La armada de Vizcaya

La Historia Militar española desde la antiguedad hasta hoy. Los Tercios, la Conquista, la Armada Invencible, las guerras coloniales y de Africa.
destroy
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Almogàver
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Mensaje por Almogàver »

ZULU 031 escribió:"Ni galera ni otra armada alguna se atreviera a andar sobre la mar sin salvoconducto del Rey de Aragón y no solamente ni nave ni otro bajel, pero ni los peces osaban levantar cabeza en ella sin llevar un escudo con las armas de Aragón ..."


Ahh, bueno, entonces vale. Claro, es que hasta la unión con Aragón los condados catalanes no sabían de navegar... Con todos los respetos, supongo que las mejores naves de guerra se hacían en Jaca.

Si es que, tienes cada cosa...


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brenan
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Mensaje por brenan »

Cantabria y la Armada española: breve relato de una intensa relación
Por Luis Higuera Soldevilla


La Armada ha decidido bautizar al nuevo AOR con el nombre de la Comunidad Autónoma de Cantabria.



A menudo, en los libros de Historia relativos a la antigua Cantabria, se pueden leer párrafos parecidos al siguiente: «Los casi doscientos kilómetros de costa en que el océano baña a Cantabria fueron desde siempre una invitación a los hombres que han poblado estas tierras para aprovechar sus recursos alimenticios primero, y después las posibilidades de comunicación e intercambio que les brindaba la mar».

En nuestra opinión esto no es totalmente cierto. Estamos mucho más de acuerdo con otros historiadores que opinan que la geografía de Cantabria ofrecía a sus antiguos habitantes dos alternativas: los amplios espacios de la mar, con sus infinitas posibilidades de exploración y comercio, o los elevados riscos de su agreste territorio.

Ante esta disyuntiva, el antiguo cántabro eligió la segunda opción, lo que le convirtió en un pueblo guerrero y valeroso pero a la vez salvaje, y le privó de una mayor prosperidad y cultura. Según Estrabón, los cántabros utilizaban botes de cuero y troncos ahuecados para navegar por los estuarios de sus ríos; y también existen evidencias, aunque pocas, de algún comercio con las Islas Británicas.

Pero realmente el antiguo pueblo cántabro no fue nunca un pueblo marinero, como tampoco lo fueron en un primer momento sus sucesores, al inicio de la Reconquista, una vez que quedaron fundidos con los visigodos e hispano-romanos procedentes de la Meseta. Ello no obsta para que los romanos aprovecharan los magníficos puertos naturales con los que estaba dotada Cantabria, y así se conocen al menos cuatro puertos principales por los que Roma exportaba las riquezas minerales de esta tierra: Vereasueca (San Vicente de la Barquera), Portus Blendium (Suances), Portus Victoriae (Santander) y Portus Amanus (Castro Urdiales); de todos ellos, sólo en este último existió una verdadera colonia romana, llamada Flavióbriga.

La historia y tradición marineras de Cantabria, comienzan realmente con los albores de la Marina de Castilla. Será la concesión de Fueros por Alfonso VIII a las cuatro villas de la costa cántabra, San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales, la que fomentará la construcción naval y el comercio marítimo en Cantabria, y será en ellas donde se gestará la Marina de Castilla desde finales del siglo XII.

Hay muchos que piensan que la época gloriosa de nuestra Armada es el siglo XVIII, y tal vez esto se deba a que este siglo queda más cercano en el tiempo, y por lo tanto también más documentado, que otras épocas pasadas. Qué duda cabe de que en ese momento la Armada alcanzó una gran potencia y operatividad gracias a los esfuerzos de Patiño y del Marqués de la Ensenada, con la creación de los departamentos marítimos, arsenales, escuelas, y el fomento de la construcción naval. Pero en nuestra opinión la Marina española ha tenido tres grandes épocas, de las que no sabríamos distinguir cuál de ellas ha sido la más brillante: la primera se produce a caballo entre los siglos XIV y XV, cuando tras la guerra de los Cien Años la Marina de Castilla se alza como la primera potencia naval en el Atlántico, al tiempo que la Aragonesa ejerce su dominio en todo el Mediterráneo occidental. La segunda época se corresponde con el siglo XVI y los grandes descubrimientos geográficos, la creación de un inmenso Imperio marítimo a través del Atlántico y del Pacífico, y el poder naval ejercido por la monarquía española en el Mediterráneo que culmina con la victoria de Lepanto. Y por último, la tercera época gloriosa es el propio siglo XVIII ya comentado. Si atendemos brevemente a los hechos históricos, veremos que en las tres épocas anteriormente mencionadas Cantabria tiene un protagonismo de primer orden en la Armada.



Primera época gloriosa: la Marina de Castilla

De las dos Marinas, la castellana y la aragonesa, que tras su fusión constituyeron la Armada española, fue la Marina aragonesa la primera en aparecer como una auténtica fuerza naval. Ya en la época de Ramón Berenguer III, a principios del siglo XII, las naves catalanas habían llegado a obtener un gran prestigio en el Mediterráneo occidental, pero este adelanto catalano-aragonés es lógico si tenemos en cuenta las circunstancias históricas.

Por un lado, los Condados catalanes y la Corona de Aragón tuvieron un cierto retraso temporal en la Reconquista del territorio peninsular con respecto a los reinos occidentales. Por otro lado, su fachada marítima les proporcionaba, tanto enemigos contra los que debían defenderse, árabes y genoveses principalmente, como grandes oportunidades de comercio y riqueza, al tiempo que los territorios de su Reconquista, Valencia y Baleares, eran principalmente accesibles por mar. Parece lógico pues que, desde un principio, volcaran más sus energías en la conquista de la mar que en la de la tierra.

Por el contrario, León y Castilla no tuvieron enemigos importantes por el mar, salvo esporádicas y contadas incursiones árabes o normandas, y sus energías estuvieron encaminadas desde un principio a su idea de reconstruir el reino peninsular visigodo, y a defenderse de los ataques por tierra del poderoso califato cordobés. En cualquier caso, esas esporádicas incursiones de árabes y normandos originan un primer intento de obtener una fuerza naval más o menos permanente contra ellas, que cristaliza en la creación de una flota gallega por Diego Gelmírez, obispo de Santiago, a principios del siglo XII. Pero es Alfonso VIII el primer rey castellano que percibe la necesidad de disponer de una flota a su servicio, y para ello dota de Fueros a las cuatro Villas de la costa de Cantabria.

La concesión de Fueros a estas Villas por parte de Alfonso VIII, se convertirá en un acuerdo beneficioso para ambas partes: Los habitantes de las mismas obtendrán sus libertades e independencia de los señores feudales, y esto hará que acudan a ellas nuevas gentes que, a falta de tierras que labrar, explotarán los recursos del mar y del comercio marítimo aprendiendo el arte de navegar y el de la construcción naval; Por su parte, el Rey obtendrá una escuadra para los momentos en que la necesite, que no serán pocos a partir de entonces.

Esto permitió, entre otras cosas, que Roy García de Sant Ander pudiera poner cerco a Cartagena en 1245 al mando de la flota cántabra, en apoyo a la conquista del reino de Murcia. Y que poco después, cumpliendo órdenes de Fernando III El Santo, se aprestara otra flota en Cantabria que, en 1248 y bajo el mando del almirante cántabro Ramón de Bonifaz y Camargo, resultó fundamental para la toma de Sevilla al lograr completar el cerco de la ciudad por el Guadalquivir, rompiendo el puente de barcas que comunicaba la ciudad con Triana. Este último hecho quedó reflejado para siempre en los escudos de diversas villas marineras como Santander, Laredo, Comillas y otras, además de en el actual escudo de Cantabria.

Poco después, la Marina castellana, que contaba ya con aportaciones andaluzas, lograba el dominio del Estrecho y su apertura para el comercio castellano. Este fue el auténtico nacimiento de la Marina de Castilla, la concesión de Fueros a las Villas cántabras, que fue la verdadera causa de que los reyes de Castilla pudieran disponer de fuerzas navales.

La génesis y consolidación de la Marina castellana durante el siglo XIII se basó en las cuatro Villas antes mencionadas, que a partir de ese momento comienzan la apertura del comercio castellano de las lanas y del hierro con Flandes e Inglaterra. Desde la concesión de Fueros a las villas del litoral vasco, esta actividad es compartida por los navegantes de ambas regiones, lo que con el tiempo lleva a la creación, en 1296, de la famosa Hermandad de la Marina de Castilla con Vitoria, o Hermandad de las Marismas, que se fundó en Castro Urdiales con la participación de las villas de Santander, Laredo, Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, San Sebastián, Fuenterrabía y Vitoria, y un año después la de San Vicente de la Barquera. En realidad, esta sociedad se creó con la intención de defender sus propios intereses comerciales en el Cantábrico y en el Mar del Norte, pero al coincidir éstos con los de la Corona, resultó fundamental para la política naval de Castilla durante el siglo siguiente.

Durante la guerra de los Cien Años, la política naval de los Trastámaras elegirá Santander como base naval de las sucesivas armadas que se organizaron. Allí se construyeron las Reales Atarazanas, edificio de grandes proporciones en el interior de la ría de Becedo y al resguardo del promontorio de Somorrostro, núcleo del viejo Santander, que permitía la construcción de galeras para las armadas reales, o la invernada de hasta ocho de ellas.

Además de bases navales, galeras y marinos, Cantabria aportó en este tiempo inicial de la artillería grandes forjadores y constructores de bombardas, entre los que destaca la dinastía de los Ximones que construirían piezas para los reyes de Castilla durante la mayor parte del siglo XV.

Desde Santander se organizaron expediciones como las de Ruy Díaz de Rojas, Ruiz de Avendaño, o los cántabros Hurtado de Mendoza y Pero Niño, primer conde de Buelna, quien atacó Plymouth, Portland y otras ciudades, y llegó a remontar con sus naves el Támesis. Seguramente el más importante de estos hechos fue la batalla de la Rochela en 1372, cuando una flota castellana aprestada en Santander y mandada por el almirante Bocanegra derrotó a otra inglesa con refuerzos para Aquitania, haciendo prisionero al almirante inglés, y empleando por primera vez en la Historia artillería embarcada.

Después de todo ello, a principios del siglo XV, Castilla era sin duda la potencia naval dominante en el Atlántico. Esta potencia naval fue lo que permitió el auge comercial de Castilla con Flandes y los puertos del Canal de la Macha, y se mantuvo con ciertos altibajos durante el siglo XV poniendo las bases necesarias, en cuanto a marinos, naves y conocimientos náuticos, para lograr la gesta del Descubrimiento.



