regional Cooperation, SAARC).
La obsesión india respecto al “collar de perlas” –una serie de bases navales chinas en proceso de instalación desde el mar de China meridional hasta las costas de África, pasando por el Océano Índico – es central en la insistencia de mantener a Pekín alejado de un coto marino claramente reivindicado por Nueva Delhi. Sin embargo, la intensidad de los flujos marítimos globalizados en esta área, así como los sentimientos más que divididos de los otros países costeros hacia India (comenzando por Pakistán, Sri Lanka, Myanmar y, hasta hace poco, las Maldivas), se conjugan para facilitar la presencia creciente de la marina del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino en lo que ya no es –si alguna vez lo fue– “el océano de los indios”. Mientras tanto, la carrera entre las dos fuerzas navales para proyectar sus efectivos contra la piratería somalí ilustró con todo brillo esta rivalidad oceánica creciente.
A esta cuestión marítima se agrega la permanencia de puntos de fricción terrestres. Más que nunca, el dispositivo general de los ejércitos indios está organizado en función de los diferendos fronterizos. Cachemira, la Alsacia Lorena india, sigue siendo la principal molestia en el noroeste, con la que se empalma, en la misma zona, el conflicto “congelado” que opone China a India por la posesión del Aksai Chin (una de cuyas partes fue donada a los chinos en 1963 por Islamabad). El más importante de los mandos terrestres indios, el Northern Command, controla esta línea de frente.
En el noreste, el conflicto con China referido al Arunachal Pradesh no está resuelto. Más aun: los ocho estados de esta región, unidos a la península india únicamente por los 21 kilómetros de fronteras del corredor de Siliguri, concentran la preocupación constante de los Estados Mayores de Nueva Delhi. Una parte de la zona fue cerrada a los extranjeros durante cuarenta años. Al estar las culturas mayoritarias alejadas de las de la península, abundan allí las rebeliones separatistas. El Frente Unido de Liberación del ASSAM (ULFA) se sigue oponiendo a la autoridad india, que abriga la sospecha de que Pekín le da una mano.
Más al sur, Bangladesh, “enclave” musulmán con centro en el delta del Brahmaputra y confrontado a una situación demográfica y económica difícil, genera un flujo de inmigración importante hacia India. Esta última utiliza a sus fuerzas armadas (50.000 hombres alistados en la región) para frenar el desborde y, a pesar de las protestas internacionales, emprendió la construcción de un muro de separación (4.000 kilómetros de alambres de púa) para disuadir cualquier transferencia masiva de población.
Hoy, la vigilancia se encuentra reforzada por medio de drones de observación. Esta situación recuerda que a pesar de la decisiva ayuda que en 1971 India aportó a Bangladesh, en el momento de su separación del Pakistán “occidental”, nunca hubo un gran amor entre ambos Estados. Chittagong, principal puerto bangladesí, en el que Pekín no escatimó esfuerzos para rehabilitar el sector militar, dispone ahora de una parada para la marina china.
Para agilizar al paquidermo
Estos focos terrestres constituyen pues, en la misma medida que los grandes espacios oceánicos, el marco general en el que se despliega la reflexión de la defensa india. Y la opinión pública se apasiona por estos asuntos. Así, desde hace diez años hay una explosión de revistas de doctrina y de think-tanks de defensa, desde el Centre for Air Power Studies de la IAF hasta el Strategic Foresight Group o el South Asia Analysis Group del ex jefe del contraterrorismo indio Bahukutumbi Raman, considerado partidario de una línea de seguridad dura, tanto exterior como interior. El debate es animado, a menudo polémico. Incluye, como en todos los países, las habituales peleas intestinas entre los partidarios de las opciones terrestre, marítima, aérea y espacial.
