carlos perez llera escribió:Parto de la base que estoy en contra del voto de españoles en el extranjero en cualquier elección.
Uy, Carlos... Entiendo perfectamente lo que quieres decir, pero esta frase haría feliz a algunos de los que mas aprecias...
Interesante asunto el que se trata, además de haberme enterado de que jandres es paisano...
Básicamente, apuntalar con mi parecer los argumentos de jandres y carlos. No es posible saber las razones de salida de los "expatriados", con lo que no cabría otorgarles un derecho al que han renunciado con su salida. Por la misma regla de tres, algunos vascos podrían reivindicar el voto en Galicia, en Andalucía o en Barcelona.
Por otra parte, la razón del voto "local", y la razón del presente estado de las autonomías es reflejar y atender a los administrados según sus realidades localmente percibidas. Dudo mucho que un expatriado de Getxo pudiera opinar sobre la necesidad de encauzar o no el río Gobelas o sobre la necesidad o no de que sus hijos opten a una enseñanza en Euskera, Castellano, Alemán o Bosquimano, puesto que son problemas que no le afectan en absoluto, cosas que si afectan, y mucho, a gallegos, andaluces, marroquíes y otros ejemplares que viven y pagan impuestos en el País Vasco y que padecen, en diverso grado, la presión de los violentos sin opción a salir de aquí, bien por que no encuentran trabajo fuera , bien por que su deber les ata a esta tierra. (o por que están a gusto aquí, son vascos y vuelven al pueblo a veranear, si es que vuelven)
Todo esto de los "expatriados" me parece una perversión más, un uso torticero de personas que han sufrido y que han tenido que abandonar esta tierra, por parte de políticos sin escrúpulos que pretenden pescar en río revuelto y remover conciencias (y visceras) con cualquier argumento que soliviante a las personas que están sensibilizadas con este problema, que creen de buena fe que se debe hacer algo y que están dispuestos a dañar derechos... de preferencia ajenos.
La verdad, da un poco de asco cómo se manipula, como azuzan a personas de buena fe (y poco seso) con posiciones superficialmente virtuosas, profundamente perversas y objetivamente inútiles. Y cuando nada pase, porque nada se puede hacer, podremos seguir explotando su frustración, y azuzándolos contra un nuevo molino y "fidelizándolos" para la causa.
Qué verguenza.
Nosotros somos los países auténticos, no las fronteras trazadas en los mapas con los nombres de hombres poderosos.
Katharine Clifton en "El paciente Inglés"