Segunda época gloriosa: la creación del Imperio ultramarino

La época de los grandes descubrimientos comienza con la aventura de Colon. A ella, Cantabria aporta nada más y nada menos que el buque más famoso de la Historia, la nao Santa María, anteriormente llamada Marigalante (o María Galante), y la insigne figura de su propietario Juan de la Cosa, así como muy probablemente también la carabela La Pinta.

Poco se sabe de la Santa María, pero lo que sí sabemos es que no era una carabela aunque en muchas ocasiones se la ha representado erróneamente como tal, pero éstas no disponían de castillo de proa y llevaban aparejo latino. Se conoce su aparejo gracias a una cita del diario de Colón: «...y llevaba todas mis velas de la nao, maestra, dos bonetas, y trinquete, y cebadera, y mesana, y vela de gavia...».

Por otras citas históricas se ha estimado que el buque desplazaría unas 80 ó 90 toneladas, y su calado rondaría los dos metros. Sus dimensiones aproximadas se han calculado como sigue: eslora de roda a codaste, 23,93 m.; longitud de la quilla, 16,92 m.; manga, 7,92 m.; superficie vélica total, 325 m2.

La Marigalante era propiedad de Juan de la Cosa, marino santoñés que se dedicaba con ella al comercio marítimo. Al parecer fue construida en algún puerto del Cantábrico, según algunas versiones en Galicia, pero también es posible que lo fuera en alguno cercano a la villa natal de su propietario, como Colindres, Limpias, o la misma Santoña. En cualquier caso, la nao Marigalante supone la primera gran aportación de Cantabria a la gesta del Descubrimiento, junto con la muy probable también de la carabela La Pinta.

La Pinta fue propiedad de Gómez Rascón, vecino de Ampuero aunque radicado en aquella época en Moguer. Debido a este hecho el escudo de esta villa consiste precisamente en una carabela, y su construcción se la disputan entre este último municipio, Limpias y Colindres. La verdad es que a tenor del hecho de que Gómez Rascón fuera oriundo de Ampuero, y del prestigio de los astilleros de la región en aquella época, resulta bastante probable que La Pinta fuera construida en Cantabria.

La vida de Juan de la Cosa, posterior al primer viaje a América, ha sido ampliamente divulgada, por lo que nos limitaremos a exponer solamente algunos de sus hechos más relevantes. Participó junto a Colón en el viaje del Descubrimiento, al que aportó, además de la Santa María, sus grandes conocimientos de navegación. En el año 1500 dibujó el primer mapamundi en el que aparece el nuevo continente, y que hoy se conserva en el Museo Naval de Madrid. En 1507, convocado por el Rey Católico junto a los otros tres marinos más prestigiosos de España, Vespucio, Pinzón y Díaz de Solís, formó parte de la Junta de Burgos en que se decidió la colonización del Darién y otros territorios americanos, así como la creación del cargo de Piloto Mayor de la Casa de Contratación, que recayó en Vespucio. Cuando murió acribillado por los indios en Turbaco (Colombia) en 1510, era uno de los hombres que más viajes había realizado a América.

Este es el segundo gran aporte de Cantabria a la Armada en esta época, la figura de Juan de la Cosa, uno de los cartógrafos más importantes de toda la Historia, junto con los marinos cántabros que le acompañaron en la aventura americana. A este respecto, cabe señalar que en el primer viaje de Colón, 10 de los 90 hombres que participaron en el mismo eran oriundos de Cantabria, a pesar de la lejanía geográfica con respecto a Palos, donde Colón aprestó su flota, y por lo cual una mayoría de los marineros eran andaluces. Este hecho hace pensar que los marineros cántabros fueron buscados a propósito, quizás por influencia del propio Juan de la Cosa y de Gómez Rascón, lo que indica la fama que debían tener en esa época.

Pero la creación de aquel gran imperio ultramarino no hubiera sido posible sin los barcos y las tripulaciones con la que se llevó a cabo. Juan de la Cosa, la Marigalante y La Pinta no fueron uno de esos hechos esporádicos y afortunados que, en ocasiones, se producen en la Historia de un pueblo, sino la consecuencia lógica de una tradición comercial y marinera que había empezado tres siglos atrás en Cantabria.

A finales del siglo XV, tanto cántabros como vascos disponían de una gran red de astilleros a lo largo de sus costas, donde trabajaban expertos constructores y carpinteros de ribera, que habían acumulado una gran experiencia en la construcción naval, y que lograron las naves más adecuadas para la navegación por el océano a partir de la carraca. Otro tanto cabe decir de la experiencia acumulada para surcar los caminos de la mar por parte de aquellos marinos. el 80% de los buques construidos para la Carrera de Indias lo fueron en astilleros de Cantabria y del País Vasco.

Durante el siglo XVI, prácticamente en todas las villas marineras de Cantabria existían astilleros, pero quizás los más importantes de ellos fueron los de Colindres y Guarnizo, donde se construyeron los mayores galeones de la época. Cristóbal de Barros, enviado por el Rey Felipe II para revitalizar la construcción naval en el Cantábrico, logró que de ellos salieran también la mayor parte de las armadas reales de Felipe II en su lucha con Inglaterra.

Una idea de la capacidad de estos astilleros, y de los bosques de Cantabria de donde se extraía la madera para construirlos, nos la da el hecho de que en 1590, dos años después del desastre de la Armada Invencible, la potencia de nuestra Armada ya superaba a la de entonces. Con respecto a Colindres cabe mencionar que el astillero de Folgote fue creado en 1475, convirtiéndose en Real Astillero en 1618. En principio, su situación al fondo de la bahía de Santoña, le protegía contra ataques enemigos, pero como se verá más adelante, en 1639 fue atacado por los franceses, por lo que paulatinamente su actividad fue trasladándose a Guarnizo al igual que la de otros astilleros del Cantábrico. Parece ser que allí se construyó La Pinta, así como otras muchas naves que se contaron entre las mayores de su época.

Con respecto a la construcción naval, merece la pena destacar la política de conservación de bosques elaborada con este objetivo por Felipe II, y plasmada en ordenanzas reales, copiadas más tarde por los ingleses, que lograron la conservación de los bosques del Norte de la Península para los siglos venideros, y que por no mantenerse posteriormente, buena parte de la riqueza forestal de Cantabria desaparecería durante el siglo XVIII.

También hay que señalar la importancia de Cantabria en esta época como base naval de la Armada. Durante todo el siglo XVI, sus puertos, sobre todo Laredo y Santander, son testigos de un continuo trajín de Armadas Reales por la salida o arribada de personajes de la monarquía y la aristocracia, que se desplazan hacia o desde el norte de Europa, bien sea por compromisos matrimoniales, o por destinos políticos o militares. Así, por esos puertos embarcaron o desembarcaron, con sus armadas correspondientes, personajes como Juana La Loca, la princesa Catalina de Aragón, Carlos I (en varias ocasiones) y su hermano el archiduque Fernando, Felipe II, e incluso se recibieron los restos mortales de D. Juan de Austria.

Por último, hay que señalar el episodio de la Gran Armada de 1588. Para esta empresa Santander, representando a Castilla, contribuyó con 13 galeones, 1.700 soldados y 300 piezas de artillería. Tras el desastre, los restos de la escuadra arribaron a esta ciudad, planteándola muy graves problemas económicos y sanitarios, pero Cantabria estuvo como siempre junto a la Armada, aportando sus escasos recursos y el esfuerzo de sus gentes.



Tercera época gloriosa: la Armada Española en siglo XVIII

Durante la siguiente centuria, España fue perdiendo peso en el concierto internacional, consecuencia de las erróneas políticas de los validos de los últimos Austrias, y como no podía ser menos, la Armada también se resintió de esta situación. Sin dejar de ser todavía una potencia naval, el auge de las marinas inglesa, francesa y holandesa, dejaban atrás a la española, que tenía que realizar un esfuerzo añadido para mantener comunicado a su inmenso imperio ultramarino contra los ataques de aquellas.

A partir de 1621, con las ordenanzas de Felipe IV, la guerra de corso experimenta un notable auge en el Cantábrico, y muchos marinos y empresarios cántabros participarán activamente en la misma.

También de la mar, y durante esta época, procede una de las grandes realizaciones en la Cantabria interior: la apertura del camino de Lunada para la comunicación con la Meseta, como consecuencia de los esfuerzos de Santander por atraerse a los comerciantes ingleses y holandeses. Es de destacar como los intentos de Cantabria por vencer su aislamiento geográfico con respecto al interior de la Península, han tenido casi siempre su origen en el mar, y así ocurrió también en la antigüedad cuando Roma construyó sus calzadas en esa tierra con el objeto de unir las ciudades del interior con los puertos cántabros para poder explotarlos.

Al parecer, también en el siglo XVIII se realizaron algunos trabajos en el camino de La Hermida para acceder a la madera de Liébana para la construcción naval, aunque su apertura total se produjo en el XIX para bajar el mineral de los Picos de Europa, y exportarlo por los puertos de la costa.

Igualmente, la construcción del camino real de Reinosa, y más tarde del ferrocarril Santander-Alar del Rey, tienen su origen en la exportación de las harinas de Castilla por el puerto de Santander. Pero los hechos más relevantes del siglo XVII en Cantabria relacionados con la Armada, serán el nacimiento de las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada, y el establecimiento de Guarnizo como astillero permanente al servicio de la Armada. Aunque la creación de ambos se produce en este siglo, su momento de apogeo coincidirá con la tercera época dorada de nuestra Armada durante el siglo XVIII.

Este último siglo, gracias a la acción de Patiño y de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, es testigo de la potenciación y reorganización de la Armada española. Paradójicamente, esto supondrá el ocaso de la intensa relación de Cantabria con la Marina española, pues al concentrarse las bases y arsenales en tres departamentos marítimos, Cádiz, Cartagena y Ferrol, acabará con los astilleros y fábricas de cañones y jarcias de Cantabria. Pero esto no se completará hasta finales de la centuria, y mientras tanto, lo que ocurrirá con esta potenciación de la Armada será la época dorada del Astillero de Guarnizo, y de las fabricas de cañones de La Cavada y Liérganes.

