Me parece que lo del Rey, fue otra cosa: aguantó el tipo impasible, no se si llegó a oír una sola nota, los silbatos seguro que sí... pero se mantuvo firme.
Son sus mismas palabras: "no ofende quien quiere..." aunque, eso, amigo mío, más bien se deba traducir por: quien se siente muy por encima (no por el palco ni por el título, sino por calidad humana respecto a quien busca ofenderle) se muestra también mucho más educado y mantiene esa actitud impertérrita y no "entra al trapo" de la provocación, ni da el gusto y placer de mostrar su malestar o molestia ante quienes le provocan.
Isocrates escribió:Isocrates escribió:
Nada que oponer, excepto que quien pito el himno no impidió a nadie que procediera a escucharlo en una posición de respeto sin hacer comentarios ni aspavientos. La libertad de expresión de quien decidió escuchar así el himno no se vio conculcada.
Eso, nuevamente, estimo que es mucho decir, sobre todo lo de "escuchar", ¿no le parece? Si usted y yo estamos conversando, y cuando usted habla un tercero se pone a gritar... tal vez pueda, con suerte, "cazar" alguna palabra suelta de lo que usted está tratando de decirme, o frase con todavía más suerte, pero desde luego no puedo decir que le esté "oyendo" y mucho menos que la conversación transcurra por los cauces normales y que quien grita (y ya no le digo si ha elegido el momento) está saboteando o como poco perturbando intencionadamente la conversación. Tal vez no sea "por lo que usted me está diciendo" o "por lo que hablamos", pero desde luego sabe que está interrumpiendo y torpedeando una conversación.
Isocrates escribió: La libertad de expresión de quien decidió escuchar así el himno no se vio conculcada.
Pues eso, que me parece, amigo mío, que es mucho decir... en mi opinión, por supuesto
Isocrates escribió:Pues si así lo considera, lo que tenía que haber hecho es contestar a otra parte de mi mensaje
Si el acto de pitar incita a la violencia me tendrás que explicar porque pitar al equipo contrario no es una incitación a la violencia contra el equipo contrario.
Bueno, ya hemos llegado. Verá, apreciado amigo, de nuevo la piedra tirada al río, a un chucho que pasa por la calle (pobrecito, que tampoco lo merece si no saca los dientes) y al tejado del vecino, e imagine si, para colmo, el tejado "es sensible", lo tiene de cristal.
Que se pite a la alineación del equipo contrario, o ante una jugada que conlleve polémica, sigue siendo una manera un tanto extraña de mostrar la adhesión al equipo propio o de disconformidad con lo que ha apreciado o se le ha pasado al árbitro.
De alguna manera, y creo que es la clave: lo fundamental es que es algo admitido, y que no molesta ya a nadie... o casi nadie.
Por el contrario, esa misma piedra arrojada a un tejado... o si lo prefiere, pitar anoche el himno del Barça cuando estaba en plena celebración, o un himno en presencia (física o televisada) de tanta gente para la que SÍ importa, SÍ es un símbolo, SÍ se sienten representados... y que, como los hinchas de celebración del Barça, merecen el minimo respeto neceario para que nadie les importune, se lo boicotee.
No todo es pitar, ni tampoco es que todo pitido provoque los mismos efectos... pero, creo y mantengo que ésto, sobre todo, tiene que ver porque no todos los pitidos suenan ni en las mismas circunstancias ni con la misma intención... difícilmente pueden, en consecuencia, ni calificarse de la misma manera, ni tener la misma trascendencia.
Jejeeje podemos departir eternamente, pero lo de las piedras.... no todas son lanzadas inocentemente ni todas van al río... y, con perdón, joder un tejado, es otra cosa.
Isocrates escribió:Y le recuerdo que estamos hablando de conductas, todas ellas, realizadas por el público en un campo de fútbol y con escasos minutos de intervalo entre unas y otras.
El mismo lugar, el mismo público, incluso los mismos "autores" si quiere... pero no en las mismas circunstancias, no con igual intención... no con la misma trascendencia. Me dirá que todo es pitar, y estaré de acuerdo, pero aquí acaba toda similitud, toda equiparación. No hay identidad entre ambas acciones. Dos pedradas, pero una al río, la otra... usted sabrá dónde pudo doler a los millones de españoles que lo presenciaban.
Un saludo, a mano limpia y abierta, de sincero afecto y, sin piedra alguna, se lo aseguro
"Ser español y lúcido aparejó siempre una seca soledad." A. Pérez Reverte