Testimonio:
‘Ser astronauta no es una meta imposible’7/2/2005
Edwin Gómez
Ibarra, 35 años
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En 1988, cuando que me gradué del colegio, gané una beca otorgada por la Central de Trabajadores Ecuatorianos para estudiar en la Unión Soviética (URSS). Ese año viajé a Moscú.
En la URSS aprendí ruso, los principios de la Física Nuclear y Aeronáutica y el aporte de científicos rusos al conocimiento de la humanidad.
En 1989 conocí al cosmonauta Vladimir Basiutin, un entrañable amigo y camarada, y quien, más adelante, me ayudaría a tomar la decisión para alcanzar mi meta.
Los cambios políticos en el sistema comunista de la Unión Soviética que amenazaban con romper su estructura, hicieron que los estudiantes extranjeros volvieran a sus países de origen.
En 1989 regresé al país e ingresé a la Escuela Superior Militar de Aviación “Cosme Rennella Barbato”, en Salinas.
Al final, obtuve la primera antigüedad (primer puesto) de mi promoción en octubre de 1992 y me gradué como Subteniente Técnico de la Fuerza Aérea Ecuatoriana.En esta ceremonia, el Agregado Aéreo de la Fuerza Aérea Brasileña me hizo la entrega de la condecoración “Alas de Oro FAB” por haberme graduado con la primera antigüedad académica y militar; y la Fuerza Aérea Ecuatoriana me otorgó una beca para estudiar Ingeniería Electrónica en la Escuela Superior Politécnica del Ejército de Quito.
El 27 de Febrero de 1998 contraje matrimonio con una hermosa dama quiteña, y con ella tuvimos un hijo que nació el 5 de febrero de 1999. Ahora, son ellos quienes me brindan fuerza y tranquilidad para cumplir mis objetivos.
En julio de ese mismo año viajé a Israel para realizar un curso de Aviónica, Sistemas Electrónicos, Mísiles y Armamento del avión Kfir CE. Un año después, me gradué de Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones; y serví a mi país como Comandante de la Escuadrilla de Electrónica Kfir, en el Ala de Combate No. 21 “Taura”.
Sin embargo, en mi interior existía una angustia, pues mientras permaneciera en las Fuerzas Armadas ecuatorianas nunca podría hacer realidad mi sueño: ser astronauta.Edwin se separó de la vida miilitar en el Ecuador y viajó a los EE.UU., donde puede cumplir su sueño. Foto: Archivo particular
No fue sino hasta abril del 2001, cuando llegó al país el general Basiutin. Gracias a él, me enteré de la historia de Franklin Chang Díaz, el primer astronauta hispano americano de la NASA.
Entonces, decidí separarme de la vida militar y emigrar a los EE.UU. para obtener una Maestría en Ingeniería Aerospacial en el MIT (Massachussets Institute of Technology, la Universidad de más alto nivel tecnológico y científico del mundo), obtener la ciudadanía americana y presentarme como candidato para ser astronauta.En septiembre del 2003, luego de retirarme voluntariamente de la Fuerza Aérea ecuatoriana, viajé con mi familia a Boston para estudiar inglés y prepararme para los exámenes de ingreso al MIT.
El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., a través del Servicio de Inmigración, nos otorgó la más alta categoría de visas de inmigrantes, la EB-1, que es concedida a extranjeros calificados con “extraordinarias habilidades”.
Edwin radica actualmente en Boston, Estados Unidos. Foto: Archivo particular.
Por el momento trabajo en el Bank of America, de Boston. Para llegar a donde estoy ahora he tenido que superar muchos riesgos, entre ellos, la carencia económica y el rechazo de quienes durante mi vida catalogaron mis objetivos como “imposibles” y “fuera de lógica”.
Ahora estoy cerca de cumplir mi objetivo. Para ser astronauta debo: ser ciudadano de EE.UU., dominar el inglés, tener un título universitario equivalente a una ingeniería, masterado o doctorado, y estar en buenas condiciones de salud mental y física.
De acuerdo con esto, me falta una maestría, que pienso hacerla sobre Aeronáutica y Astronáutica, y convertirme en ciudadano americano.
En estos 20 meses en los Estados Unidos, he puesto todo mi esfuerzo para convertirme en ciudadano americano, por eso decidí ingresar al Ejército estadounidense e ir como voluntario a Iraq o Afganistán; obtendré la ciudadanía en 12 meses; luego me presentaré como candidato para astronauta, y posteriormente haré la maestría en el MIT.Todo empezó hace 31 años con las palabras de una madre a su hijo. Todavía queda camino por recorrer, pero estoy seguro que todo vendrá por “añadidura”, como dijo mi madre.
Para conocer
Sí hay astronautas latinos
Solo existen dos astronautas hispano-americanos: Franklin Chang Diaz (Costa Rica) y Helen Ochoa (México). Otros astronautas tienen descendencia latina pero han nacido en EE.UU.
La edad
El rango promedio de edad para ser astronautas es de 28 a 46 años.