Cantabria, debido a la abundancia de hierro, madera, y la fuerza hidráulica de sus ríos, siempre había dispuesto de numerosas ferrerías y magníficos fundidores, que habían sido fundamentales para la construcción de naves y cañones, como ya se indicó al referirnos a la dinastía de los Ximones en el siglo XV, o como demuestra la existencia de una fábrica de anclas en el pueblo de Marrón.

Pero a comienzos del XVII, se instalan allí expertos fundidores flamencos que establecieron en Cantabria las bases de una poderosa industria artillera que, durante dos siglos, dotaría a la Armada de piezas tanto para sus buques como para las fortalezas costeras de todo el Imperio, y que cristalizó en la creación de las fábricas de Liérganes en 1617, y de La Cavada en 1638.

Estas fábricas fueron nacionalizadas en 1769 con el nombre de Reales Fábricas de Artillería, y no se limitaron exclusivamente a producir cañones, sino una amplia gama de piezas de fundición necesarias para los barcos. De los grandes complejos que las componían, con hornos, almacenes, escuelas, viviendas, etc., hoy en día sólo queda el Arco de Carlos III, que era la entrada principal de la fábrica de La Cavada.

El gran consumo de madera que requería su actividad provocó la deforestación de una buena parte de Cantabria, sobre todo su zona oriental, que hoy en día puede apreciarse aún al compararla con la occidental.

Por su parte, el astillero de Guarnizo era uno más de los varios que existían en el Cantábrico y que construían buques para la Armada, pero en 1639 ocurrió un hecho que cambió su historia. Una escuadra francesa atacó Laredo y Santoña, y destruyó los navíos que se estaban construyendo en esta última y en Colindres, lo que provocó que se buscaran lugares más protegidos para estas instalaciones.

El tinerfeño Díaz Pimienta, el marino más cualificado de su tiempo, fue el fundador del Real Astillero de Guarnizo al elegir la ría de Solía como el lugar más adecuado para la construcción naval en el Cantábrico: situada al fondo de la Bahía de Santander, con una larga y estrecha canal de acceso, que habitualmente cambiaba de curso, y siempre pegada a tierra y bien defendida por varios fuertes, presentaba la ventaja adicional de que allí se habían construido naves desde antiguo, además de su cercanía a las fábricas de cañones, junto con la abundancia de la madera de roble necesaria para los buques.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, Guarnizo, junto con La Habana, fue el principal astillero de todo el Imperio español. Por allí pasarán los mejores constructores de buques, marinos y hombres de empresa, como Antonio Gaztañeta, José Campillo y Cossío, Zenón de Somodevilla, Juan Bautista Donesteve, etc, y sobre todo D. Juan Fernández de Isla y Alvear. Este gran empresario cántabro nacido en Isla en 1709 y, ligado siempre al Real Astillero de Guarnizo, proporcionará a nuestra Marina no sólo los mejores buques de que dispuso en esa época, sino también maderas para construirlos, jarcias, fierros y lonas para equiparlos y gobernarlos, y cañones para armarlos. La caída de Ensenada por contubernios políticos, arrastró también a Fernández de Isla, que se pasó el resto de su vida en contenciosos con el Estado. Al final, una vez muerto ya D. Juan, la justicia le dio la razón y el Rey nombró a su hijo conde de Isla-Fernández, por los servicios prestados a la nación, por sí mismo y, sobretodo por su padre.

Sólo entre navíos y fragatas, sin contar otras numerosas embarcaciones menores, durante el siglo XVIII se construyeron en Guarnizo más de 50 buques, la gran mayoría de ellos en la primera mitad del siglo. Entre estos buques merecen destacarse algunos de ellos como por ejemplo el navío Princesa, construido en Guarnizo en 1729, de 70 cañones, y que apresado por los ingleses, fue el modelo de una larga serie de sus propios navíos que perduró hasta el Victory del almirante Nelson. Y también el Real Felipe, construido por Gaztañeta en 1732, de tres puentes y 114 cañones, que se adelantó medio siglo a los de su porte, y fue el más poderoso de su época. Cuando fue construido, los mayores navíos, portaban en torno a los 60 cañones, mientras que los que superaban los 100 no aparecieron hasta el último tercio del siglo. En realidad no fue igualado hasta la construcción del Santísima Trinidad en La Habana, que con sus 132 cañones fue el mayor navío de línea que existió jamás. Igualmente cabe mencionar al San Juan Nepomuceno, que fue el buque insignia de Churruca en la batalla de Trafalgar.

La segunda mitad del siglo, con la concentración de los arsenales en el Ferrol, Cádiz, y Cartagena, supone un rápido decaimiento de la actividad de Guarnizo. Eso sí, esta intensa relación con la Armada dejaría tras de sí la creación de un nuevo municipio de Cantabria, El Astillero, que hoy en día es uno de los más florecientes de la región. Por el contrario, otras actividades relacionadas con la Armada continuarían a pleno rendimiento durante todo el siglo, como la producción de artillería y la aportación de madera para la construcción de buques en los nuevos arsenales. Los puntos donde se daba salida a la madera eran principalmente: Santander, Santoña, Suances, San Vicente, Tina Mayor, Tina Menor y Oriñón.

Otro apartado que debe ser mencionado en esta época, es la fortificación de distintos puntos de la costa del Cantábrico, entre los que destacan las obras realizadas en Santoña, y que aún pueden contemplarse hoy. Desde antiguo, su posición estratégica era vital, dominando los accesos a la bahía donde estaban los astilleros de Limpias, Colindres, y la propia Santoña. Ya durante el siglo XVII se habían construido las baterías de San Martín y San Carlos, pero a lo largo del XVIII se llevaron a cabo otras obras que la convirtieron en uno de los puntos más fuertes de la costa cantábrica.

Durante este brillante siglo, además de la fabricación de cañones y navíos, el concurso de expertos constructores navales, la madera de sus bosques, o la fortificación de sus costas, como siempre Cantabria aporta a la Armada sus gentes de mar. Ilustres marinos como fueron, por poner sólo tres ejemplos entre otros muchos, los siguientes: Francisco Alsedo y Bustamante, Capitán de Navío muerto heroicamente en Trafalgar al mando del Montañés; José Bustamante y Guerra, nacido en Ontaneda en 1759, que fue el segundo comandante de la famosa expedición científica de Malaspina al Pacífico, y que en la misma estuvo al mando de la corbeta Atrevida; y Luis Vicente de Velasco e Isla, héroe de la defensa del castillo del Morro en La Habana en 1762 y nacido en Noja. Los ingleses, sus enemigos, le dedicaron un monumento y la marina británica disparaba, hasta principios el siglo XX, salvas en su honor al pasar ante su villa natal. Carlos III ordenó que siempre hubiera un barco de la Armada que llevara su nombre.



Cantabria y la Armada en la Edad Moderna

Esta época dorada de la Armada española termina bruscamente con la batalla de Trafalgar y la Guerra de la Independencia. En dicha batalla, aparte de muchos marinos cántabros, entre los que ya se ha mencionado al heroico comandante del navío Montañés, Don Francisco Alsedo, también hubo una representación de Cantabria entre los buques que allí combatieron.

Además del propio navío Montañés, construido en Ferrol pero sufragado por las gentes de La Montaña, de los 15 navíos españoles que participaron, tres habían sido construidos en el astillero de Guarnizo: El San Juan Nepomuceno, buque insignia de la flota española, el San Agustín y el San Francisco de Asís. Curiosamente, de aquellos 15 navíos, los que más bajas sufrieron fueron el San Agustín y el San Juan Nepomuceno, y el que menos tuvo fue precisamente el San Francisco de Asís. El San Juan, una vez muerto su insigne comandante, D. Cosme Damián Churruca, fue capturado por los ingleses, mientras que los otros dos buques resultaron hundidos. Por su parte, el Montañés logró llegar a Cádiz tras el combate.

Después de la Guerra de la Independencia y el desastroso reinado de Fernando VII, la Marina queda prácticamente anulada, y sólo comenzará a recuperarse tímidamente en la segunda mitad del siglo XIX. Estas circunstancias, unido a lo ya mencionado sobre la concentración de la actividad de la Armada en las cabeceras de los departamentos marítimos, hará que la histórica relación de Cantabria con nuestra Marina de Guerra llegue a su menor nivel después de seis siglos. No obstante, incluso en esta situación, y debido a las guerras carlistas, cuyos focos principales se centran en torno al País Vasco y Navarra, en el siglo XIX volverán a existir nuevas relaciones entre Cantabria y la Armada, al basar ésta sus operaciones durante estas guerras en los puertos de Santander y Santoña.

Por otro lado la Real Fábrica de Artillería de La Cavada continua todavía perteneciendo a la Armada a principios del siglo XIX, como se refleja en los Reales Decretos de 6 y 31 de agosto de 1825.

Durante el siglo XX, Cantabria, que había perdido su antiguo protagonismo con respecto a la Armada por circunstancias ajenas a ella, continúa manteniendo sus vínculos con nuestra Marina, como se refleja en algunos hechos como los siguientes.

En 1918 la Sociedad Española de Construcción Naval, inicia la instalación de una fábrica en Reinosa, como consecuencia de la necesidad de revitalizar la escuadra tras el desastre de 1898. Según el informe de la empresa, la elección de Reinosa se debió a varias causas: centro de comunicaciones, abundancia de aguas idóneas, clima apropiado para lograr las aleaciones que se pretendían, y quedar fuera del alcance de la artillería naval (entonces, aún no se consideraba seriamente la amenaza de la aviación). Durante los 80 años de existencia de la empresa, «La Naval» ha aportado ingentes cantidades de aceros, fundiciones especiales, hélices, piezas de artillería, etc., no sólo para la Armada sino también para el Ejército, y fabricó piezas tanto para los buques como para la artillería de costa.

De forma similar a lo que ocurrió con el Real Astillero de Guarnizo, esta instalación fabril, tan íntimamente ligada a la Armada, fue el alma de otro municipio cántabro, ya que Reinosa pasó de los 3.000 habitantes de 1910, a los más de 10.000 a principios de los años 60, como consecuencia de los puestos de trabajo de esta industria creada para el resurgir de la Armada.

