Lo infame es que esa canallada ya se ha denunciado varias veces en los últimos años, y ahí sigue
http://hundirmairena.blogspot.es/ Sin embargo, hasta que no ha habido movilización ciudadana contra ese negocio vergonzoso nadie se ha dado oficialmente por enterado.
Primera conclusión (de carácter peligroso,ciertamente): por la vía oficial se consigue poco.Por la bronca, al menos, sales en el telediario.Y lo único a que tienen miedo los políticos (los jueces se la traen al pairo) es al telediario. A la gente dando bronca en el telediario. Eso, naturalmente, siempre y cuando el político de turno no tenga controlado el telediario. ¿Forma de que el político no controle el telediario? Que la gente no trague. Y que la bronca sea tan gorda que la cosa no pueda ocultarse.
Lo que nos lleva a la segunda parte: el bulevar Gamonal de Burgos. Eso es, tácticamente, incluso más interesante, si cabe. Resumiendo Burgos: un grupo de vecinos echados para adelante, un pequeño núcleo radical que quema cosas, un alcalde timorato que se jiña. Un alcalde de Burgos que demuestra ser un pobre hombre, inseguro, acomplejado, incompetente en el diálogo y en la violencia. Un alcale de Burgos con freno y marcha atrás. Resumiendo Burgos: cuando la calle arde, el político se acojona. Hasta entonces, pastelea. Lo que lleva a la segunda triste conclusión y confirma la 1ª: en esta España disparatada, si vas por lo legal no te hacen ni puñetero caso. El problema es que, si vas por lo ilegal, llega el radical antisistema quemacoches y se adueña del invento. Eso es malo (para la causa justa) porque radicaliza la protesta. Es bueno (para la causa justa) porque abre telediarios.Con su consecuencia.
Y ahora viene la tercera conclusión. O la cuarta (he perdido la cuenta)... Al ciudadano indignado, aunque pacífico, le viene bien que el radical se encargue del cóctel molotov. Llega allí donde no llegaría él. En vista de lo cual,para una causa justa desdeñada por el poder, lo ideal es una combinación de ciudadanos pacíficos con ciudadanos broncas. No sé si me explico. Esa es la conclusión deducible de la errática, imbécil, reveladora, educativa gestión de cabo a rabo de la crisis del alcalde de Burgos. Dicho de otra manera: el alcalde de Burgos acaba de confirmar a toda España que la única manera de defender causas es que arda la calle. Y eso abre interesantes perspectivas de futuro.
Imaginen cuando un día, porque todo llega, se coordinen esas interesantes perspectivas. Más que nada, por simultanear. Va a faltar arroz para tanto pollo. Está demostrado que, hasta llevarla a ese punto crítico, la clase política española es partidaria de mirar el paisaje y tocarse la flor. Moraleja: cuando haya causa a defender, ante la probada inoperatividad de las vías legales, llevémosla al punto crítico. Y que se acojonen. No sé si captamos las graves consecuencias de una conclusión como ésa: en esta perra y bormuja España, quien no quema, no mama.
¿Solución preventiva? Elemental, querido Guatson. Políticos eficaces y con sentido común, gente decente que atienda y las vea venir.Que las vea venir antes de estallar. Y que si estallan, sepan gobernarlas con sentido común y autoridad clara. Asumiendo aciertos y errores. Alcaldes o políticos eficaces. No bobos, o golfos, compadres unos y otros de caciques, constructores, empresarios y trincones locales. Pero, conociendo a nuestra clase política, no son ésos lo que abunda. Así que, me temo, esto va a ponerse simpático.
Y eso nos lleva al tercer punto: la bronca del barrio musulmán de Melilla. Un problema no de alcaldes, sino de Gobierno. Pocos plantean la cosa como lo que es: población emigrante amontonada allí sin trabajo y cocinada despacio por los imanes ultraislámicos. Voces autorizadas llevan años alertando del problema que se gesta allí: la influencia de los islamistas radicales en la población musulmana. Hará falta mucha inteligencia política, muchos medios y dinero,recurrir a expertos muy solventes, para torear ese toro por los dos pitones. El día que estalle la intifada en Melilla no es que salgamos en los telediarios españoles. Es que saldremos en los de todo el mundo.
Ahora hemos aprendido todos una lección útil y peligrosa: un contenedor ardiendo vale más que una denuncia en un juzgado. Y es más rápido. Le sugiero al Gobierno que tenga muchos bomberos y muchos antidisturbios a mano. Los va a necesitar. Y hay días en que merece necesitarlos.