Luis M. García escribió:No, verás, lo que yo pienso es que eres un consumado embarrador del campo, que te has inventado que yo he dicho que "nacionalidad" no es similar a "nación", cuando yo he dicho que sí que es similar y que por tanto rechazo su uso para describir a ningún territorio de los que conforman España, eso es algo que se puede leer a lo largo de mis posts en las últimas 20 páginas.Isócrates escribió:Supongo que usted considera que proporcionar argumentos de las cosas que se afirman es "disparatado en un foro de discusión". Por lo demás, no entiendo que por decirle, por ejemplo, que no acata usted la Constitución en su totalidad le pone hecho una furia o convierte en "indignas" sus opiniones.
¿Dónde le he dicho yo eso? Lo que le he dicho con total claridad es
Y lo tuve que hacer porque usted me acusó dos veces de manipular los textos para dar una impresión falsa (y otra vez antes por haberme inventado no sé qué). Ahora se inventa un tema de discusión que nunca ha existido, se inventa que ese tema me lo he inventado yo, no dice una palabra sobre sus acusaciones. Insulta reiteradamente y luego acusa a los demás de "embarrar". No voy a insultarle yo a usted, pero no pretenderá que me quede callado ante sus faltas de respeto y sus faltas a la verdad.Isocrates escribió:Y yo lo único que remarque fue la coincidencia plena entre todos los intervinientes en el significado del término "nacionalidad". Así que no venga con cuentos: me ha acusado de manipular los textos para dar una apariencia de coincidencia cuando en realidad esa coincidencia no existía. Eso es lo que ha dicho usted hace un momento.
Por cierto, si tenía usted alguna duda sobre el objeto de mi mensaje le habría bastado con leerlo. No hay ninguna referencia a lo que usted diga sobre "nacionalidades", todas las referencias son a lo que los constituyentes entendían por "nacionalidades". Y es así porque usted me había acusado de manipulador al exponer que todos entendían perfectamente el término y conocían su significado y que este era el de identificar "nacionalidades" con "naciones sin Estado". También he insistido en que siete de los ocho ponentes entendían que la existencia de nacionalidades (y, por lo tanto, el uso del término) respondía a la realidad de España -algo que usted negaba. No se inventa agravios, menos aún cuando es usted quien los ha realizado.
Me va a perdonar, pero usted me insulto en el primer mensaje de esta discusión sin que yo me hubiera dirigido a usted en absoluto. Supongo que es la forma que tiene de demostrar su buena educación, pero reconocerá que si no decirle a usted nada ya le hace insultarme tiene usted un umbral muy bajo para faltar el respeto a los demás.También pienso que eres un maleducado y que te comportas de forma bellaca, intentando sacar de quicio a la gente para que te insulten y todo se convierta en un lodazal de reproches; diría que buscas esto de forma compulsiva. Solo así se explica que cuando ves que algo molesta a quien debate contigo procuras insistir en ello para ver si le sacas de sus casillas.
Por lo demás, usted se reía con muy buen humor cuando le dije que al negar la existencia de nacionalidades podría molestar a alguien. Sin embargo, cuando se insiste en un idea que le molesta (ni siquiera sé cual, la verdad) , se siente provocado y considera a quien lo hace provocador.
Que sea suya no se lo discuto, pero no por hacer caso, sino esencialmente por insultar y faltar a la verdad con acusaciones falsas.En todo caso la culpa es mía por hacerte caso.
Pero volviendo al tema, usted ha expuesto un punto de vista que en 1.978, en la ponencia Constitucional y el Congreso Constituyente, era defendida por menos del 10% de la Cámara (mucho menos), que representaba a menos del 10% de la población y únicamente por uno de los ponentes. Una postura que fue expresa y rotundamente derrotada en la redacción del texto Constitucional. Sin embargo, hoy en día y en relación precisamente con esa misma cuestión, quienes defienden ese punto de vista son quienes se manifiestan como guardianes de la Constitución. No se puede guardar lo que nunca se ha defendido.