Aunque «La Naval» haya sido el principal vínculo durante el siglo pasado, también la presencia de la Armada en Cantabria se ha hecho notar en esporádicas ocasiones a lo largo de este tiempo: a principios del siglo XX, todos los años hubo presencia de unidades de la Armada en Santander, dando escolta a la Familia Real durante los veraneos en el Palacio de la Magdalena. Después, durante la Guerra Civil, el puerto de Santander fue base de una escuadrilla de hidros de la Marina republicana enviados desde Barcelona, así como, durante breve tiempo, de algún submarino del mismo bando. Por parte del bando nacional, cabe destacar las acciones de bloqueo del Acorazado España, el crucero Almirante Cervera, del que en Limpias se conserva una de sus piezas artilleras, y el valeroso destructor Velasco, cuarto buque principal de la Armada con el nombre de este heroico marino montañés, que salvó a toda la tripulación del España cuando éste se hundió frente a Santander, al chocar con una mina propia entre cabo Mayor y el cabo de Ajo.

En este siglo cabe mencionar también la II Semana Naval, celebrada en Santander en 1968. Fue una semana intensa, con la presencia de numerosas unidades de la Armada en los muelles y en la Bahía de Santander, con la celebración de numerosos actos, entre los que destaca el desembarco efectuado en las playas del Sardinero, y con una impresionante afluencia de cántabros visitando los buques durante toda la semana. Todo ello fue una demostración palpable de que los cántabros no olvidan su histórica relación con la Marina española, y que mantienen vivo el interés y el cariño que siempre sintieron por ella.

Años después, las gentes de Cantabria tuvieron ocasión de demostrar que continúan con la Armada para lo bueno y para lo malo, como tantas veces demostraron a lo largo de los siglos. A principios de los años 80, el gobierno de la Nación decidió la participación de la Armada en la lucha contra ETA, y se designó a Santander como base operativa. Desgraciadamente, en 1981, los asesinos etarras lograron adosar un explosivo bajo la línea de flotación del destructor Marqués de la Ensenada, atracado frente a la Comandancia de Marina. Los esfuerzos conjuntos de la Armada y de las autoridades cántabras, que pusieron a disposición de aquella todo lo necesario, lograron salvar el destructor. Tras un taponamiento de emergencia del boquete, el barco fue conducido, tras árduos esfuerzos y con la ayuda de los remolcadores del puerto, hasta las instalaciones del Astillero. De nuevo, al cabo del tiempo, Guarnizo volvía a trabajar para la Armada, donde su director se puso a disposición de las autoridades de Marina, y al poco tiempo, el destructor quedó listo para poder ser conducido hasta El Ferrol.

Hoy en día, ya en el siglo XXI, Cantabria sigue dando muestras de su cariño por nuestra Armada, como por ejemplo ocurrió con la visita del Juan Sebastián de Elcano en el verano de 2001, cuando la afluencia de público y autoridades a todos los actos celebrados demostraron fehacientemente el apoyo institucional y popular a la Armada, y cuando la afluencia de embarcaciones que acudieron a la bocana para recibir al buque, hizo exclamar a su comandante: ¡Pero!... ¿por dónde paso?.

O también la existencia de varias asociaciones relacionadas con la Marina, entre las que cabe señalar a la de Amigos de Elcano, cuyo objetivo es lograr que el buque escuela de nuestra Armada se conserve un día en el santanderino e histórico dique de Gamazo cuando se le dé la baja; o la Asociación de Veteranos de la Armada, primera de este tipo en España, y que entre sus objetivos está el de lograr que la Armada le ceda algún buque al que le dé la baja, para conservarle como museo y centro de sus actividades; Y así mismo la Asociación Villas del Cantábrico, en la que, además de particulares, participan también las instituciones cántabras, y entre ellas la Universidad de Cantabria, con objeto de construir una goleta escuela, que llevará el acertado nombre histórico de Villas del Cantábrico, justo donde nació la Armada española en su vertiente de la Corona de Castilla, hace ahora más de ocho siglos.

Y por fin, merece la pena reseñar la última oportunidad, por ahora, de colaboración entre Cantabria y la Armada. Durante el desastre del Prestige, Santander fue la base operativa de los buques, helicópteros e infantería de marina desplegados en el Cantábrico. De nuevo, Cantabria apoyaba a la Armada en sus tareas en toda la costa cantábrica, y a su vez, recibía de ella una ayuda imprescindible para la limpieza de sus playas y costas, y la conservación de la riqueza pesquera.



Conclusión

La historia y tradición marineras de Cantabria, comienzan realmente con los albores de la Marina de Castilla, que una vez fusionada con la de Aragón, dará origen a la Armada española. Será en las Cuatro Villas de la costa de Cantabria: San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales, donde se gestará la Marina de Castilla desde finales del siglo XII.

Desde ese momento Cantabria queda íntimamente unida a la historia de la Marina de España, en una relación que no se limitará a aportar solamente bases navales, sino todo aquello que necesita una Armada para ser efectiva: buques, marinos, constructores navales, astilleros, carpinteros de ribera y calafates, cartógrafos, ferrerías y fábricas de cañones y de jarcias y lonas, madera para los barcos y para las fundiciones, aceros y hélices, y hombres de empresa que llevaban adelante toda la industria y la organización necesaria para una Armada, desde la construcción de barcos hasta el funcionamiento de los arsenales. Es decir, que la implicación con la Armada no se limitará a las zonas costeras o a determinados puertos, como ha ocurrido en otros lugares, sino que será todo el territorio de Cantabria con sus habitantes y sus riquezas naturales, los que desde ese momento estén relacionados en mayor o menor medida con esta gran empresa.

Aparte de la totalidad de los puertos, y otros muchos lugares de la costa, en Cantabria también estuvieron vinculados a la Armada multitud de lugares del interior como Marrón, La Cavada, Liérganes, Peña Cabarga, Reinosa, etc, y casi todos sus municipios que aportaron la riqueza de sus bosques para la construcción de navíos y cañones. Pero además, esta relación no ha sido puntual o limitada a determinadas épocas, sino que se ha mantenido de forma continuada a través del tiempo desde el siglo XII.

Es sólo a partir del siglo XIX cuando esta relación disminuye en intensidad aunque nunca llega a desaparecer, porque esto sería tanto como que desapareciese una parte muy importante de la propia historia de Cantabria, y también de la Armada

Publicado en
http://www.revistanaval.com/articulos/c ... armada.htm

PS por cierto, el día de la conquista de Sevilla, es el mismo dia de mi cumpleaños


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Mensaje por ZULU 031 »

Que sí, que vale, Almogàver,estate tranquilo, que Cataluña tenía su Armada


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Mensaje por nou_moles »

Hasta el reino de valencia tuvo su armada, seguid posteando que yo os leo.


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JGP
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Mensaje por JGP »

PS por cierto, el día de la conquista de Sevilla, es el mismo dia de mi cumpleaños


¿El año tambien? :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

No me he podido resistir.

Un saludo


¡¡Todo buen español debería mear siempre en dirección a Inglaterra!! .
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Mensaje por brenan »

JGP escribió:
PS por cierto, el día de la conquista de Sevilla, es el mismo dia de mi cumpleaños


¿El año tambien? :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

No me he podido resistir.

Un saludo


Pues como te pase lo mismo con todo... sh!t
:shock:


:smile2:


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Mensaje por JGP »

Pues como te pase lo mismo con todo... sh!t


¡¡Cómo lo has adivinado!! :lol: :lol: :lol:

Un saludo


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Mensaje por Ismael »

Minicuestión:

karolo escribió:Si esto fuera así ciertamente sería la primera flota creada tras la unión de los reinos. Vizcaya en aquella época era un territorio muy leal (de hecho tuvo una parte significativa en la victoria de Isabel contra la beltraneja) y de hecho Portugal seguía opinando que la legítima reina era Juana la Beltraneja osea que parece razonable que esa nueva flota se creara allí.


Sobre lo primero, más que "muy leal" es que Vizcaya era un señorío, pero de titularidad real (el señor era el rey).

El rey tenía territorios de realengo, que dependían directamente del mismo, pero donde sus habitantes tenían más libertades y solían ser también bastante levantiscas (su parte principal eran las ciudades con sus alfoces). Tenía más poder si había algún señorío cuyo señor coincidiera que fuera el mismo, o sea, si se las arreglaba para tener territorios donde su autoridad fuera la de un señor feudal: todos los reinos de la época buscaron la manera de asociar algún señorío a la corona, la manera más normal era crear un principado para el heredero (el principado de Gales, el de Asturias, el de Gerona, el Delfinado ...), y en Castilla tenían además a Vizcaya o Molina, por ejemplo. Por eso es típico ver a los habitantes de aquellos lugares como los "leales" cuando otros se sublevaban: más bien seguían a su señor, pero igual que los rebeldes.

Por cierto, sobre la flota, en la página de la wiki me resulta raro que no venga ninguna referencia al almirantazgo de Castilla, existente desde el siglo XIII. El "almirante" no era lo mismo que ahora, sino que era el encargado de mantener una flota (algo así como el equivalente al primer lord del Almirantazgo en Inglaterra ... vamos, el Ministro de Marina), para lo cual se le cedía un señorío y sus rentas correspondientes, que debería utilizar en ese sentido, y que no tenía entonces por qué estar cerca del mar: en la época de los Reyes Católicos, era hereditario y su capital estaba en Medina de Rioseco .... también por eso lo del título de "Almirante de la Mar Océana" para Colón no hacía mucha gracia: no era sólo honorífico.

Un saludo


Si Dios me hubiere consultado sobre el sistema del universo, le habría dado unas cuantas ideas (Alfonso X el Sabio)
Debemos perdonar a nuestros enemigos, pero nunca antes de que los cuelguen (H.Heine)
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Mensaje por JGP »

Al hilo de la importancia de la Armada de Castilla en el siglo XIII pongo un breve relato sobre unos incidentes" entre Castilla y la Liga Hanseatica.