Para sostener sus puntos de vista, los expertos analizan los “feedback operacionales” indios. Éstos ofrecen a la consideración estratégica modelos de guerra convencionales (campaña de Cachemira de 1947-1948, guerras indo-chinas de 1962 e indo-paquistaníes de 1965 y 1971), guerras “limitadas” (operaciones de la ONU en el Congo en 1961-1962), operaciones de mantenimiento de la paz (Indian Peace Keeping Force (IPKF) en Sri Lanka en 1987, operación “Cactus” en las Maldivas en 1988) y operaciones “mixtas” (guerra de Kargil, llamada “de los glaciares”, en 1999 en Cachemira). Aunque tanto cultural como tecnológicamente, la herencia histórica y las presiones fronterizas favorecen todavía el modelo de las divisiones fuertes, el ejército indio apuesta a la adaptación, a la vez tecnológica y táctica.
Así, el ejército del aire, confrontado a la insurrección naxalita de India Central o a los movimientos separatistas del noreste (19), estudia atentamente las lecciones de la campaña aérea de 2008 en Sri Lanka, buscando allí las recetas para aplicar en materia de contrainsurrección (coordinación aire-suelo, empleo de drones). Por su parte, los ejercicios Hind Shakti del ejército de tierra en mayo de 2009 en Punjab simularon una incursión a Pakistán, y experimentaron una forma más liviana de blitzkrieg inspirada en las tácticas más audaces de la escuela blindada rusa.
Resultaría revelador que estos mismos ejercicios hayan contado con el apoyo de nuevos instrumentos espaciales: en abril de 2009, India puso en órbita un satélite con capacidad de observación permanente, RISAT-2, de origen israelí, destinado a vigilar la frontera paquistaní. Como Pekín (los generales indios envidian el “canal reservado” exclusivamente militar del sistema satelital de geoposicionamiento chino Beidu), Nueva Delhi pretende capitalizar sus propios adelantos espaciales para sacar ventaja del efecto de palanca estratégica de la militarización creciente del espacio. Objetivo: no quedar relegado respecto de Pekín.
Según los militares, llevar a cabo esta estrategia implica invertir en un dispositivo ofensivo de defensa espacial, pues “en un escenario posible de conflicto limitado, China no dudaría en obstruir o deteriorar esos satélites de observación de manera selectiva para debilitar las capacidades indias, negándonos así un conocimiento indispensable del campo de batalla”, advierte el teniente coronel Kaza Lalitendra de la IAF.
Por sobre estos debates internos respecto a las formas de combate de alta y baja intensidad, de la guerra de montaña hasta la dominación espacial, pasando por la medida ideal de las fuerzas especiales indias, se mezclan dos debates transversales provenientes de los desafíos geopolíticos de la India nueva.
El primer debate tiene la forma de un dilema ya mencionado entre un modelo defensivo concentrado en las prioridades fronterizas, y otro modelo más ambicioso de “proyección de poder” mundial cuyos defensores, aguijoneados como se vio por los adelantos chinos –marítimos en particular, con el “collar de perlas”–, imponen cada vez más sus argumentos en los Estados Mayores.
Esta dicotomía teórica es particularmente notable en la marina: algunos, influenciados por la escuela soviética, consideran a la flota como un simple ayudante que concurre al equilibrio nuclear regional, mientras que otros, que pasaron por las academias estadounidenses, desean bloquear la expansión china con una estrategia oceánica antinaval más agresiva.
En cuanto al segundo debate, apunta a persuadir al poder político de la fragilidad de la India multicultural frente al terrorismo. Tomando como punto de apoyo los ataques islamistas de Bombay (174 muertos, el 26 de noviembre de 2008), exige una mejor convergencia entre defensa y seguridad (modelo de Homeland Security militarizado). Para el ministro de Finanzas Pranab Mukherjee, que el 7 de julio de 2009 presentó el nuevo presupuesto de la Unión, “los ataques terroristas de Bombay otorgaron una dimensión completamente nueva al terrorismo fronterizo. Un umbral ha sido franqueado.
