Eso mismo, su estadia por Venezuela fue para apaliar la critica situacion que presentaba la escuadra en aquellos años. Pong a continuacion un interesante articulo de FAV-CLUB a ellos el credito.
Los casi desconocidos destructores ARV Carabobo y ARV Falcón
En 1969, con el ascenso al poder de Rafael Caldera (1969-1974), se inició el segundo gran plan de reequipamiento de las Fuerzas Armadas venezolanas (FF AA), tras el experimentado durante el régimen del general Marcos Pérez Jiménez (1952-1958). El desgaste producido tras doce años de insurrecciones militares y lucha antiguerrillera, y el escaso mantenimiento, el material de las FF AA ameritaba una renovación urgente. Además, el cuadro geopolítico lo hacía imperativo. Al Oeste, Colombia avivaba sus pretensiones sobre el Golfo de Venezuela; al Este la reclamación del Territorio Esequibo estaba en su punto más álgido, y, al Sur, Brasil adelantaba sus políticas geopolíticas expansionistas y hegemónicas, estas últimas respaldadas por el presidente norteamericano Richard M. Nixon. Los cariocas, representaban la amenaza de mayor atención.
En este orden, los estados mayores se abocaron de inmediato a elaborar sus listas de prioridades y a concretar las negociaciones, y, un tiempo después, comenzaron a llegar los materiales adquiridos. Así, el Ejército recibió los tanques AMX-30, transportes blindados AMX-13 VCI y LAV-150, obuses remolcados Oto Melara M-56 de 105mm. y autopropulsados AMX-13 F.1 de 155 mm. Las ordenes cursadas por la Fuerza Aérea comprendieron cazas CF-5,A/D y Mirage III/5, transportes C-130H, aviones de apoyo táctico OV-10E, entrenadores avanzados T-2D y helicópteros Bell 212. La Aviación Naval, hasta entonces conformada por unos pocos aviones de transporte se potenció con la incorporación de los S-2E Tracker de patrullaje antisubmarino. Por su parte, la Infantería de Marina incrementó su capacidad de asalto anfibio con vehículos blindados de la Serie LVT-7, y, su poder de fuego, con obuses M-56. Pero, potenciar a la Flota requería de un tiempo sustancialmente mayor.
A inicio de la década de los años setenta la Escuadra presentaba un cuadro crítico. Los buques de guerra construidos en los años cincuenta se encontraban en un estado deplorable como consecuencia de un mantenimiento inadecuado y al bajo entrenamiento de sus primeras tripulaciones. Los tres destructores clase Nueva Esparta, constituían, la espina dorsal de la Flota, pero sus condiciones operativas no eran optimas, aunque el insigne de la clase había sido dotado de misiles AA Sea Cat y se pretendía, localmente, hacer lo mismo con el par restante. Dos de las seis fragatas de la clase Almirante Clemente, permanecían en el Reino Unido donde estaban siendo sometidas a un interminable proceso de modernización, mientras que el resto se encontraba prácticamente inoperativo. El buque de mayor apresto operacional era el solitario submarino, el ARV Carite (S-11) y es que jamás se descuidó su mantenimiento. Así las cosas, el reto que se le presentaba al Alto Mando Naval era grande ya que planificar y ejecutar un programa de nuevas construcciones requería más de una década, como en efecto sucedió.
En tales circunstancias la Administración Caldera, cursó las órdenes a astilleros británicos y alemanes, respectivamente, por seis patrulleros cañoneros/misilísticos clase Constitución / Federación , y de tres submarinos Type U-209A de los que sólo se construyeron dos. Asimismo, se adelantó el proyecto para la construcción de seis fragatas misilísticas. Pero la delicada situación geopolítica ameritaba una respuesta inmediata en el orden naval, no se podía esperar a que se construyeran los buques ordenados y en consecuencia hubo que recurrir a los excedentes que ofrecía la US Navy para paliar las deficiencias de nuestro poder naval. Y es así, como se recibieron dos destructores de la clase Allen M. Summer, dos submarinos Guppy II, y un buque de desembarco tipo LST / clase Terrebone Parish.
Los destructores clase Allen M. Summer junto con la clase Gearing (idéntica pero con 14´ más de eslora) conformaron una serie de más de ciento cincuenta buques construidos entre 1944 y 1945. Tras la SGM sufrieron diversas modificaciones pero las más importantes fueron las acometidas, en la década de los años sesenta enmarcadas en los programas Fleet Rehabilitation and Modernization I y II. (FRAM I y FRAM II) .
Los dos Summer transferidos a la Armada venezolana fueron, el ex-USS Beatty, DD-756, un FRAM I, en fecha 14 de julio de 1972, rebautizado ARV Carabobo, D-41, y, el ex-USS Robert K. Huntington, DD-781, un FRAM II, el 31 de octubre de 1973, y designado ARV Falcón, D-51. La diferencia fundamental entre las configuraciones FRAM I y FRAM II, la constituía que en la segunda, se habían instalado, detrás del castillo de popa, un hangar y una cubierta de vuelo para la operación de un helicóptero en consecuencia el Falcón fue el primer buque venezolano en contar con facilidades para la operación de aeronaves. No obstante, el primer aneviaje registrado en un barco de guerra venezolano data de 1973, cuando un helicóptero Bell UH-1D Iroquis de la Fuerza Aérea Venezolana se posó en la cubierta del buque de desembarco ARV Amazonas (T-51). A los mandos del Huey estaba el hoy, general de división de la Fuerza Aérea (retirado), Calixtenes Fuguet .
En 1977, se le cambiaron los numerales que a todos los buques y embarcaciones de la Armada, correspondiéndoles, a partir de entonces, al Carabobo y al Falcón, el D-21 y D-22, respectivamente. Pero la carrera de estos dos estupendos buques estaba próxima a terminar, ya que, a fin de obtener tripulaciones entrenadas para dotar a las fragatas misilísticas tipo Lupo / clase Mariscal Sucre que estaban a punto de entregarse, en 1979 fue desincorporado el Carabobo y, en 1981, el Falcón. Ambos buques terminaron en el fondo del Caribe tras ser hundidos por misiles Otomat lanzados desde las nuevas fragatas.
Los destructores clases Allen M. Summer / Gearing, eran buques robustos que algunas Armadas del mundo mantuvieron operativos hasta bien entrados los años noventa. En algunos caso se les dotó de armamento moderno como misiles Harpoon y Exocet, así como de montajes monotubo Breda de 76/62 mm Compact. En Iberoamérica prestaron servicio, además de Venezuela, en las Armadas de: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y México. Y Taiwan los convirtió en destructores misilísticos y aún forman parte de su Flota.
Quizás el retiro prematuro de los destructores Carabobo y Falcón, se debió a esa tendencia marcada en las Fuerzas Armadas de adquirir nuevo material en detrimento de aquel en uso que, aún anticuado, puede seguir prestando valiosos servicios a la defensa nacional.