El Sr . Konrad Hábler publica unas interesantes memorias que titula Apuntes para la historia sajona, sacados de los archivos de las ciudades hanseáticas y publicados en Dresde, siendo de especial interés el capítulo de esta obra que se titula u El conflicto hanseático-español de 1419 y los tratados con España».
Dice el autor que las opiniones de los historiadores están muy divididas acerca de las relaciones comerciales que existieron entre las ciudades hanseáticas y los Estados de la Península ibérica, porque mientras Hirseh supone que se remontan á una época
muy lejana, otros afirman que no existieron sino poco antes de la unificación de la Península española .
Esta última opinión no es sostenible, pues como han demostrado los Sres. D. Francisco Javier de Salas yl Sr. Fernández Duro, cuando menos consta que sostenían un activo comercio los puertos del Golfo de Gascuña con los del mar del Norte, según se infiere de un privilegio del rey D. Enrique III de Castilla, dado asecuencia del tratado con Inglaterra, que puso término a las pretensiones de ambos Estados, aunque no dió completamente la paz á los habitantes de las costas de dicho Golfo de uno y de otro lado del Bidasoa. El Sr. Hábler suministra una nueva prueba de la existencia de estas relaciones mercantiles en el capítulo de su obra de que vamos
á dar breve noticia .
Dice este historiador que en el año de1413 fué destruída una flota del Hansa por las naves del rey Don Juan II de Castilla, según se comprueba, en varios párrafos de la crónica de Korner, escritos unos en latín y otros en alemán, bajo el pseudónimo de Rufus, donde refiere que el rey D. Juan hizo saber al Hansa en el año de que se trata que no fueran sus buques á los puertos de su reino á cargar mercancías españolas, sino que, como se había hecho hasta entonces, las tomaran en Brujas de las embarcaciones españolas que las llevaban á aquel puerto.
No obstante esta manifestación, el Hansa envió á Galicia una gran flota, cuyos buques cargaron artículos españoles de gran valor; pero fué alcanzada á su regreso por las naves de D. Juan II, que le salieron al encuentro y que la destruyeron completamente.
En efecto, como ya se ha dicho, el Sr. Hábler confirma que en el año de 1398 el rey D. Enrique III de Castilla había publicado una Ordenanza real prohibiendo que las embarcaciones extranjeras cargasen productos españoles en los puertos de su reino, exceptuando
sólo el caso de que no hubiese barcos españoles que pudiesen hacer este flete. Por otra parte, el comercio bastante activo que existía entre España y las ciudades hanseáticas fué perturbado
por hechos como el robo de los barcos de Rampon por corsarios españoles en 1342 y el apresamiento de mercancías españolas en buques de aquella asociación político-mercantil en 1398.
Dice con razón el autor de estas memorias que en Castilla desde tiempo inmemorial ha existido una animosidad grande contra los ingleses, y que en 1416 una escuadra española auxiliaba á Francia, que estaba en guerra con Inglaterra; y habiendo tomado
parte el Hansa en favor de esta última nación, se atrajo el odio de Castilla, y aun sin declaración de guerra se apoderaban sus marinos de las embarcaciones hanseáticas que se encontraban con las castellanas en los mares y puertos del Océano.
En estas circunstancias, después de muchas vacilaciones, á mediados de Noviembre de 1419 partió una flota del Hansa, del puerto de Sluys, y al llegar frente á la Rochela apareció la Armada del rey de Castilla al mando de Juan Camporredondo quien atacó inmediatamente y destrozó la flota del Hansa, .cayendo en poder de. los españoles 40 barcos cargados de ricas mercancías, vendiéndose todo en el mismo puerto de la Rochela. A su vez buques del Hansa apresaron las embarcaciones y cargamento del naviero español Lope Vázquez ; quien obtuvo del rey de Castilla autorización y poderes para que reclamara del Hansa . una indemnización de 20.000 coronas.

Referencia histórica APUNTES DE LA HISTORIA SAJONA


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Rotax
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Mensaje por Rotax »

Os aseguro que es curiosidad, sin ningún otro ánimo...
¿Alguno me puede informar durante qué periodos Castro Urdiales ha sido considerado Vizcaya y durante qué periodos sólo Castilla? (Cantabria es una creación administrativa relativamente reciente).
En las armas de Castro se "percibe" bastante bien esta "vocación" vizcaína.
Saludos

Me contesto. Parece que nunca (eso dicen algunos. A ver si hay alguien que diga que no).... Intentaron ser Vizcaínos, pero no les dejaron. Bilbao no quería competencia, por lo visto.
Entonces... ¿A qué vendrá la referencia heraldica a Vizcaya?
Resaludos

Y para acabar de liarla, parece que estamos ante un nuevo episodio de historia-ficción, al que estamos tan acostumbrados en estas latitudes septentrionales....
Frente a los nunca jamas en la vida, vascones no, por Dios de unos
(tampoco los Giputx son vascones, por cierto)

http://muyloco.wordpress.com/2007/10/28 ... a-bizkaia/
http://www.castro-urdiales.net/ocio_tur ... storia.asp
Lo que dice el archivo municipal de Castro...
http://www.archivomunicipaldecastrourdi ... diales.php

Acojonante lo de los dos últimos links. Al fin y al cabo, el otro es un blog...
El ayuntamiento dice nunca y el archivo municipal dice lo contrario.
Me encanta este país.
Recontrasaludos


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Mensaje por huarlot »

Rotax escribió:Os aseguro que es curiosidad, sin ningún otro ánimo...
¿Alguno me puede informar durante qué periodos Castro Urdiales ha sido considerado Vizcaya y durante qué periodos sólo Castilla? (Cantabria es una creación administrativa relativamente reciente).


Lo que yo tengo entendido y por lo que me dijo un profesor de historia y no lo puedo ya coroborar ya que esa persona murio, que Castro en un tiempo intento tener los mismos derechos que los Vizcainos basandose en los privilegios concedidos en tiempos da las 4 villas etc.... lo que pasa es como todo unos por otros al final se desistimo el caso.

Ahora bien esto muy diferente de ser considerado de Vizcaya aunque a dia de hoy algunos residentes de dicha villa consideren Castro como parte de Vizcaya.


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Rotax
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Mensaje por Rotax »

Estimado Huarlot...
Lo que comentas es, en sustancia, lo que dicen los dos primeros links, pero entran en contradicción con el archivo del tercer link...
El descojono típico, vamos....
Lo cual ni quita ni pone méritos a vizcaínos ni cántabros. Al final, lo que es casi seguro es que en esos tiempos no importaba demasiado quien era qué... Castellanos, al servicio del Rey, y listo, que hay que piratear un poco, contrabandear otro poco y comerciar algo mas....
Lo que ya me interesa mas es cómo se veía en la época a la armada...
¿Vizcaína?¿Cántabra? (lo dudo... ya digo que Cantabria es un invento de antesdeayer sin menoscabo del sentimiento muy cántabro que tengan los habitantes de la Cantabria moderna). En cualquier caso, siempre me podéis enmendar la plana.
Saludos


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brenan
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Mensaje por brenan »

Estimado Rotax, Castro Urdiales es una de la Cuatro Villas de la Costa de la Mar la primera Hermandad maritima y posteriormente fue la cabecera de la Hermandad de las Marismas donde habia tambien villas del pais vasco y en las que iban todos a una mandados por "almirantes " cantabros unas veces y otras por vizcainos o por guipuzcoanos en otras ocasiones, e incluso por otros de raices italianas como Ambrosio Bocanegra.
La mar, por lo general, es algo que unia y no separaba, por tanto los intereses eran comunes y no se buscaba la confrontación entre partes sino la consecución del objetivo común, (podiamos aprender hoy en día)con respecto a los fueros, los de las Cuatro Villas eran anteriores a los de vizcaya pero al otorgarse a esta otros nuevos es normal que los puertos cantabros quisiesen tambien equipararse a las nuevas ventajas , pero no quiere decir en mi opinión, que pretendiesen integrarse en Vizcaya sino más bien estar en las mismas condiciones
Repecto a temas publicados en los que los autores sostienen cosas mas o menos fantasticas o incluso oniricas te reproduzco algo que tenia guardado relacionado con el tema y que intentare buscar el enlace de donde lo leí

He leído con gran interés la historia vasca de este foro y todas las respuestas.
Dejando a un lado la inevitable basura presente en todos los foros públicos, lo que aquí he encontrado sobre la cuestión vasca, además del particular interés de la tésis que se expone, es tambien lo más completo, documentado, clarificador y fiable que he encontrado en internet y, me atrevería a decir que tambien fuera.


Como pasa el tiempo y no aparece la esperada réplica de Don Iñigo a Languialak, me atrevo a darla yo, porque eso no le privará de usar su oportunidad cuando le interese. De su aportación en particular (me refiero a Languialak) me ha parecido de interés que haya puesto de manifiesto la raíz latina de muchas palabras que se vienen presentando como vascas, porque si hay algo claro es que el euskera no es lengua de raiz latina ni indoeuropea. En contraste, lo que más me ha extrañado es su completo silencio acerca del origen etimológico de los vocablos vascos más directamente involucrados con sus raices étnico-culturales, es decir, los que denominan los elementos del grupo familiar, medios de vida, útiles o indumentaria tradicional. No parece coherente esta omisión ni con el título que le ha dado a su exposición ni con su contenido.


El título en particular me dió a entender que encontraría algun análisis de rigor sobre el origen etimológico de al menos las dos palabras vascas destacadas en este foro, “haren” y “burka”, sobre las que no he podido encontrar ningún estudio que explique su coincidencia tanto nominal como de significado, con los mismos vocablos de los grupos étnicos camíticos de las tierras de Oriente y el norte de Africa.


Aunque en España, por las obvias limitaciones del entorno cultural ninguno de estos dos vocablos ha podido alcanzar la praxis social de sus territorios de origen, lo cierto es que su significado coincide exactamente con el que tiene en esas poblaciones de cultura morisca. La palabra vasca burko-a (la diferencia o-a no existe en las lenguas de procedencia) para referirse a lo que esta en o sobre la cabeza, es plenamente coincidente con su significado morisco y lo mismo es aplicable al vocablo “haren” que en vasco sirve para denominar lo que es propiedad exclusiva del hombre “lo que pertenece al hombre” o “es propio del hombre”; las connotaciones culturales de estos dos términos son tan singulares y específicas de una determinada cultura, que por sí solas establecen el origen étnico cultural de los vascos, a la vez que explican su aislamiento y hostilidad hacia los pueblos célticos franco-españoles del entorno en el que establecieron sus asentamientos, pero lo mismo puede decirse de la lengua y los nombres genuinamente vascos, como ejemplo el conocido nombre de Ibarreche, cuyo origen etimológico evidente es Ibn Rachid, todo lo cual explica sin duda el odio que aún persiste en vascos de origen hacia España y los españoles. Incluso en los albores del SXX las propias palabras de Sabino Arana delataban su procedencia cultural cuando expresaba la extrema repugnancia que le producían nuestras costumbres tradicionales, fiel continuación de las de nuestros ancestros celtas (o “maketos” según Arana), pueblo alegre y festivo que siempre celebró y bailó en público con sus mujeres. La repugnancia hacia nuestras costumbres que los vascos consideraban tan indecentes, la dejó plasmada el lider espiritual del nacionalismo vasco en los siguientes términos:


“ al norte de Marruecos hay un pueblo cuyos bailes peculiares son indecentes hasta la fetidez, y que al norte de este segundo pueblo hay otro cuyas danzas nacionales son honestas y decorosas hasta la perfección; y entonces no les chocaría que el alcalde de un pueblo euskeriano prohibiese bailar al uso maketo, como es el hacerlo abrazado asquerosamente a la pareja, para restaurar en su lugar el baile nacional de euskeria.” (Sabino Arana)


Tan exagerada repugnancia hacia los bailes tradicionales de los celtíberos españoles, es más propia de la sociedad de la Cabilia berebere (ver Intelligentzia Critica de Pierre Bourdieu) y en general de la población morisca que oculta a sus mujeras desde la cabeza (burka-o en vasco) a los pies, que de nuestra cultura indoeuropea, básicamente matriarcal; por lo que respecta al muy virtuoso baile nacional de euskeria que tanto ensalzaba Arana, se trata simplemente de nuestra jota aprendida por los vascos, en la que la única aportación vasca consiste en que la bailan los hombres solos mientras los espectadores adoptan la posición de firmes y el semblante serio o incluso severo, mas propio para nosotros de una ceremonia entre fúnebre y militar que del ambiente festivo y alegre de nuestros bailes tradicionales.


