OFENSIVA DE CERVERE I, 4 de noviembreEl general Villalba observaba con preocupación el gran mapa de los pirineos que tenía frente a sí, en el que aparecían marcadas las posiciones españolas señalizadas por una pequeña muralla tras la que se veían grandes fichas con banderas y un número que las identificaba como el cuerpo de ejército correspondiente. Frente a ellas y tras lo que parecía un pequeño murete había otras tantas fichas similares a las anteriores pero de color rojo que identificaban a las unidades enemigas, si estas eran conocidas, o en las que aprecia un interrogante si no lo eran. Precisamente de estas últimas partían grandes flechas que señalaban los ataques que se estaban llevando a cabo en los últimos días. Un mes ya en el frente de Irún y tan solo cinco días en el Mediterráneo. Las tropas españolas estaban plenamente implicadas en el combate y las reservas se habían esfumado hacía tiempo.
-Coronel Gutiérres. –Dijo entonces Villalba con decisión. –Telegrafíe a Madrid y solicite que nos envíen uno de los cuerpos de Ejército que permanecen en el oeste como reserva, mejor si son dos, pero que nos envíen al menos esos 30.000 hombres es crucial para la defensa. Insista cuantas veces sea necesario.
-A la orden de vuecencia, mi general. –Respondió el aludido escribiendo rápidamente una nota que paso al departamento de comunicaciones mientras el general continuaba su exposición.
-Caballeros, nos están atacando con mucha fuerza y aunque de momento aún no han logrado avanzar ni un paso nuestras bajas se acumulan. De momento estamos logrando mantener las rotaciones en el frente y dar solidez a nuestras líneas, pero si no recibimos refuerzos, en un plazo de diez o quince días podríamos encontrarnos en serios problemas. –Tras una breve pausa en la que los presentes mostraron su conformidad prosiguió. –General Aguirrebengoa. ¿Cuál es la situación de nuestra artillería?
-Mi general. De momento como bien sabe hemos trasladado la artillería ferroviaria al frente de Figueras, donde los franceses continúan atacando con fuerza. Ya han llegado y están haciendo un gran trabajo de contención. Tenemos municiones abundantes y nuestras posiciones son fuertes, especialmente las de la artillería de campaña. Mientras no fallen los suministros podremos rechazar al enemigo…creo. Tenemos sin embargo un problema. –Dijo el artillero antes de proseguir cuando Villalba le dio el permiso. –Los franceses están utilizando su flota para dar soporte de fuego a sus ataques en la costa. Si unimos los pesados cañones de sus acorazados a las piezas sobre ferrocarril que han movilizado, el resultado es un poder de fuego totalmente abrumador. Varios de nuestros grandes fuertes saltaron ya por los aires con las piezas de gran calibre que allí teníamos estacionadas.
El Corbert sería hundido frente a Durres durante la evacuación del ejército Serbio.-¿Qué estamos haciendo para defendernos de ese ataque? –Quiso saber Villalba.
-Hemos empleado varias baterías de cañones Krupp de 150mm para reforzar a los Munaiz-Argüelles que protegen la costa, pero la flota atacante es demasiado grande y aunque hemos destruido 9 dragaminas y dos destructores y dañado varios buques más, el enemigo no ceja en su intento de despejar la costa de minas. En cuanto a sus grandes buques, estos disparan desde la zona de Port Vendres y Colliure, lo que los deja en desenfilada de nuestras baterías. Otro problema detectado es que sus buques disponen de nuevas armas antisubmarinas y han logrado rechazar varios de nuestros ataques. Aun así inteligencia indica que el submarino Hontoria logro colocar varias minas que han causado un serio quebranto al enemigo, se trataría del acorazado Paris, que se habría visto obligado a retirarse seriamente dañado. Hemos tratado de confirmarlo mediante reconocimiento aéreo, y definitivamente dicho acorazado no está presente en Colliure junto al resto de su escuadra. En definitiva, tenemos un serio problema pero tratamos de enfrentarlo.
-¿Conocemos el estado general de la flota francesa? –Quiso saber ahora Villalba dirigiéndose al capitán de fragata Barrios, quien a la sazón actuaba como enlace de la marina tras ser apartado del servicio activo por una Malaria contraída tiempo atrás en Filipinas.
