agualongo escribió: en cuanto a la SGM no se puede definir mejor, una guerra de horteras, me quitas a Churchill (que realmente es un fino caballero de la Belle Epoque y la PGM) y que nos queda...¡Un cabo de Bohemia, un aprendiz de cura y un abogado cínico!
La PGM, en cambio, fue, en palabras del Kronprinz Imperial "una disputa entre familiares"..
Aún compartiendo la fascinación por la caballerosa PGM frente a la bárbara SGM, no estoy del todo de acuerdo. Seguramente los mandatarios de la SGM no fueron lo más selecto de la política (quitando a Churchill quizás), pero ¿acaso lo fueron los de la PGM? Los testimonios de la época no hablan muy bien del Káiser Guillermo ni del Zar Nicolás, hombres mediocres disfrazados de grandes emperadores pero sin una elevada visión de la política como la que en el pasado había tenido Bismarck, por ejemplo. El Emperador Francisco José es menos famoso aún que su efímera esposa Sissí. Y en cuanto a los políticos ingleses y franceses, ¿qué se recuerda de ellos? ¿Qué decisión acertada, qué frase memorable, qué discurso impactante? Funcionarios que seguían la corriente, como los de la SGM. Y ya no hablemos de otros actores como Italia o el Imperio Otomano. ¿Alguien recuerda algo memorable de sus líderes? ¿O ni siquiera sus nombres? Si lo único que se recuerda prácticamente es el genocidio de los armenios, menuda elevada decisión...
Cierto que en el campo de batalla, la PGM es mucho más apasionante, y mucho más abundante en caballeros de la "vieja escuela". La famosa tregua de Navidad mismo (que viene tan a cuento hoy ) es un hermoso ejemplo de por qué aquella fue la última guerra de caballeros. Pero esa caballerosidad la ponían algunos de los capitanes de infantería que se enfrentaba por primera vez a las ametralladoras, de los pilotos de los primeros biplanos, de los jinetes de la aún viva caballería,... no los políticos ni los altos mandos, decididos a mandar a su gente al matadero sin el más mínimo escrúpulo, como se vio en numerosas ocasiones (incluso la mencionada tregua de Navidad la atajaron como pudieron, mostrando una nula sensibilidad y caballerosidad en un tema tan concreto). En ese aspecto fue una guerra de bárbaros, igual que la segunda, sólo que los bárbaros llevaban corona.