Por lo que respecta a la explicación que nos ofrece Ekhaitz Arrikibar, sobre el posible origen del vasco, situándolo en el área de la Aquitania en perfecta sintonía con la versión oficialista del nacionalismo vasco, no pasa de ser otro desideratum de esa corriente política, pues siendo la Aquitania la extensión natural y contigua de las restantes áreas pirenaica repobladas por los vascos, y que sobre Aquitania igual que sobre las restantes areas vasconizadas se habian producido enclaves vascos, como en otras muchas zonas de España. La explicación más obvia y natural es la de suponer que todos proceden del mismo tronco. La similar orografía de la zona pirenaica aquitana, (que además fué española hasta el S XVII), ofrecía a los vascos las mismas características para la retaguardia que requeria su forma de vida, facilitándoles el refugio natural que necesitaban tras sus incursiones y su consecuente aislamiento de las poblaciones del entorno. En un área tan reducida, la hipótesis de que los de un lado de la actual frontera provienen del otro, basándose exclusivamente en que ambos hablaban la misma lengua, además de ser un argumento fútil, pues lo extraño sería que no hablaran la misma lengua, vale de igual modo para explicar la procedencia inversa. El origen de la población vasca a uno y otro lado del Pirineo es obviamente el mismo por eso decir que los de un lado de la frontera vienen del otro lado, no explica nada. Lo que ha de explicarse es el origen de ambos.
Resultaría completamente estéril perder el tiempo rebatiendo teorías tan infantiles y endebles como esta “teoría aquitana”, sino fuera porque con éstos y otros argumentos similares, se alimenta hoy día la anacrónica endogamia del nacionalismo vasco.


Volviendo a la exposición de Ekhaitz Arrikibar, éste le reprocha a Don Iñigo, (el autor de la Historia del Pueblo Vasco de este foro), que haya renegado de sus ancestros. Yo más bien he percibido lo contrario, Don Iñigo no sólo no reniega de sus ancestros celtiberos, sino que los defiende y reivindica como propios y lo único que rechaza con rotundidad es que se le apliquen los de los vascos, y aquí es donde yo más me he identificado con sus razonamientos. Lo que reclama Don Iñigo a mi entender, es que cada cultura soporte sus propios orígenes y por eso pone de manifiesto que la lengua vasca es tan extraña a su cultura indoeuropea, como similar a la berebere y exclusiva de los vascos. Su exposición deja claro que los ancestros de los antiguos y actuales alaveses, guipuzcoanos, vizcaínos y navarros, no fueron los vascos sino los celtas ibéricos de las distintos clanes o tribus descritas y situadas geográficamente por las crónicas históricas en los solares cantabros que hoy, por imposición política, apellidan Pais Vasco por la presencia, ya mayoritaria, de población de origen vasco. Para avalar sus orígenes no-vascos Don Iñigo aporta las correspondientes citas de los eventos históricos relevantes desde las épocas más remotas, ofreciendo como la prueba mas irrefutable de que sus antepasados nunca incorporaron la cultura de los vascos, el hecho evidente del actual legado céltico de su lengua castellana y de todas sus costumbres e instituciones mantenidas hasta hoy, cuando se nos ha impuesto el aprendizaje y uso de la lengua vasca. Solo hay que recordar el himno que cantaba la población en esta parte de la cantabria vasconizada, por supuesto en su lengua propia: ''Jamás las montañas - del cántabro fiero - audaz extranjero - pudo conquistar ''
Sea cual sea el punto exacto de procedencia de los vascos en el área territorial arabigo-oriental en la que se encuentra su parentesco étnico y linguistico, las diferencias entre vascos y célticos son radicales por lo que ni pueden ni deben confundirse los ancestros de unos y otros y menos aún, tratar de confundirlos o, incluso, de identificarlos como estan haciendo hoy los nacionalistas vascos.


Es cierto que el vasco, con mayor o menor velocidad o intensidad, ha ido asimilando y adoptando la cultura española paulatinamente a partir del S-XV en todas sus manifestaciones y actividades, hasta el punto de que hoy prácticamente no conservan ninguna costumbre propia, pero ello no es óbice para que se pierda de vista la diferencia radical que separa los orígenes étnico-culturales de ambos pueblos, que a los vascos interesa confundir para buscar una justificación a las reivindicaciones territoriales que plantean sobre los solares propios de los descendientes de los celtiberos alaveses y vizcaínos, étnica y culturalmente españoles, no en vano fueron los marinos cántabros vizcaínos quienes en el S XIV representando a su "nacion española" en Brujas, instalaron su Hansa o Hermandad de la marisma y comenzaron a fabricar sus barcos en los astilleros, bajo el emblema de los lobos, que es lo que significa Lopez, del linaje de Don Diego Lopez de Haro, a quien la Corona otorgó en régimen de herencia el gobierno de uno de sus dominios mas apreciados para restaurar la Hispania rota despues del 711 por la invasion islámica. Los lobos del emblema de los marinos cantabros que aparecen en el escudo de Castro Urdiales ( Castrum Uardulies o Castro de los Vardulos) al lado del Roble, como el Arbol de Guernica, signo de identidad de sus ancestros cántabros y por ello españoles, por esto mismo, poco despues, los barcos catalanes y valencianos se unieron a esta flota que dos veces al año cruzaba el Golfo de Vizcaya rumbo a Brujas para participar en aquel comercio, pues Pedro "El Ceremonioso" Rey de Aragón, así lo pidió a su yerno Juan de Castilla razonándole que ' tambien sus subditos eran españoles '. El propio nombre Guernica, sin traducción posible en vasco, acredita por el contrario su ascendencia celtibera, pues parte de la raiz española Kern (cuerno) por su probable dedicación, como lugar sagrado o Tirikantan (senado), al dios celta Kernunos.


El termino nacion española esta vinculado al roble y al Arbol de Guernica de la misma forma que lo está nuestra bandera segun la creó Carlos III con los colores de la "bandera nuestra antigua del Principado de Cataluña" la misma senyera enarbolada por Jaime II en 1323 cuando pisaba las playas de Cerdeña. Fueron tambien precisamente los cantabros vizcainos, junto con los asturianos, los primeros que acudieron a prestar juramento de fidelidad cuando Isabel y Fernando trabajaban en la reconstruccion de la Hispania desmembrada por la invasion islámica, y por eso, una vez rey, Fernando acudió a la sombra del Arbol de Guernica para jurar los fueros y libertades de aquella tierra que era su nación. Mucho antes los viejos castellanos de la Vardulia cantabra (de Ward-Ullia, o Guarda-Iulia o Tullia (antropónimo y divinidad), habian corrido junto a los demas pueblos españoles peligros y hazañas en el empeño de restaurar la Hispania perdida el 711 a causa de la invasion islámica, mientras los vascos actuaban en el bando de los invasores; Y mas tarde los marinos cantabros desde Fuenterrabia hasta Castro Urdiales y Laredo creaban la Hansa española llamada Hermandad de Las Marismas y en sus astilleros comenzaron a fabricar los barcos, incorporando vascos como mano de obra. Las mercancias, hierro vizcaino, vino del interior y de Francia y la lana de La Mesta llegaban a Brujas desde la "nacion española" como se identificaban estas tierras hoy gobernadas por el nacionalismo vasco.

Prueba de ello, es que Castro-Urdiales, villa fundada en 1163 por el rey Alfonso VIII de Castilla , hijo de Sancho III y Blanca de Navarra, nieto de Alfonso VII, muestra en su escudo el Arbol de Guernica como símbolo central y tenía representación en Gernika junto a otras villas castellanas de Burgos y Cantabria, como Limpias, Colindres, Bascuñuelos, Villarán, Villalacre y Villaventín (Becerro de las Behetrías, de mediados del siglo XIV) y, simultáneamente, junto a Vitoria, Bermeo, Guetaria, San Sebastián y Fuenterrabía, Santander y Laredo, todas ellas villas realengas dotadas de fuero propio como todas las demas villas españolas de la época; estas formaban parte, desde su fundación de la Hermandad de las Marismas, constituida en Castro Urdiales en 1296. Los nexos entre estas villas cántabras son continuos durante el medioevo, por ello, frente a las continuas acometidas de los linajes de los banderizos vascos en la zona, los cántabros constituyeron la Hermandad de Biskaya en Junta General en Gernika el año 1394, reiterando aquí en Guernica su simbolo ancestral, el roble del escudo de Castro Urdiales, y esta Hermandad perduró hasta el 30 de octubre de 1774 tras una serie de pleitos de integración-separación de lo que quedan buenas pruebas documentales en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, y, definitivamente, hasta la abolición de los señoríos a partir de la Constitución española de 1812 que instauró un sistema administrativo homogéneo y funcional, que hizo pasar las diversas localidades a otros ayuntamientos. Hasta entonces, todas las merindades, no solo la de Guernica, contaban con su Roble simbólico como el de la Casa de Juntas de Avellaneda (Sopuerta) y el de San Miguel de Linares en Arcentales, el de Laredo, Colindres, etc.

