capricornio escribió:
Respecto al testimonio de los agentes que menciona Isócrates, no es lo mismo presenciar el delito que presentarse en el lugar donde se ha producido el mismo a posteriori. En un caso el agente es testigo de como ocurren unos hechos, en el otro el agente recoge los restos que se puedan haber dejado, sin tener la certeza de como y en que momento se depositaron.
Los agentes que presenciaron los hechos en Anoeta no sabían ni quien ni cuando elaboró el material cuya exhibición supuso el delito de enaltecimiento, ni tan siquiera sabían quien lo exhibió materialmente y si lo hizo recibiendo órdenes de alguien. Por otra parte, los agentes que custodiaron las bolsas recogidas de le estación del pozo aseguraron que nadie había alterado los efectos, lo mismo que aseguraron los que custodiaron y revisarón la kangoo. Por cierto, los agentes que analizaron las distintas muestras de explosivos -tanto de la PC de la PN como TEDAX de la PC como GC coincidieron en que no es posible determinar la marca comercial de un explosivo que ha sufrido reacción explosiva. También es de destacar que los agentes que participaron en el dispositivo de Leganés declararon como los islamistas estaban vivitos y coleando dentro del piso y como entonaban cánticos y proferían gritos e insultos. Así que, en realidad, la información que han proporcionado los agentes en el 11M es de tanta o más importancia que la simple contemplación de los hechos sin poder asegurar la autoría. Sin embargo, toda esa labor es puesta en duda pese a venir avalada por las pruebas materiales correspondientes.
Sin embargo, cuando el caso no es el 11M -el ejemplo es Otegui porque tú lo has mencionado, no por otra cosa- la simple valoración de los policías presentes, sin estar acompañada de ninguna prueba material, hace que la ausencia de condena sea una vergüenza. Para "implicar a "El Chino" no vale ni que adquiera el explosivo, ni que lo llevara a Madrid, ni que reivindicara los atentados, ni que realizara amenazas terroristas, ni que reconociera su participación, ni que se refugiara en un piso repleto de los explosivos y los detonadores que había adquirido, ni que se inmolase... no vale nada.
Dicen que la belleza está en los ojos del espectador. Evidentemente, para algunos no solo la belleza.