Nuestro entorno securitario se ha deteriorado considerablemente”. Esta tendencia es hoy dominante: en los tres próximos años, el país se aprestará a adquirir, por más de 10.000 millones de dólares, equipamiento de securización de fronteras (drones de vigilancia, embarcaciones livianas de intercepción, pasaportes biométricos, helicópteros de transporte, armamento de combate urbano). En cuanto a las fuerzas especiales indias, su número debería crecer considerablemente, al operarse un reequilibrio entre tropas de elite del Ministerio del Interior y unidades militares, en beneficio de estas últimas. Objetivos: la lucha antiterrorista y las intervenciones urbanas.
El ejército indio –objeto de estos debates estratégicos y culturales–, a pesar de un tropismo tecnológico cada vez más decisivo, no deja de ser un paquidermo lento en transformarse. ¿Puede la coyuntura financiera pesar sobre la ambición de defensa de Nueva Delhi? El discurso oficial lo excluye. Para Pradeep Kumar, responsable de la producción militar antes de ser nombrado ministro de Defensa en julio de 2009, “la modernización de las fuerzas armadas indias continuará (…) La crisis financiera no tendrá ningún efecto sobre su desarrollo”. “Moral” y no alineado, víctima colateral del realismo multipolar, el paradigma Nehru vive sus últimos instantes en el espíritu de los responsables indios.
Las Fuerzas Armadas en cifras
Con 29.000 millones de dólares en 2009-2010, el presupuesto indio es considerable pero sigue siendo inferior al de China (estimado en 70.000 millones de dólares). Las Fuerzas Armadas cuentan con alrededor de 1,3 millones de personas. Su composición es la siguiente:
El ejército de tierra. Totaliza 1.100.000 efectivos. Sus fuerzas comprenden cerca de 4.000 tanques de diferente antigüedad, 2.800 vehículos blindados, 12.000 piezas de artillería de todos los calibres, 150 helicópteros de transporte, 3.500 misiles suelo-aire, 2.300 cañones antiaéreos. Están repartidas en tres divisiones blindadas, ocho brigadas autónomas, treinta y dos divisiones de infantería y dos de artillería: el modelo de los “grandes batallones” aún subsiste.
La marina. La Indian Navy reúne 55.000 personas, un tamaño ligeramente superior, en términos de efectivos, a la marina francesa. Sus fuerzas están repartidas entre la Flota Oriental de Visakhapatnam, en la Bahía de Bengala, y la Flota Occidental de Bombay. El tamaño y la modernidad de sus barcos –el portaaviones INS Viraat, 63 buques de navegación marítima, 16 submarinos, 14 cazadores de mina (entre otros)– hacen de ella una de las marinas más importantes del mundo.
La aviación. La Indian Air Force cuenta con 170.000 hombres, 852 aviones de combate y 280 aeronaves de transporte. Están en curso varios programas de renovación de materiales (aeronaval, helicópteros de transporte, defensa aérea, aparatos de superioridad aérea). A diferencia de otros (chinos y estadounidenses principalmente), India no elaboró todavía un estudio profundo sobre “la arsenalización” del espacio, si bien muchos aviadores esgrimen este tema basándose en los sensibles progresos de Nueva Delhi en este terreno crucial.
LE MONDE DIPLOMATIQUE
ForoMilDigital.
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Un periódico informa que en las pruebas conjuntas realizadas, el Arjun se ha mostrado superior al T-90S:
Arjun tank outruns, outguns Russian T-90
India’s home-built Arjun tank has emerged a conclusive winner from its showdown with the Russian T-90. A week of comparative trials, conducted by the army at the Mahajan Ranges, near Bikaner in Rajasthan, has ended; the results are still officially secret. But, Business Standard has learned from multiple sources who were involved in the trials that the Arjun tank has outperformed the T-90 on every crucial parameter.
The trial pitted one squadron (14 tanks) of Arjuns against an equal number of T-90s. Each squadron was given three tactical tasks; each involved driving across 50 kilometres of desert terrain and then shooting at a set of targets. Each tank had to fire at least 10 rounds, stationary and on the move, with each hit being carefully logged. In total, each tank drove 150 kilometres and fired between 30-50 rounds. The trials also checked the tanks’ ability to drive through a water channel 5-6 feet deep.