Todos estos datos y los que aporta el resumen de la historia vasca de Don Iñigo, ponen al descubierto que Euskadi, esa ficción inventada por Sabino Arana, no es otra cosa que una porción de Cantabria hoy mayoritariamente ocupada por vascos procedentes de asentamientos del Pirineo navarro y aragonés, que desde hace más de 1 siglo, han venido sometiendo a los cántabros naturales de las tierras vasconizadas a la mas abyecta manipulación y engaño concebible, hasta el punto de hacerles creer que ellos tambien son vascos y que debian vasconizar sus apellidos. Así ocurrió con los Martin y Martinez, convertidos por la fuerza de la presion vasconizante en Martinicorenas, los Velasco,Velasquez, Blazquez, convertidos en Velascoaínes, los Hernandez en Hernandorena, Torremocha en Dorremochea, etc. etc, . Hoy finalmente, tras el fracaso de todas las teorias sobre el supuesto autoctonismo de los vascos, afirmar que cantabros y vascos es lo mismo es la única fuerza argumental a la que recurren los nacionalistas vascos para convencer al mundo de un supuesto autoctonismo que no han podido acreditar con sus formulas anteriores, incluída la burda falsificación de supuestos hayazgos arqueológicos, como las inscripciones en euskera de Veleia, en Álava, el fiasco del yacimiento de Veleia o las pinturas rupestres de la cueva de Zubialde, todas ellas demostradas burdas falsificaciones que desprestigian gravemente la ciencia e investigación arqeológica.

Por esto no es contradictorio que un navarro, alavés, vizcaíno o guipuzcoano reivindique como símbolo de sus orígenes culturales el roble, el Tetraskel o el Labaro, que los romanos llamaban Cantabrum o Labarum, porque tanto el roble, como la estela discoidal, como el estandarte Labaro es patrimonio de sus ancestros celtas, pero que lo reivindique como propio un vasco es tan absurdo como que el pueblo magrebí reclame como de su patrimonio ancestral el monasterio de Silos o el canto gregoriano, simplemente por haber inventado una adaptacion al vasco del nombre del estandarte mas común de los celtas, el pendón de tela roja sujeto por un travesaño perpendicular al asta tal como aparece en el arco de Orange y en muchas monedas celtibéricas, que tambien exhibian los romanos. En el caso de los nacionalistas vascos el absurdo de semejante apropiación de símbolos es aún mayor, porque al tiempo que reivindican como propios los origenes de nuestro pueblo, niegan que formen parte de él. Esta asombrosa contradicción, es la fuente de la hostilidad en el que viven actualmente los vascos, seguramente similar al que han debido padecer en otras épocas y aún padecen hoy, otros apátridas del mismo o similar origen cultural o étnico que los vascos, como albano-kosovares, judíos, gitanos, chechenos, etc. ya extendidos por toda Europa y todos ellos con evidentes lazos familares con estos últimos como indican los nombres chechenos de raiz común con las vascas como los que comienzan en Basa - Baso (en euskera: tierras de monte o montaraces), Basayev, Zaidulayev, Ekazhev, etc..


Más adelante Ekhaitz Arrikibar, tras negarse a admitir el origen berebere de los vascos y defender la alternativa Aquitana, que tanto gusta a los nacionalistas, e incluso la Georgia Caucasiana, que tambien prefieren a la berebere, dice lo siguiente:


“El euskara, aunque nunca ha estado en contacto con los dialectos del bereber que se hablan en el Magreb, posee palabras similares a las de éstos, introducidas en el euskara a través del íbero o posiblemente, a través de pueblos nómadas de origen camítico que se hubiesen asentado en nuestra tierra en la época neolítica. De esta forma se podría explicar la existencia de palabras bereberes, guanches (Canarias), somalíes, etíopes o del egipcio antiguo (son lenguas camíticas) en el euskara. Durante muchos años debido a este parecido entre palabras camíticas y éuscaras, existió la teoria vasco-bereber que consideraba al euskara emparentado con el bereber. Una teoría que fue desechada hace años dado que los parecidos entre los dos idiomas son unicamente de léxico o lexicográficos, mientras que sintáctica y gramaticalmente no tienen parecido alguno, aunque si se observan sobre todo en la articulación verbal, la utilización de algunas partículas muy similares, por lo que se considera más plausible, la teoría de una emigración en tiempos pretéritos de pueblos nómadas de origen camítico a zonas éuscaras, los cuales posteriormente, se fundirían con la población de habla éuscara que allí se encontraba. Esta es la versión que apoyan la mayor parte de los filólogos históricos en la actualidad. Las similitudes léxicas entre el bereber y el euskara nadie las niega,...”


Es difícil sostener a la vez en tan poco espacio, tantas afirmaciones contradictorias; Ekhaitz empieza negando con rotundidad la existencia de contactos con los bereberes pero a continuación admite algo mucho más profundo, ni más ni menos que una fusión con la población camítica; tambien empieza negando con rotundidad las similitudes entre el berebere y el euskara y termina admitiendo que“nadie las niega”. Quizás lo que no sabe Ekhaitz es que el pueblo berebere es un pueblo camítico y que es precisamente a este pueblo al que se aplica el término morisco. Lo que se niega a admitir Ekhaitz es que ese pueblo camita, que lógicamente antes de fusionarse tuvo que llegar y establecerse en la zona, era precisamente el pueblo vasco o vascón que los romanos describieron como “guerreros salvajes de razas varias” y “de lengua y costumbres diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona”, como prueba el hecho incuestionable de que es precisamente ese legado camítico, lo único que diferencia a los vascos de los demás pueblos célticos que dieron lugar a los diferentes dialectos o lenguas hablados en nuestro país, el alavés, riojano, guipuzcoano, vizcaíno, navarro, catalán, gallego, astur, cántabro, leonés, castellano, etc., etc., todos de idéntica raiz y tronco común indoeuropeo.


En definitiva, lo que nos viene a decir Ekhaitz Arrikibar en su farragosa exposición podría resumirse así: niego-el-origen-de-los-vascos-pero-lo-admito-ya-que-no-me-queda-más-remedio-pero-aún-así-lo-seguiré-negando-hasta-el-final; Su relato es una patética muestra del rechazo visceral de los vascos hacia sus propios orígenes étnicos y culturales, que explica el porque de esa absurda manipulación de la historia en la que se han embarcado y tambien el porqué no fue divulgado el origen semito-camítico-berebere de los vascos, hasta que aparecieron las primeras publicaciones de historiadores, antropólogos y lingüistas no vascos y no subvencionados, y ello a pesar de que fueron lógicamente los vascos los primeros en investigar sus raices. No puede extrañar a nadie esta obsesion de los vascos por negar sus origenes a la vista de la valoracion que el fundador del Partido Nacionalista Vasco Sabino Arana hacia de ellos:

`` ese lexico que viene de Castilla con sabor de moro, olor de sucio judio, de negro y de villano de esas tierras´´ o esta otra: ``Gran daño hacen a la Patria cien maketos que no saben euskera. Mayor es el que le hace un solo maketo que lo sepa´´


Con estas y similares frases con las que Sabino Arana describia a los ancestros de los vascos, es facil entender porque Ekhaitz Arrikibar, igual que todos los vascos, permanecen pertrechados en su línea de defensa contra sus propios orígenes y así prosigue Ekhaitz su relato asegurándonos que hoy ya se ha descartado esa teoría vasco-berebere, sin desvelarnos ninguna clave sobre el quién, el porqué o el cuando se ha producido ese descarte, y así en los párrafos siguientes trata de reorientarnos hacia otras zonas geográficas de su mayor preferencia, en concreto, la Georgia Caucasiana:
“si poseen este vocabulario similar es, según apuntan los filólogos históricos, por el mestizaje entre pueblos nómadas camíticos que se asentaron en la zona pirenaica en la época neolítica con los de habla éuscara. Por esta razón se tiende más a emparentar al euskara con las lenguas caucásicas, en concreto con el georgiano, dado que sí posee con este similitudes tanto sintácticas, morfológicas como gramaticales.”


No puede negarse este otro parentesco que Ekhaitz Arrikibar prefiere asumir en lugar de el bereber, porque ademas de que el georgiano es tambien una lengua camitica, según los estudios antropológicos e históricos, la descripción del tipo georgiano, es bastante coincidente con la de los tipos vascos más puros: altos, mesocéfalos o braquicéfalos, de rostro ovalado, pelo negro, ojos negros y nariz larga y aguileña que les da cierta semejanza con los judios”, ...”son duros y poco instruidos, sus costumbres domesticas son persas y empezaron a utilizar la escritura en el SVIII tomando el alfabeto del armenio”. Lo cierto es que además de la evidente similitud, la pista georgiana conduce al mismo punto berebere, porque el origen del pueblo georgiano, no es caucásico, sino trascaucásico, y al igual que el vasco, el georgiano es lengua camita proveniente de la misma franja geográfica del Oriente Medio, desde donde inmigraron a través de Iran o la India. Los únicos caucásicos indoeuropeos son los rusos, osetos, curdos y griegos, que son los que reciben la denominación de caucásicos, por lo demás en el área caucasiana se encuentran hoy otras razas de muy distinta procedencia, entre otras turcos, mongoles, chechenos, etc. todos de origen semito-camítico, en concreto de la rama chiita que es la mas numerosa en la zona trascaucásica, y tambien vascos y georgianos comparten la cultura nómado-pastoril de montaña y la incidencia del tipo O y RH negativo que diferencia a estas poblaciones de los pueblos y comunidades que les rodean. La obra de Antonio Arnáiz Villena y Jorge Alonso García, Caucásicos, turcos, mesopotámicos y vascos, aborda estudios genéticos de turcos, iraníes, kurdos y georgianos y analiza las lenguas habladas actualmente en areas caucásicas: circasiano, chechenio, ingusetio y georgiano, comprobandose su parentesco con el vasco y el bereber y tambien con el guanche, egipcio, minoico, hitita, sumerio y el hurrita, estas úlitmas se hablaron en Mesopotamia y Anatolia, se escribieron en cuneiforme y están cercanas a las lenguas caucásicas actuales. La misma obra presenta tambien traducciones de las escrituras cuneiformes y comprueba cómo la epopeya sumeria de Gilgames y el código de leyes de Hamurabi no son tales, sino literatura funeraria y religiosa, que el lenguaje cuneiforme hitita no es indoeuropeo, sino, como el hurrita, similar al vasco y algunas de las actuales lenguas habladas en areas caucasicas, concluyendo finalmente que de estos pueblos, emparentados en su origen, lengua y cultura, sólo algunos mantienen en la actualidad sus genes y, en menor grado aún, la lengua de sus ancestros, encontrándose desplazados (circisianos) o viviendo en condiciones infrahumanas (kurdos) o bien errantes en busca de asilo en otros países, o reclamando una nacion propia en la tierra de otros, como los vascos. El propio nombre de Stalin es "el oculto" (en vasco Stali) y Lenin es "el trabajador" ( en vasco: Lani) con el sufijo: hain:"aquel" en ambos.


