VARIAS LOCALIZACIONES, 6 de diciembreSevillaEl Tte. coronel de artillería Mellado había sido comisionado por el ministerio de la Guerra con el fin de encontrar una forma de reforzar las defensas de las ciudades de Ceuta y Melilla. Esto le había obligado a viajar a los pirineos, donde pudo ver de primera mano las labores de fortificación que se estaban llevando a cabo para reforzar la línea Arolas. Acabado el viaje y con una ligera idea de cuáles serían las necesidades, pudo regresar a Madrid, antes de empezar a buscar los materiales que precisaría. El problema, era que las defensas de los pirineos tenían la máxima prioridad y consumían demasiados recursos, por lo que se vio obligado a buscar materiales de construcción acudiendo a varios constructores privados en lugar de a los fabricantes.
Buscar la artillería necesaria para defender esas posiciones aun fue más complicado. La mayoría de los cañones que pudo encontrar fueron piezas de finales del siglo anterior. Cañones de montaña Plasencia, y piezas similares, almacenadas en maestranzas y acuartelamientos. Fue un golpe de suerte el encontrar los 20 obuses Ordoñez de 240mm modelo 1903
(1). Estas piezas proyectadas por el coronel Ordoñez en 1896, fueron construidas en 1903 para defender las costas nacionales, desgraciadamente para ellas su construcción coincidió con la renuncia a las armas de tiro curvo para la defensa de costas. Por ello acabaron almacenadas en la Maestranza de Sevilla mientras otros muchos obuses de costa eran retirados de sus emplazamientos y transferidos a las fortificaciones de los pirineos.
Ahora gracias a ellos podía enviar 10 unidades a cada una de las ciudades, y las acompañaría con decenas de viejos Plasencia, Sotomayor, y los 16 obuses Mata de 90mm, aunque para estas anticuadas piezas construiría emplazamientos fijos que paliasen en parte la carencia de cureñas deformables. No eran cañones de tiro rápido, pero haría cuanto pudiesen por paliar sus carencias.
GuahánTras los duros combates del día 4 de diciembre, el general López esperaba nuevas acciones en días siguientes, sin embargo el día 5 el mar apareció limpio y sin un solo buque japonés a la vista. Desgraciadamente el comandante español desconocía si la desaparición de la escuadra japonesa se debía a haber desistido por la resistencia española, o por la necesidad de proteger la escuadra de la fuerte tormenta que se desato a mediodía. La respuesta llegaría al anochecer, cuando recibió un mensaje codificado desde Saipan. La escuadra enemiga se había resguardado en la bahía de San Vicente, en dicha isla.
¿Volverían cuando amainase el temporal?
SaipanLas ramas se agitaban por el viento produciendo ruidos que ponían nerviosos a los guerrilleros españoles, ocultos y en constante alerta desde el desembarco japonés de días atrás. Al menos la lluvia había cesado horas antes, aunque los negros nubarrones del cielo seguían amenazando con descargar su furia sobre la isla una vez más.
Cerca de San Vicente el capitán Virgilio Jiménez observaba la poderosa escuadra japonesa desde un cerro cercano. Sus órdenes eran esperar a que la guarnición japonesa se sintiese cómoda, y solo entonces desatar en infierno en la isla, utilizando para ello tácticas de guerrilla. De momento no había habido ningún problema, de momento las fuerzas japonesas habían enviado patrullas a reconocer la isla, pero las habían esquivado sin problemas.
Ahora en cambio una poderosa escuadra japonesa había fondeado en la isla, y sus numerosos buques militares constituían una presa más que apetecible. Si al menos pudiesen poner en servicio el torpedo humano que tenían oculto en la costa sur de la isla. Este era una evolución del artefacto diseñado en por Antonio Sanjurjo Badia años atrás en Vigo
(2), en esta ocasión modificado con un motor eléctrico que le daba 2 horas de autonomía, las suficientes para colocar las dos minas marinas que podía llevar a poca distancia.