The Arjun tanks, the observers all agreed, performed superbly. Whether driving cross-country over rugged sand-dunes; detecting, observing and quickly engaging targets; or accurately hitting targets, both stationery and moving, with pinpoint gunnery; the Arjun demonstrated a clear superiority over the vaunted T-90.
“The Arjun could have performed even better, had it been operated by experienced crewmen”, says an officer who has worked on the Arjun. “As the army’s tank regiments gather experience on the Arjun, they will learn to exploit its capabilities.” With the trial report still being compiled — it is expected to reach Army Headquarters after a fortnight — neither the army, nor the Defence R&D Organisation (DRDO), which developed the Arjun tank in Chennai at the Central Vehicles R&D Establishment (CVRDE), are willing to comment officially about the trials.
The importance of this comparative trial can be gauged from a list of those who attended. Witnessing the Arjun in action were most of the army’s senior tank generals, including the Director General of Mechanised Forces, Lt Gen D Bhardwaj; strike corps commander, Lt Gen Anil Chait; Army Commander South, Lt Gen Pradeep Khanna; and Deputy Chief of the Army Staff, Lt Gen JP Singh. The Director General of Military Operations, Lt Gen AS Sekhon also attended the trials.
Over the last four months, the army had systematically signalled that it did not want to buy more Arjuns. The message from senior officers was — 124 Arjun tanks have been bought already; no more would be ordered for the army’s fleet of 4000 tanks. The comparative trial, or so went the message, was merely to evaluate what operational role could be given to the army’s handful of Arjuns.
“The senior officers who attended the trials were taken aback by the Arjun’s strong performance,” an officer who was present through the trials frankly stated. “But they were also pleased that the Arjun had finally come of age.”
The army’s Directorate General of Mechanised Forces (DGMF), which has bitterly opposed buying more Arjuns, will now find it difficult to sustain that opposition. In keeping out the Arjun, the DGMF has opted to retain the already obsolescent T-72 tank in service for another two decades, spending thousands of crores in upgrading its vintage systems.
Now, confronted with the Arjun’s demonstrated capability, the army will face growing pressure to order more Arjuns.
The current order of 124 Arjuns is equipping the army’s 140 Armoured Brigade in Jaisalmer. With that order almost completed, the Arjun production line at the Heavy Vehicles Factory (HVF) in Avadi, near Chennai, needs more orders urgently. The Rs 50 crore facility can churn out 50 Arjuns annually. That would allow for the addition of close to one Arjun regiment each year (a regiment is authorised 62 tanks).
Tank experts point out that conducting trials only in Mahajan does not square with the army’s assertion that they are evaluating a role for the Arjun. Says Major General HM Singh, who oversaw the Arjun’s development for decades, “If they were evaluating where the Arjun should be deployed, they should have conducted the trials in different types of terrain: desert, semi-desert, plains and riverine. It seems as if the army has already decided to employ the Arjun in the desert.”
The Arjun’s sterling performance in the desert raises another far-reaching question: should the Arjun — with its proven mobility, firepower and armour protection — be restricted to a defensive role or should it equip the army’s strike corps for performing a tank’s most devastating (and glamorous) role: attacking deep into enemy territory during war? Each strike corps has 8-9 tank regiments. If the army recommends the Arjun for a strike role, that would mean an additional order of about 500 Arjuns.
But Business Standard has learned that senior officers are hesitant to induct the Arjun into strike corps. Sources say the Arjun will be kept out of strike formations on the grounds that it is incompatible with other strike corps equipment, e.g. assault bridges that cannot bear the 60-tonne weight of the Arjun.
http://www.business-standard.com/india/ ... 90/389650/[/code]
Arjun tank outruns, outguns Russian T-90
India’s home-built Arjun tank has emerged a conclusive winner from its showdown with the Russian T-90. A week of comparative trials, conducted by the army at the Mahajan Ranges, near Bikaner in Rajasthan, has ended; the results are still officially secret. But, Business Standard has learned from multiple sources who were involved in the trials that the Arjun tank has outperformed the T-90 on every crucial parameter.