Volviendo a la exposición de Ekhaitz, nos hace a continuación la siguiente aclaración:


“La cultura vasca, la música, los ornamentos, el lauburu o cruz vasca (es un símbolo solar) son de origen celta y no magrebí.”
En esto también hemos de estar plenamente conformes, el lauburu es uno de los símbolos representativos de nuestros ancestros célticos españoles, y por lo tanto no puede ser magrebí ni vasco, pero parece ser que Ekhaitz debe confundirlo con el Eguzquilore, que éste sí es un símbolo ancestral vasco y tambien típicamente magrebí. En lo demás estamos de acuerdo, porque es cierto que, a excepción del llamado grito de la mujer vasca, idéntico al que emite la mujer magrebí haciéndo pasar el sonido a través de un complejo movimiento de la lengua, y el Eguzquilore, de la misma procedencia, la totalidad de las costumbres e instituciones de las provincias vasconizadas, provienen en su totalidad de nuestros ancestros celtibéricos y no de los vascos.
Sin embargo, este reconocimiento que acaba de hacer Ekhaitz Arrikibar de que todas las manifestaciones culturales de la llamada Euzcadi son celtíberas, es también muy efímero como los anteriores, porque en el párrafo siguiente niega que existan indicios para suponer que esas tierras hayan sido nunca de los celtas:

“Deba es uno de los pocos topónimos celtas que se pueden encontrar en Gipuzkoa. Por lo tanto que se siga diciendo que los autrigones, caristios y várdulos eran tribus celtas no tiene ninguna base histórica ni filológica. “
Ekhaitz está hecho un lío, de donde pensará que han salido todas esas costumbres, instituciones y la lengua castellana que hablan los pobladores de lo que ahora se llama Euzcadi, sino de los ancestros celtas de estos pobladores no vascos, vizcaínos, guipuzcoanos y alaveses.
Al final Ekhaitz felicita a D. Iñigo por lo bien que ha relatado la época medieval de la actual Euzcadi y tan solo le reprocha que haya olvidado mencionar que los reyes de Castilla y Aragón hablaban vasco:
“no nombras, por ejemplo, que los primeros reyes de Castilla y Aragón hablaban en vasco como hijos de reyes de Navarra que eran, así como la mayoría de los habitantes de Castilla y Aragón en los primeros años de andadura de estos reinos (siglo XI, la población de habla latina en la zona pirenaica era muy minoritaria y concentrada en los nucleos urbanos grandes),”


Probablemente nunca sabremos de donde ha sacado Ekhaitz que los Reyes de Castilla y Aragon hablaban vasco, porque no existe el menor indicio histórico que avale semejante afirmación, y, por el contrario, la totalidad de los documentos históricos legados por estos reyes desde los mas remotos orígenes están en castellano. Probablemente la causa de su desconcierto sea que las únicas versiónes de la historia que conoce Ekhaitz son las ediciones vascas, donde además de ocultarse los hechos y las fuentes originales, se desconoce tambien que el castellano es lengua céltica. Según los vascos, el castellano es una lengua que ha surgido directamente del latin, y probablemente sea esta la razon por la que Ekhaitz cree que, puesto que el latin se hablaba en una zona muy minoritaria, los reyes castellanos y aragoneses tenían que hablar vasco.


Querido Ekhaitz Arrikibar, aunque te lo oculten tus adoctrinadores, el castellano y los demás dialectos y lenguas españolas no vienen del latín sino del celtíco indoeuropeo, la influencia latina es común y no mayor de la que tienen las restantes lenguas provenzales europeas porque todas ellas, incluido el latin, tienen origen comun, y al igual que en el resto de Europa, en España la lengua nacional presenta diferentes matices fonéticos en función de las distintas provincias o regiones, pero ni esos diferentes matices fonéticos, ni las influencias mayores o menores de otras lenguas, modifican su raiz. El vasco por el contrario ni tiene raiz céltica ni tronco común con ninguna de las lenguas o dialectos españoles o indoeuropeos, aunque sí tiene claras y abundantes influencias de éstos, por lo que suponer que la lengua de los reyes castellanos era el vasco resulta disparatado hasta como hipótesis de trabajo, ya que no sólo no existe el menor indicio que permita suponerlo, sino que toda la realidad científica lo contradice.

El famoso Lauburu vasco, o "Cruz Vasca" como le llaman los nacionalistas vascos, no solo no es vasco, sino que es el simbolo de sus mas acérrimos enemigos, los celtas cantabros y sus aliados romanos, que combatieron contra los pueblos "poenos" que invadieron España con la invasion cartaginesa, a los que los celtas llamaban "vascos" en el area cantabra y los romanos "montañeses" que significa lo mismo. Labara es la vieja palabra celta por hablar, comunicar, de donde proviene "palabra" en español, que en irlandes es "labhair" (hablar), en gaelico-escoces "labhradh" (hablar, comunicar), en cornico "leveryas" (hablar, comunicar), en breton "lavar" (palabra, manifestacion) y finalmente libro ( leabhar en irlandes); esta funcion de comunicar era la que hacia el estandarte "Labaro" de los cantabros en el campo de batalla, ante la imposibilidad de hacer oir las ordenes con la voz en el fragor de la batalla.


Los propios nombres de los reyes de Castilla, los de sus padres y los de sus hijos y todos los testimonios, códices y crónicas desde los primeros legados escritos, están en castellano que era su habla nativa heredada de sus antepasados celtiberos.


No fui consciente de lo mucho que me identifico con mis antepasados hasta que leí el relato histórico de Don Iñigo en este foro, en donde expone con tanta claridad los hechos verdaderamente documentados para rescatar nuestro legado ancestral de la predación vasca. Se vé que a Don Iñigo le han querido hacer vasco por decreto-ley y lo rechaza con contundencia, negándose a asumir una cultura que no es la suya. Don Iñigo repudia como indeseable y extraña a sus principios culturales, esa facilidad con la que los defensores de la llamada “cuestión vasca” se complacen y acomodan en la mentira para justificar hipócritamente la represión de la libertad y el crimen contra la vida humana, con el objetivo de construir un país a su medida en la nación de otros; Don Iñigo repudia como indeseable y extraño a los principios de su cultura, esa forma cobarde de asesinar por la espalda sin dar noticia ni mediar motivación ética, tan extraña a las reglas y los valores de la caballerosidad y el honor de nuestros antepasados celtíberos; Don Iñigo repudia como extraño e indeseable a los principios de su cultura ancestral, ese extraño cristianismo de los vascos tan diferente al nuestro, que les permite justificar el asesinato, la tortura, el secuestro, por motivos espúreos, y ese hábito cultural de mentir constantemente sin rubor ni remordimiento, que pone de manifiesto que la etnia vasca terminó adoptando nuestra religión por motivos circunstanciales y no culturales, que es la razon comun por la que cada pueblo elige la religión que le es propia o más afín a sus convicciones y principios culturales. No soy especialmente religioso ni practicante pero mi identificación con el cristianismo nace directamente del legado cultural de mis antepasados, al contrario que en los vascos, que llamaban Guiristino ( Cristiano ) a los españoles o europeos de origen, palabra vasca de la que viene el actual apodo ' guiri ' que se sigue usando en muchas zonas de antiguo paisanaje de origen bereber o morisco para denominar a los turistas europeos. Hoy los vascos son mas practicantes que nadie y consagran muchos sacerdotes, pero siguen careciendo de lo esencial que es la convicción cristiana. Nuestros ancestros celtiberos nos legaron los principios del honor, la lealtad, el respeto a la vida, la caballerosidad, etc., valores que muchos ridiculizan y otros ofenden, pero que afortunadamente están presentes en nuestro legado ancestral, que no es, ni se parece, al de los vascos.


Entre toda la poblacion morisca asentada en España a lo largo de los siglos, para muchos demasiado numerosa y bastante extendida por el territorio, los vascos solo fueron los que vivieron con mayor aislamiento del entorno. Tanto a los nuevos inmigrantes, como a los que a pesar del largo tiempo transcurrido siguen careciendo aún de sentimiento de arraigo hacia nuestro país y nuestra cultura común, que fue la de los reyes de Castilla y Aragón (incluída en ésta Cataluña), va dirigido el nuevo concepto de “patriotismo constitucional”, tan innecesario para quienes nos identificamos con nuestras raices españolas, como imprescindible para todos los que se siguen sientiendo apátridas dentro de España y alimentan pretensiones de conquista territorial en pleno SXXI aprovechando la ventaja de oponer a sus practicas brutales y violentas, las garantías de seguridad personal que les ofrece nuestra democracia.
Como verás cada uno tiene su propia teoría y perdoname por el tocho de referencia


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Rotax
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Mensaje por Rotax »

Je, je, je...
La verdad es que lo del burka está traído de los pelos, y lo del harem....
Ur es agua en vasco... Ur de los caldeos, mesopotamia. Con un par de palabras no se hace toda una filiación étnica ( a una etnia inexistente hoy, si es que existió como tal).
Lo que SI creo aceptable es el parentesco estrecho entre vascos y cantabros orientales, y acepto el tanto-monta.
Aceptable completamente la relación celtas-vascos en su sentido de lo sagrado, su matriarcalismo y demás. Lo que yo nunca me he creído es la caída de los vascos del cielo y su no interación con celtas e iberos. Es increíble que se pueda mantener esto de forma seria...
De todas formas, y fuera del off-topic, muy interesante la parte en la que se identifica cantabria-vizcaya como un ente comercial y marítimo común. Es bastante, bastante creíble. Y provocador....
Como maldad, el consulado de Brujas es el consulado de Vizcaya, y no de Vizcaya-Camtabria... Pero también entiendo que al margen de realidades actuales, un tipo de Santoña se sintiese perfectísimamente representado por tal consulado. Si le preguntásemos, probablemente diría que era su consulado. Y que él, ser, ser, era de Santoña. Castilla.
Saludetes


Nosotros somos los países auténticos, no las fronteras trazadas en los mapas con los nombres de hombres poderosos.
Katharine Clifton en "El paciente Inglés"

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