EL PIREO, 27 DE JUNIO DE 1917La presencia en El Pireo de la Flota Combinada Hispano Alemana causó una verdadera sensación en Atenas. Muchos eran los curiosos que acudieron al puerto ateniense a ver tamaño espectáculo.
4 grandes Cruceros de Batalla, varios cruceros ligeros y una docena de destructores habían fondeados en el exterior del puerto ático; con una doble misión, además de procurar merecido descanso a las tripulaciones.
La flota que podían ver los atenienses estaba compuesta por los cruceros de batalla alemanes Von der Tann, y Moltke, y los españoles Cámara y Bazán, los cruceros ligeros Bremse, Brumer, Dresden, y Nurberg, y los destructores, entre ellos los Blas de Lezo, Cabeza de Vaca, Miguel de Cervantes, Carlos III, y Elcano.
SMS MoltkeLos cruceros minadores Bremse y Brumer, así como tres de los destructores tomaban posición más alejados, y no habían botado ninguna de sus chalupas.
SMS BremseEn primer lugar, la presencia de la flota intentaría alejar de una vez por todas las maquinaciones de Elefhterios Venizelos de obligar a la renuncia de Caonstantino I y el Diádocos Jorge, y coronar a Alejandro I, segundo hijo del Rey.
En segundo lugar, y si fuera posible, lograr la destitución de Venizelos, y su sustitución por Stephanos Dragumis.
Esta era una misión complicada, tejida en los despachos del Palacio de Santa Cruz. La Diplomacia española poco sabía de la política griega, a excepción de lso informes de Wenceslao Ramírez de Villaurrutia, Embajador de España ante Constantino I.
A su dilatada carrera diplomática, y política, sumaba su paso por el Ministerio de Estado en 1905, siendo uno de los artífices del Tratado de Algeciras de 1906. Miembro de la Real Academía de Historia, consideraba que si bien Dragumis era poco afín al monarca heleno, si era por contra simpatizante del Diádocos y su hermano menor, en los que veía una posibilidad de modernización. Contaba con el apoyo de la Liga Militar, que ya lo había impuesto como Primer Ministro en 1910; aunque terminó por enfrentarse a ésta. Consciente de la debilidad griega, estaba alejado de las ansias intervencionistas de Venizelos.
Para sorpresa de los curiosos, entre ellos muchos diputados, el Rey Constantino I acudió a El Pireo a presenciar el espectáculo. Mayor sorpresa fue cuando el Rey, acompañado de Ramírez de Villaurrutia abordó el Crucero de Batalla Almirante Cámara donde el Almirante Miranda enarbolaba su gallardete.
Constantino I, la Reina Silvia y autoridades civiles y militares helenas a borde del Almirante CámaraMiranda era respetado en Grecia, gracias a su misión en Estambul en 1912, que bloqueando el Mar Negro dentro de una Escuadra Internacional, había acelerado las negociaciones de Paz que llevaron a la conclusión de la Primera Guerra Balcánica. Las Potencias entonces actuaron al unísono, aunque ninguno de los contendientes satisfaria sus pretensiones, especialmente por el contro de Macedonia y Tracia, y sembrarían nuevas semilla de la discordia entre la Triple Entente y la Triple Alianza.
El abrazo entre Miranda, Ramírez de Villaurrutia y Constantino I era un claro mensaje a Venizelos, y a la Entente.
Si Grecia renunciaba a sus pretensiones en Tracia y el Egeo, podría obtener recompensas en Macedonia, y desde luego la evacuación de Francia de Corfú. Ramírez de Villaurrutia, actuando en representación del Rey Alfonso XIII, declarararía que las pretensiones italianas sobre las Islas Jónicas se oponían a la política española de no alterar el equilibrio en el Mediterráneo, rechazando de plano cualquier intento de hacerse con éstas, como si habían hecho en el caso de las islas albanesas.
Poco después de la visita de Constatino a la Flota, los cruceros Bremse y Brumer con su escolta abandonaban la rada de El Pireo, con rumbo este.