The trial pitted one squadron (14 tanks) of Arjuns against an equal number of T-90s. Each squadron was given three tactical tasks; each involved driving across 50 kilometres of desert terrain and then shooting at a set of targets. Each tank had to fire at least 10 rounds, stationary and on the move, with each hit being carefully logged. In total, each tank drove 150 kilometres and fired between 30-50 rounds. The trials also checked the tanks’ ability to drive through a water channel 5-6 feet deep.
The Arjun tanks, the observers all agreed, performed superbly. Whether driving cross-country over rugged sand-dunes; detecting, observing and quickly engaging targets; or accurately hitting targets, both stationery and moving, with pinpoint gunnery; the Arjun demonstrated a clear superiority over the vaunted T-90.
“The Arjun could have performed even better, had it been operated by experienced crewmen”, says an officer who has worked on the Arjun. “As the army’s tank regiments gather experience on the Arjun, they will learn to exploit its capabilities.” With the trial report still being compiled — it is expected to reach Army Headquarters after a fortnight — neither the army, nor the Defence R&D Organisation (DRDO), which developed the Arjun tank in Chennai at the Central Vehicles R&D Establishment (CVRDE), are willing to comment officially about the trials.
The importance of this comparative trial can be gauged from a list of those who attended. Witnessing the Arjun in action were most of the army’s senior tank generals, including the Director General of Mechanised Forces, Lt Gen D Bhardwaj; strike corps commander, Lt Gen Anil Chait; Army Commander South, Lt Gen Pradeep Khanna; and Deputy Chief of the Army Staff, Lt Gen JP Singh. The Director General of Military Operations, Lt Gen AS Sekhon also attended the trials.
Over the last four months, the army had systematically signalled that it did not want to buy more Arjuns. The message from senior officers was — 124 Arjun tanks have been bought already; no more would be ordered for the army’s fleet of 4000 tanks. The comparative trial, or so went the message, was merely to evaluate what operational role could be given to the army’s handful of Arjuns.
“The senior officers who attended the trials were taken aback by the Arjun’s strong performance,” an officer who was present through the trials frankly stated. “But they were also pleased that the Arjun had finally come of age.”
The army’s Directorate General of Mechanised Forces (DGMF), which has bitterly opposed buying more Arjuns, will now find it difficult to sustain that opposition. In keeping out the Arjun, the DGMF has opted to retain the already obsolescent T-72 tank in service for another two decades, spending thousands of crores in upgrading its vintage systems.
Now, confronted with the Arjun’s demonstrated capability, the army will face growing pressure to order more Arjuns.
The current order of 124 Arjuns is equipping the army’s 140 Armoured Brigade in Jaisalmer. With that order almost completed, the Arjun production line at the Heavy Vehicles Factory (HVF) in Avadi, near Chennai, needs more orders urgently. The Rs 50 crore facility can churn out 50 Arjuns annually. That would allow for the addition of close to one Arjun regiment each year (a regiment is authorised 62 tanks).
Tank experts point out that conducting trials only in Mahajan does not square with the army’s assertion that they are evaluating a role for the Arjun. Says Major General HM Singh, who oversaw the Arjun’s development for decades, “If they were evaluating where the Arjun should be deployed, they should have conducted the trials in different types of terrain: desert, semi-desert, plains and riverine. It seems as if the army has already decided to employ the Arjun in the desert.”
The Arjun’s sterling performance in the desert raises another far-reaching question: should the Arjun — with its proven mobility, firepower and armour protection — be restricted to a defensive role or should it equip the army’s strike corps for performing a tank’s most devastating (and glamorous) role: attacking deep into enemy territory during war? Each strike corps has 8-9 tank regiments. If the army recommends the Arjun for a strike role, that would mean an additional order of about 500 Arjuns.