-Sigue siendo la armada más poderosa del Mediterráneo con diferencia, mi general. –Respondió este. – Hasta ahora han perdido un acorazado moderno, el Coubert torpedeado por un submarino alemán y un pre Dreadnought bastante moderno, el Justice torpedeado por el Akelarre, ambos en la campaña de Serbia. Ya en los Dardanelos perdieron el viejo Henri IV hundido también por el Akelarre y el St Louis por una mina turca. Mencionar también que en Cartagena perdieron al Bouvet al chocar con una de nuestras minas, y que el submarino B-6 acabó con el Patrie cerca de Corcega dos meses atrás.
Sin duda han sido muy castigados sobre todo por minas y submarinos, aun así disponen de tres modernos acorazados clase Bretaña, y otros tres, dos si es cierta la noticia referente al Paris, clase Coubert
(1). Además disponen de 15 acorazados pre Dreadnouht, de los que aproximadamente la mitad están en el Mediterráneo, si bien es cierto que algunos tan solo son válidos en misiones de apoyo como la actual. En cuanto a los cruceros acorazados perdieron hasta el momento el Amiral Charner, el Victor Hugo, el Kleber, el Amiral Aube, y el Condé, los tres últimos mientras escoltaban convoyes por el estrecho de Gibraltar al ser atacados por nuestros destructores y torpederos
(2), pero les restan aun 12 unidades que dedican principalmente en escoltar convoyes por el Mediterráneo y a través del estrecho. Son buques anticuados pero aún pueden dar juego.
El destructor José Luis Diez, de la clase Furor II, sería una de las bajas en las batallas del estrecho. -Bien, dígame, según su experiencia ¿Cuál sera el actuar de esos buques en un futuro inmediato? -Quiso saber Villalba.
-En mi opinión trataran de limpiar todas las minas de la zona de Cerbere para poder anclar allí sus grandes acorazados y pulverizar el flanco derecho de nuestras tropas aquí. No creo que tarden más de 24 horas en lograrlo. -Indicó Barrios señalando el plano que tenía frente a sí el general. -Con los acorazados disparando desde menos de 3.000 metros de la costa, todo este flanco saltara por los aires, el resto puede imaginarlo mi general.
-Sí, la infantería entrara en tropel. -Respondió el general Villalba. -Según tengo entendido los turcos hundieron tres acorazados con minas en una situación similar, pero claro, los franceses no cometerán dos veces el mismo error por bonito que fuere que lo hicieran. En fin, póngase en contacto con el ministerio de Marina por si fuere posible enviar más submarinos a esta zona, yo también veré si podemos hacer algo más, gracias a los dos, Barrios, Aguirrebengoa, magnificas exposiciones.
De momento quiero trasladar varias baterías de 150mm y obuses de 210mm a la zona de la Riera, detraedlas de la zona pirenaica si es preciso y que los ingenieros les preparen posiciones fortificadas, y ya que estamos que la mitad del ejército de Montaña se traslade a este sector, al menos hasta que lleguen los refuerzos que hemos pedido a Madrid, aprovechemos que el frente pirenaico esta en calma. Además, por si los submarinos no pudiesen acercarse, quiero que se hable con el servicio aeronáutico por si fuere posible lograr algún éxito mediante un ataque aéreo pues creo que se han desarrollado bombas de más de 100kg. –Dijo antes de continuar. –¿Alguien tiene algo más que aportar?
Lanzatorpedos de un Torpedero Clase T antes de partir a patrullar el estrecho de Gibraltar, varias de estas unidades serían dañadas o hundidas.-Con su permiso, mi general. –Intervino entonces el general Segarra quien comandaba las tropas de montaña. –Quisiera recordar que las tropas de montaña siguen sin sus equipos de invierno. Se han dado ya casos de congelaciones y tenemos las primeras bajas sin haber entrado en combate. Si no recibimos pronto esos equipos, cuando llegue el invierno caeremos como moscas. –Dijo el montañero.
-Gracias general Segarra, tiene razón, debemos remediarlo a no más tardar. –Afirmo con decisión Villalba. -¡Coronel Gutiérres! Telegrama urgente al Ministerio sobre el asunto, y adjunte una copia al presidente del Gobierno. –Ordeno nuevamente a su oficial de comunicaciones. –Si Valeriano se interesa personalmente, esos equipos llegaran aquí en cuestión de días.
-Caballeros, debemos resistir. No hay más razón ni remedio que resistir… -Finalizó con decisión.
- Evidentemente las perdidas se han aumentado para reflejar la actividad submarina y la ventaja proporcionada por el control del estrecho de Gibraltar.
- Igualmente las perdidas entre los torpederos y destructores habrán sido elevadas.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.