LA BATALLA DEL ATLÁNTICO III
A mediados de febrero los cruceros de batalla Scharnhorst y Gneisenau tras haber roto el bloqueo sin que la Royal Navy lo advirtiese, y el día 22 hundieron 5 motonaves de un convoy que regresaba en vacio a los EEUU, tras lo cual cambiaron de latitudes marchándose al sur. Los buques alemanes mantuvieron la búsqueda hasta el 7 de marzo, cuando avistaron al noroeste de Cabo Verde al convoy ingles SL-67 con 78 barcos, que avanzaba protegido por el Malaya y varios destructores y escoltas antisubmarinos. Ante la imposibilidad de atacar un convoy tan protegido, los cruceros germanos radiaron la posición de forma constante para intentar atraer hacia allí a algún submarino capaz de torpedear al acorazado y despejarles el camino.
Sin embargo los torpedeados acabaron siendo 6 mercantes, los buques germanos estaban a punto de desistir y abandonar el convoy cuando se les informo de la próxima llegada de una segunda escuadra desde Gibraltar. A las 15:40 del 9 de marzo se detecto desde el Malaya la aproximación de 10 buques desde el noroeste, se trataba del acorazado Andrea Doria y los cruceros pesados Hipper, Canarias, Bolzano, Trento y Trieste y de los ligeros Cervera, Miguel de Cervantes, Méndez Núñez y Galicia, que habían partido 4 días antes con la intención de lanzar una gran campaña corsaria, era preciso cercenar las arterias comerciales del Reino Unido antes de Seelowe.
La fuerza ofensiva se dividió en tres escuadras una con el Scharnhorst, el Gneisenau, y el Andrea Doria, el Cervantes, y el Cervera para enfrentarse al Malaya, otra con el Hipper y los cruceros italianos en el que sería la encargada de destruir a los escoltas, y una última ya más alejada para impedir la huida del convoy con los cruceros españoles. Para el Malaya era una difícil situación táctica, pues evidentemente cualquier fuerza sobre la que actuase rehuiría el combate aprovechando su velocidad superior, mientras la segunda atacaba el resto del convoy. A pesar de ello perder un convoy de 72 barcos era de todo punto inadmisible, y su propia huida era imposible por su velocidad muy inferior a la de la escuadra enemiga.
Ahora la suerte del convoy estaba echada, los cruceros pesados se lanzaron a por los débiles escoltas británicos disparando desde distancias superiores a los 15.000mts, y muy pronto el Hipper lograría los primeros impactos sobre el destructor Faulknor que empezaría a hundirse tras recibir la 6ª salva de 203mm. El destructor Forester estaba tratando de acortar distancias con los acorazados enemigos para tratar de torpedearlos, pero fue objeto del ataque de los cruceros Trento, Trieste y Bolzano. En un primer momento pareció que los cruceros italianos confundían sus salvas dificultando el tiro, pero tras 9 minutos de combate el destructor recibió sus primeros daños sin llegar a distancia de lanzamiento de torpedos, siendo hundido en solo unos minutos más.
El Scharnhorst, uno de los protagonistas de la destrucción del SL-67
Ahora el Malaya estaba solo, durante 20 minutos había intercambiado disparos con los principales buques enemigos acertando en dos ocasiones en el Shcarnhorst, aunque sin ocasionarle daños demasiado graves, mientras él mismo recibía 5 impactos de los cañones de 281mm alemanes y 1 de 320mm italiano con nulos efectos. Pero ahora los cruceros ligeros españoles que trataban de atacar al acorazado desde dos direcciones estaban acortando distancias de forma decisiva, tan peligrosa que el Malaya incluso abrió fuego sobre estos con su artillería principal alcanzando al Cervera con 2 proyectiles de 381mm que, le destrozaron el puente acabando con la vida de 39 tripulantes e hiriendo a otros 30. Sin embargo los cruceros lograron lanzar sus torpedos, 12 torpedos que corrieron hacia su objetivo y lograron 2 impactos en estribor y 1 en babor pese a las violentas maniobras del acorazado.
Con el acorazado británico inerme sobre el mar la artillería enemiga se concentro sobre él, destrozándolo paulatinamente hasta terminar de hundirlo. Únicamente quedaba ya capturar al convoy, pues el Canarias y sus escoltas habían destruido los dos arrastreros antisubmarinos débilmente armados que lo escoltaban, y rescatar a los numerosos náufragos de los hundimientos del día, labor encomendada al Cervantes. Sin posibilidad de defensa el convoy capitulo y sus naves recibieron dotaciones de presa que las guiaron hasta España, 12 petroleros, cereales, grano, hierro, manganeso, algodón, té, y congelados entre otros. Toda una captura.
Tras esta captura los cruceros de batalla arrumbaron hacía el noroeste en busca de nuevas presas, capturando 6 nuevas presas el día 19, estos informaron que les seguían mas naves, por lo que tras prepararse los atacaron capturando otras 10 y hundiendo uno más que se defendió valerosamente. Ante la llegada del Rodney se dio por cumplida la misión y se opto por regresar a Ferrol a donde llegarían el día 22 de marzo para efectuar reparaciones. Más al sur, la bahía de Cádiz era un hervidero de presas, pues un mes antes habían arribado a Cádiz 3 buques factoría y 11 arponeros enviados por el Scheer y los corsarios alemanes, y ahora se trabajaba intensamente para transformar a los arponeros en destructores, equipándolos con armamento enviado desde Alemania.
El convoy demás numerosos U-boot alemanes recalaban en los puertos españoles, pues a finales de marzo se había ordenado a todos los U-boot que operaban en el mar del norte.
La unica victoria británica llegaría el 16 de marzo, cuando el tercer convoy de refuerzo a Gran Canaria estaba llegando a la isla, como siempre efectuado por destructores italianos. Allí el submarino Triumph que había localizado los convoyes anteriores sin llegar a lograr situarse en posición de disparo, lanzo una salva de torpedos contra el Nembo alcanzándolo en la popa. El destructor gravemente dañado y con muchas bajas a bordo empezo a hundirse, pero gracias a la intervención del destructor Aquilone, que le tendió cables de energía y ayudo a controlar los daños, dispuso de tiempo para evacuar a todo su personal antes de zozobrar. Tras el torpedeamiento el Triumph fue acometido por 4 destructores que le persiguieron lanzando cargas de profundidad durante 9 horas. Finalmente el submarino lograría evadir a sus perseguidores y regresar a Portsmouth.
La captura del convoy SL-67, y de otras 16 unidades supuso un golpe durísimo para Gran Bretaña, más incluso que la pérdida de un acorazado. Por si fuera poco el día 20 de marzo los espías ingleses en Portugal informaron de la llegada a Ferrol del Admiral Scheer, que regresaba de un exitoso crucero por el Atlántico, Caribe e Indico, y el 22 de los acorazados Scharhorst y Gneisenau. En Londres no se recordaba una catástrofe similar desde la captura de la flota de indias por el almirante español Luís de Córdova y Córdova en 1780. El daño para la capacidad bélica británica no podía medirse, y la existencia de materiales como el petróleo o acero se había visto seriamente comprometida, la propia bolsa de Londres acuso el golpe de forma brutal estando a punto de quebrar.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.