But Business Standard has learned that senior officers are hesitant to induct the Arjun into strike corps. Sources say the Arjun will be kept out of strike formations on the grounds that it is incompatible with other strike corps equipment, e.g. assault bridges that cannot bear the 60-tonne weight of the Arjun.
http://www.business-standard.com/india/ ... 90/389650/[/code]
- ICBM44
- Teniente Primero
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Que curioso que sea superior al T90S , lo dudo pero bueno si asi lo dicen los Indios.
http://www.militaryphotos.net/forums/sh ... ssian-T-90
http://www.militaryphotos.net/forums/sh ... ssian-T-90
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- General de Brigada
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Que curioso que sea superior al T90S
Bueno, tiene una suspensión más avanzada, y en las pruebas el cañón tiene que ser also más preciso porque es de ánima rayada. De todas maneras, es un nota de periódico, y viendo el lobby pro-Arjun, lo tomaría con cautela. Los mismos que hoy hablan de la superioridad del Arjun afirmaban hace poco que las pruebas iban a ser hechas de tal manera que ganase el T-90.
En cualquier caso, el ejército indio no quiere ver al carro ni en pintura.
Saludos.
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- Sargento Segundo
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lo de las pruebas donde se "demostro" la superioridad sobre el T-90 ya las habia escuchado,pero simplemente no tiene logica,una de las principales quejas era el motor y sobre todo el deficiente sistema de control de tiro,¿en unos cuantos meses solucionaron eso?....¿si es tan espectacular el tanque porque siguen comprando tanques rusos y no tanques arjun?.....simplemente no lo creo.
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- Teniente Primero
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EL EJERCITO DE LA INDIA QUIERE COMPRAR MAS TANQUES ARJUN
Categoria: Ejercito - 15-04-2010 07:29
El éxito del tanque principal de batalla Arjun (MBT), construido en la India, en ensayos del desierto el mes pasado está generando pedidos adicionales del ejército para un tanque que está emergiendo como un éxito notable de investigación y desarrollo. Mientras tanto, el Arjun está llegando a ser más capaz. La Organización de Investigación y Desarrollo para la Defensa (DRDO), que lo diseñó, dice que todos los futuros Arjun incorporarán mejoras importantes, incluyendo la capacidad de disparar misiles antitanques y tener protección adicional del blindaje.
El estándar del negocio había divulgado que el tanque de Arjun había superado al T-90 ruso que, actualmente es el MBT de primera línea del ejército, en ensayos conducidos a principios de marzo en la brigada armada 180 basada en Bikaner. El ejército todavía está evaluando ese informe de ensayo para decidir cuántos tanques Arjun debe pedir adicionalmente, sobre el pedido existente de 124 MBT.
El DRDO, mientras tanto, está trabajando en horas extras para concretar el contrato. S Sundaresh, el principal regulador del DRDO para los armamentos y la ingeniería de combate, ha dicho que todos los Arjun hasta ahora pedidos dispararán misiles dirigidos antitanques a través del cañón principal del tanque y proporcionaran una protección adicional para la tripulación a través de la armadura reactiva explosiva, o ERA. Además serán equipados con las vistas panorámicas de proyección de imagen termal que permiten que el comandante del Arjun explore sus alrededores incluso por la noche e incorpora por lo menos siete mejoras más sobre el actual Arjun. Se habían realizado pruebas de disparo con el misil israelí LAHAT a través de la parte posterior del cañón del Arjun en el 2005, pero tomará cerca de seis meses poder integrar el designador del LAHAT en el sistema de control de disparo del Arjun.
La suma de dos toneladas del ERA aumentará el peso del Arjun algo más de 60 toneladas, haciéndole uno de los tanques más pesados del mundo. Pero, el DRDO demanda que su motor de gran alcance y con una potencia de 1.500 caballos, maneja fácilmente el peso adicional. El ERA protegerá a la tripulación del Arjun contra los misiles enemigos. Colocaremos inicialmente la misma ERA rusa que protege al T-90 y al T-72. Pero, también desarrollaremos nuestra propia ERA a futuro.
