Combate de Anderlecht: Toma de Bruselas
Después de haber solucionado, si quiera por el momento, los problemas de mantenimiento de sus tropas,
Dumouriez ordenó al 4º C.E, que acelerara su marcha. Su jefe, el general
Labourdonnaie, había provocado ciertos problemas en Tournay, debido a su jacobinismo exaltado, que le llevó a imponer grandes contribuciones a la población.
Dumouriez le ordenó que marchara rápidamente hacia Gante y Escaut para dirigirse a Amberes y terminar en seguida el circuito del país hasta el Mosa.
Valence, con el 1º C.E, que había logrado entrar en línea, tras un retraso sufrido por los problemas de suministro, recibió la orden de estar el 13 o como máximo el 14, en Nivelles. Dumouriez pensaba que el
duque de Sajonia Teschen se retiraría detrás del canal de Vilvoorde, por lo que ordenó a Valence que bordeara el bosque de Soignies, siguiera por la orilla derecha de dicho canal y esperara al duque en el Dyle.
El 11 partió el comandante en jefe de Mons en dirección a Bruselas. Sus escasos medios de transporte le impedían avanzar rápidamente, pero el 13, al frente de la vanguardia, Dumouriez llegó ante las puertas de Bruselas. Formaba su vanguardia el 2º C.E. del general
D´Harville (11.400 hombres), la división
Stengel (1.500 hombres), la de
Thouvenot (2.000 hombres) y el batallón de
Rosière (400 hombres).
Entretanto, las fuerzas austriacas continuaban su repliegue tras la acción de Jemappes, del siguiente modo: las unidades de
Latour abandonaron Tournai el 7 de noviembre, por la noche tras conocer la derrota del duque de Sajonia, y unidos de madrugada a la división imperial de Cordes, no descansaron hasta llegar a Ronse, donde permanecieron tres horas, y continuaron hacia Gante, donde entraron a las dos de la mañana del día 9. Las formadas por las guarniciones de Tourcoing, Roubaix y Lannoy evacuaron sus puestos entre el 7 y el 8 de noviembre y, unidas al destacamento de Warneton, se dirigieron, por Courtrai y Harelbeke a Gantes, en la que penetraron el 9 por la noche. El destacamento situado en Bury llegó a Soignies a las tres de la tarde del 7 de noviembre, formando la retaguardia del duque de Sajonia Teschen. En Bruselas, la noticia de la derrota de Jemappes provocó onda impresión en el gobierno imperial; la regente de los Países Bajos,
María Cristina, archiduquesa de Austria y esposa del
duque Alberto de Sajonia, abandonó la capital el 8 de noviembre y se retiró a Maastricht tras cruzar la frontera holandesa.
El duque de Sajonia Teschen se replegó de Mons por Soignies, a Bruselas, donde llegó a las diez de la noche del 7 de noviembre; allí dio un pequeño descanso a sus agotadas tropas y el 13 se situó en Lovaina, donde se unió a la fuerza procedente de Gante, dirigida por el mariscal de campo, el
conde Baille de Latour. Juntos, las débiles fuerzas austriacas se replegaron a Roermond, en Holanda, a donde llegaron, tras cruzar la frontera, el día 15 de noviembre. El ejército, reducido a 18.000 hombres, se encontraba atacado por unas fiebres malignas, posiblemente tifus, que afectaron al duque, quien tuvo que resignar el mando ese mismo día en el
conde de Clerfayt.
Como hemos dicho, el 13 de noviembre, se presentó la vanguardia de Dumouriez, fuerte, de 15.300 hombres, ante Bruselas, cubierta por una fuerza austriaca de cobertura, dejada por el duque de Sajonia, para proteger su movimiento hacia Lovaina. Las fuerzas imperiales, que los franceses estimaban en 20.000 hombres, no superaban en realidad los 8.000 hombres, situados en las alturas de
Anderlecht. No las dirigía, como dicen los informes franceses, el
príncipe de Würtemberg, que en aquel entonces se encontraba en Viena, sino
el mariscal Lilien, que recientemente se había batido en Jemappes.
Dumouriez inició su ataque sobre Anderlecht a las ocho de la mañana, pero se adelantó al avance de sus fuerzas, que se reagrupaban para la ofensiva, y quedó envuelto por los austriacos, con una pequeña fuerza de 3.000 hombres. Con su energía y habilidad habitual, desplegó sus escasas tropas e hizo emplear sus cañones de tal modo, que los austriacos creyeron habérselas con un enemigo muy superior. De este modo logró contenerlos y tuvo tiempo de que el resto de su vanguardia acudiese a toda prisa en su auxilio para liberarle de tan apurada situación. La acción se prolongó unas horas más, hasta las dos de la tarde, en que ordenadamente los imperiales se retiraron hacia Lovaina; según Dumouriez, exagerado como siempre, los austriacos tuvieron 400 muertos, 700 heridos, 6 piezas de artillería perdida y varios centenares de prisioneros
… las bajas que consignan los informes imperiales parasen más ajustadas a la realidad del combate: 184 muertos, 449 heridos y 223 prisioneros, sin dejar una sola pieza en poder del enemigo. Aunque Dumouriez cifra sus propias pérdidas en “
medio millar”, los partes de las unidades que actuaron en la acción, como el 11º de cazadores a caballo, hace que podamos cifras sus bajas aproximadamente en unos 350 muertos y 600 heridos, entre ellos el jefe de compañía
Jean Henri Simon, hablamos, por tanto, más del millar que del “medio” millar.
Dumouriez no persiguió a los imperiales, sino que vivaqueó sobre el campo de batalla mientras el enemigo atravesaba las calles de Bruselas. Al día siguiente, 14 de noviembre, los habitantes de la ciudad enviaron una diputación a Dumouriez para informarle de que los austriacos habían evacuado la ciudad durante la noche y que la capital de los Países Bajos era una ciudad abierta que se entregaba sin lucha a los ejércitos de la Revolución.
Saludos, la Revolución, triunfante, se adueña de Bélgica...