GRUMO escribió:Hola todos
Si me permiten resumir algunos puntos
Por el lado peruano se dice que Chile se preparo Diez años para la guerra
Por el lado chileno, he podido leer que, estando en una situación critica, se fué a la guerra
Aqui hay una verdadera paradoja
Si Chile no estaba tan bien equipado, ¿Como se puede explicar el hecho de tener la flota mas poderosa del Pacifico Sur? . No hablemos de numero, pues aparte del Huascar e Independencia, el resto era chatarra flotante, y Chile lo sabía bien
Hola Grumo
Aquí existe un pequeño detalle que en la historiografía externa a Chile suele omitirse, y es el verdadero trauma que dejó la guerra contra España de 1865-66. La escuadra española no solo actuó casi impunemente a lo largo de toda nuestra costa, sino que arruinó la flota mercante nacional y causó serios daños al principal puerto (Valparaíso), con unas pérdidas económicas que tardaron años en recuperarse; más encima, se tuvo que confiar la mayor parte de la seguridad marítima a una flota que, aunque amiga en esos momentos, era extranjera. Todo esto porque Chile no contaba con una flota de guerra y ni siquiera unidades capaces de imponer al menos un mínimo de disuasión aceptable.
Por lo mismo, Perú no aquilató lo suficiente su negativa a que Chile pudiera llegar a un acuerdo con España para que sacara de astilleros británicos al blindado ¿"Arapiles"? a cambio de las dos corbetas basadas en la clase Súper Alabama "Chacabuco" y "O'Higgins" en 1868. El tema no era que España contara con un nuevo buque de guerra, sino que Chile necesitaba unidades para su flota, entonces minúscula (útiles solo la Esmeralda y la Abtao). El Perú se molestó, y poco después comenzó negociaciones que culminaron en el acuerdo de tregua por separado con España de 1871.
Cuando Chile decidió adquirir sus dos buques blindados, el punto fundamental que llevó a dicha decisión fue el creciente "ruido vecinal" hostil, no solamente en Bolivia, sino también en Perú y Argentina. de hecho, las amenazas detectadas sobre un posible pacto tripartito entre estos países motivó la acelerada orden de zarpe al "Cochrane" en 1874.
Por otro lado Grumo, es bueno considerar que en aquellos años, los avances de la construcción naval de buques blindados eran enormes en un lapso de tiempo casi ridículo. Las diferencias entre los blindados chilenos y sus contrapartes peruanas reflejan muy bien los aproximadamente 8 años de diferencia en sus concepciones, a unos costos sensiblemente inferiores.
Del resto de la flota de ambos países, digamos que los problemas eran similares para 1879. La Esmeralda era casi un pontón flotante, la Covadonga ya estaba en precarias condiciones, la O'Higgins y la Chacabuco tenían sus plantas motrices en mal estado, la Abtao había sido dada de baja y cuando fue readquirida (a un precio mayor que el de venta huelga decir), sus condiciones materiales eran tan lamentables que pasó buena parte de la campaña naval amarrada en puerto (incluso se pensó en ocuparla como brulote en el fracasado asalto a El Callao en mayo de 1879). De los buques de madera, sólo la Magallanes estaba realmente operativa.
Los peruanos, por su parte, habían perdido a la corbeta América y la cañonera Chanchamayo, gemela de la Pilcomayo (no fue problema de Chile el que no las hayan reemplazado), mientras que La Unión y la Pilcomayo ya estaban operativas para cuando se rompieron las relaciones bilaterales.
GRUMO escribió:Otro punto. Nadie hace una guerra en la esperanza para ganarla, sino en el convencimiento de poder ganarla. Quien declaró la guerra fué Chile, por ello, para llegar a este punto, tuvo que haber hecho un balance entre sus fuerzas y las del enemigo. Hacerlo de otra manera , hubiese sido una gravisima responsabilidad. Y creo, que la clase dirigencial Chilena de la GdP, marcó la diferencia y fue sustancial en la victoria de este país
En el caso de Chile se declaró la guerra cuando no se vio más alternativa y vio los caminos cerrados. Y lo hizo con el convencimiento de que ganaría la guerra no por que militarmente haya estado listo para atacar y ganar de inmediato, sino porque pensaban que la capacidad organizativa chilena era lejos superior a la de los aliados, a quienes veían desde Santiago deshacerse en constantes guerras civiles y golpes de estado. En ese aspecto, la convicción de la clase dirigente chilena y que el grueso de la población también asumió, fue clave para llevar adelante el esfuerzo bélico y para crear, en un plazo casi ridículo considerando las distancias y los escasos recursos, un ejército bien armado y bien apertrechado en apenas cinco meses.
GRUMO escribió:Era la neutralidad del Perú requisito para que , si o solo si, pueda interponer sus buenos oficios para resolver pacificamente un conflicto entre Chile y Bolivia?...Me parece que no. En el campo diplomático se tiene mucha flexibilidad ene ste paspecto, a menos que otras fueran las intenciones, lo cual es totalmente válido en el tira y afloja preliminar a una conflagración armada
Desgraciadamente, la neutralidad peruana era un elemento vital en la estrategia chilena ante el conflicto con Bolivia. Conociéndose el contenido exacto del Tratado Secreto de 1873, no podía dejarse el flanco norte abierto, donde no se sabría nunca si Perú ingresaría o no al conflicto, distrayendo recursos del esfuerzo principal. Al no ser neutral, por otro lado, no se podría confiar en la imparcialidad de sus gestiones. El mensaje era claro para al gobierno chileno: Perú no negocia de buena fe, solo quiere ganar tiempo porque no le importa la paz; con esto nos retrasa y nos deja en la incertidumbre. De allí que al final se jugaron las cartas en dos apuestas:
1) Obligar al reconocimiento de la existencia del Tratado Secreto de 1873 y su contenido. El que Lavalle haya negado su existencia y el conocimiento de sus detalles fue un error de proporciones, máxime cuando todo indica que, por sus antecedentes políticos debió conocerlo varios años antes y porque enviar a un delegado diplomático a cumplir una misión de la trascendencia que tenía sin conocer este vital antecedente es simplemente ridículo.
2) Forzar in extremis a declarar la neutralidad después del episodio anterior era la última prueba de confianza que se exigía a Perú. Era una prueba de credibilidad, de que toda la gestión llevada a cabo era cierta y no una pantalla de humo (siempre siguiendo la impresión del gobierno chileno de la época). Fue Perú el que desechó esta última opción. Un Perú no beligerante pero aliado a Bolivia podía obstaculizar consciente o inconscientemente el desarrollo del conflicto con Chile y era un peligro imprevisible que nuestro país no podía permitirse. Las decisiones para una guerra solo con Bolivia no eran las mismas, claramente, que contra una alianza, a la cual se temía pudiera incorporarse Argentina. Chile forzó la situación y, avista del gobierno, finalmente Perú jugó sus propias cartas, precipitando la guerra.
Saludos