Una orden anticipada del ejército sería crucial, dice el DRDO, para la continuidad en la cadena de producción del Arjun en la fábrica pesada de vehículos (HVF) cerca de Chennai. La orden actual de 124 tanques Arjun ocupará la cadena de producción hasta finales del 2011. Para poder cumplir con la orden siguiente de Arjun se debería continuar con la cadena de producción, para eso la orden tendría que ser puesta ahora. Eso daría un plazo de 18 meses para el aprovisionamiento de componentes, tales como planchas de la armadura y los subsistemas que son fabricados por los proveedores secundarios. Ese período también abastece de la compra de sistemas extranjeros, como el motor de MTU, en Alemania. La continuidad es vital para el control de calidad, explica un funcionarios de HVF Avadi. Se han instituido los sistemas para el control de calidad en la orden actual de Arjun, pero estos sistemas se envejecerán si la cadena de producción cierra por la carencia de órdenes. Puesto que el ensamble del Arjun toma de 12 a 18 meses, una orden actual de Arjun comenzará a ser entregada dentro de 30 a 36 meses después de que la orden es confirmada. Después de eso, HVF entregará 30 Arjun por año si opera con apenas una turno de trabajadores; 50 tanques por año con dos turnos.
Categoria: Ejercito - 15-04-2010 07:29
El éxito del tanque principal de batalla Arjun (MBT), construido en la India, en ensayos del desierto el mes pasado está generando pedidos adicionales del ejército para un tanque que está emergiendo como un éxito notable de investigación y desarrollo. Mientras tanto, el Arjun está llegando a ser más capaz. La Organización de Investigación y Desarrollo para la Defensa (DRDO), que lo diseñó, dice que todos los futuros Arjun incorporarán mejoras importantes, incluyendo la capacidad de disparar misiles antitanques y tener protección adicional del blindaje.
El estándar del negocio había divulgado que el tanque de Arjun había superado al T-90 ruso que, actualmente es el MBT de primera línea del ejército, en ensayos conducidos a principios de marzo en la brigada armada 180 basada en Bikaner. El ejército todavía está evaluando ese informe de ensayo para decidir cuántos tanques Arjun debe pedir adicionalmente, sobre el pedido existente de 124 MBT.
El DRDO, mientras tanto, está trabajando en horas extras para concretar el contrato. S Sundaresh, el principal regulador del DRDO para los armamentos y la ingeniería de combate, ha dicho que todos los Arjun hasta ahora pedidos dispararán misiles dirigidos antitanques a través del cañón principal del tanque y proporcionaran una protección adicional para la tripulación a través de la armadura reactiva explosiva, o ERA. Además serán equipados con las vistas panorámicas de proyección de imagen termal que permiten que el comandante del Arjun explore sus alrededores incluso por la noche e incorpora por lo menos siete mejoras más sobre el actual Arjun. Se habían realizado pruebas de disparo con el misil israelí LAHAT a través de la parte posterior del cañón del Arjun en el 2005, pero tomará cerca de seis meses poder integrar el designador del LAHAT en el sistema de control de disparo del Arjun.
La suma de dos toneladas del ERA aumentará el peso del Arjun algo más de 60 toneladas, haciéndole uno de los tanques más pesados del mundo. Pero, el DRDO demanda que su motor de gran alcance y con una potencia de 1.500 caballos, maneja fácilmente el peso adicional. El ERA protegerá a la tripulación del Arjun contra los misiles enemigos. Colocaremos inicialmente la misma ERA rusa que protege al T-90 y al T-72. Pero, también desarrollaremos nuestra propia ERA a futuro.