Por desgracia para él, el artefacto estaba siendo montado en esos instantes, y debido a las precauciones a las que los obligaba el secretismo, el proceso llevaría días. Dudaba que la escuadra japonesa siguiesen en la isla cuando lo tuviesen listo por lo que habría que esperar otra oportunidad.
¡Lastima!
Madrid-¡Almirante! El señor Torres Quevedo espera en la puerta. –Dijo el secretario Rivero.
-Por favor señor Rivero, haga que pase,. –Respondió el general Echagüe, quien se levantó para dar la bienvenida a su ilustre visita. Poco después y mientras tomaban una taza de café, el ingeniero Torres Quevedo pasaba a explicarle el motivo de su visita.
-Señor ministro. Hace ya 11 años patente, y años después presente frente a su majestad el Telekino. Un medio de controlar objetos por ondas hertzianas.
-Sí, conozco su proyecto señor Torres Quevedo, me pareció algo increíble.
-Gracias, señor ministro. Bien, no sé si sabrá que gracias a la demostración logre financiación para investigar la forma de guiar proyectiles y torpedos por parte del ministerio de Marina.
-Sí, algo sé, se emplearon algunos de sus inventos en el ataque a Gibraltar.
-Exacto, señor ministro. Vera, al investigar sobre la guía de proyectiles y torpedos nos encontramos con un obstáculo insalvable. Los torpedos y los proyectiles de artillería no podían guiarse por el simple hecho de que el guía no podía verlos, bien por ser demasiado rápidos bien por ir bajo el agua, por eso nos tuvimos que conformar con los brulotes.
-Entiendo, no se puede guiar lo que no se puede ver… siga, por favor.
-Mi propuesta es muy simple, creo que podemos guiar las bombas de aviación.
La idea de guiar bombas de aviación atrajo desde que la escuchó. Pese a las noticias que publicaba la prensa, él sabía que la mayor parte de las bombas lanzadas en Saint Etienne habían caído lejos del objetivo. De hecho tan solo se habían registrado como mucho 4 aciertos pese al lanzamiento de más de 25 artefactos.
Si pudiesen garantizar los aciertos, la guerra daría un salto de gigante, y sería España quien lideraría ese campo…
-Dígame entonces, señor Torres Quevedo. ¿Qué precisaría para emprender su proyecto?
(3)MuretUn viejo gramófono recuperado de quien sabía dónde, tocaba una canción francesa que resonaba en toda la cantina del aeródromo de Muret. Entre los pilotos el vino corría a raudales mientras charlaban y jugaban a las cartas, dos de ellos más tranquilos que los demás, se conformaban con una tranquila de ajedrez en el porche, aprovechando los escasos rayos de sol del frío mediodía de diciembre. De pronto el timbre del teléfono rompió el bullicio de la cantina, que quedo en silencio mientras el Tte. Zara descolgaba y tenía una breve conversación, si es que podía llamarse así a responder con cuatro simples monosílabos a quien estuviese al otro lado de la línea.
-¡Alfonso! –Grito mientras colgaba. –El regimiento Uad Ras acaba de encontrar los restos del aparato francés. Tu victoria acaba de ser confirmada.
Esta noticia desató el griterío entre los pilotos que habían permanecido en silencio, expectantes ante la noticia, corriendo a felicitar a su compañero de inmediato.
Por encima de todos se oyó una voz, la del propio Alfonso que gritaba.
-¡Urquijo, champan para todos! –El capitán Alfonso de Orleans y Borbón, primo del Rey, y uno de los primeros y más destacados pilotos del ejército, acababa de ver confirmado su primer derribo.
- Obús Ordoñez 240/16 modelo 1916 en la realidad.
- En esta ocasión al ser una evolución de la boya sumergible, sería un artefacto a mitad de camino entre esta y un torpedo tripulado.
- El desarrollo de las bombas de aviación guiadas llevaría años.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.