Una orden anticipada del ejército sería crucial, dice el DRDO, para la continuidad en la cadena de producción del Arjun en la fábrica pesada de vehículos (HVF) cerca de Chennai. La orden actual de 124 tanques Arjun ocupará la cadena de producción hasta finales del 2011. Para poder cumplir con la orden siguiente de Arjun se debería continuar con la cadena de producción, para eso la orden tendría que ser puesta ahora. Eso daría un plazo de 18 meses para el aprovisionamiento de componentes, tales como planchas de la armadura y los subsistemas que son fabricados por los proveedores secundarios. Ese período también abastece de la compra de sistemas extranjeros, como el motor de MTU, en Alemania. La continuidad es vital para el control de calidad, explica un funcionarios de HVF Avadi. Se han instituido los sistemas para el control de calidad en la orden actual de Arjun, pero estos sistemas se envejecerán si la cadena de producción cierra por la carencia de órdenes. Puesto que el ensamble del Arjun toma de 12 a 18 meses, una orden actual de Arjun comenzará a ser entregada dentro de 30 a 36 meses después de que la orden es confirmada. Después de eso, HVF entregará 30 Arjun por año si opera con apenas una turno de trabajadores; 50 tanques por año con dos turnos.
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¿si es tan espectacular el tanque porque siguen comprando tanques rusos y no tanques arjun?
Según los indios debido a que los oficiales indios no quieren reconocer su error. Un argumento algo manido porque cuando se adquirió el T-90 (finales de los 90), el Arjun estaba lejisimos de ser un carro operacional. Tampoco hay que olvidar que el Arjun tiene un 40% de componentes extranjeros, con todos los problemas que supone. Por lo menos para el T-90 hay una licencia de producción.
El periódico "Business Standard" ha hecho una campaña de favor al Arjun bastante ruidosa, filtrando datos (sin verificar) de las últimas pruebas donde el Arjun superó al T-90.
Saludos.
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India plazas adicionales para Arjun
El Ejército indio ha ordenado una adicional 124 tanques de batalla principal Arjun (MBT) después de la plataforma nacional en diseñadas recientemente superó a la de origen ruso T-90 MBT en amplios ensayos comparativos en el desierto de Rajastán occidental.
"Después de muchos años de pruebas y tribulaciones, el [Arjun] ha demostrado su eficacia por su excelente rendimiento en diversas circunstancias, tales como conducir a campo través de dunas de arena rugosa, detectar, observar y rápidamente atacar objetivos con precisión y golpeando objetivos - tanto fijos como en movimiento - con una precisión de punta de alfiler ", dijo el portavoz del Ministerio de Defensa Sitanshu Kar en un comunicado difundido en Nueva Delhi el 17 de mayo.
El nuevo orden, agregó, sería "más allá" de la existente para 124 Arjuns, que se instalaron en dos regimientos de la región del desierto de Rajasthan.
Kar se negó a poner un precio a la orden de MBT, que será completado por la estatal Fábrica de Vehículos Pesados (HVF) en Avadi en el sur de la Indi
El Ejército indio ha ordenado una adicional 124 tanques de batalla principal Arjun (MBT) después de la plataforma nacional en diseñadas recientemente superó a la de origen ruso T-90 MBT en amplios ensayos comparativos en el desierto de Rajastán occidental.
"Después de muchos años de pruebas y tribulaciones, el [Arjun] ha demostrado su eficacia por su excelente rendimiento en diversas circunstancias, tales como conducir a campo través de dunas de arena rugosa, detectar, observar y rápidamente atacar objetivos con precisión y golpeando objetivos - tanto fijos como en movimiento - con una precisión de punta de alfiler ", dijo el portavoz del Ministerio de Defensa Sitanshu Kar en un comunicado difundido en Nueva Delhi el 17 de mayo.
El nuevo orden, agregó, sería "más allá" de la existente para 124 Arjuns, que se instalaron en dos regimientos de la región del desierto de Rajasthan.
Kar se negó a poner un precio a la orden de MBT, que será completado por la estatal Fábrica de Vehículos Pesados (HVF) en Avadi en el sur de la Indi
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