APVid escribió:Lo ideal es crear como en el Imperio Romano nobles con propiedades en diversas partes de la Monarquía, es decir con intereses comunes pero sin un poder territorial en uno en concreto. Y eso va por las casas andaluzas que también habría que poner en vereda.
Un detalle:
En este escenario la corona debiera tener motivos más que sobrados para desconfiar de las grandes casas nobiliarias. Durante la crisis de 1640 no solo fueron los portugueses liderados por Braganza, sino también Medina Sidonia e Híjar. Es decir que lo de engrandecer a casas nobiliarias que hayan permanecido fieles no hará sino sembrar la simiente para la próxima crisis. Por otra parte, la crisis catalana era la mejor muestra de cómo el régimen antiguo de privilegios (más acentuado en los reinos de la Corona de Aragón) había llevado a la sublevación catalana.
Más aun, en este escenario el principal contribuyente de la Corona está siendo el reino de Valencia con los tributos procedentes no de los predios nobiliarios sino de los de realengo (cuya agricultura está progresando más rápidamente por las nuevas técnicas de cultivo) y de la actividad comercial. Aparte, Don Pedro sabe que el desarrollo va a llevar a un conflicto con los antiguos privilegios y con las casas nobiliarias (el que en la realidad se produjo en el XIX) y, si puede, podrá aconsejar al monarca.
El rey hará bien en intentar una transición pacífica que convierta el antiguo régimen en algo parecido al que se empezaba a formar en Inglaterra (saltar a algo liberal desde luego que sería imposible) con mayores libertades personales (es decir, económicas), abolición de las aduanas internas, mayores facilidades de movimiento de trabajadores y mercancías, etcétera. Así como dar mayor seguridad jurídica; si no a las posesiones nobiliarias, sí a las de realengo.
Por eso, respecto a Portugal (o a Flandes) una opción sería castigar a las casas que hayan apoyado a los Braganza. En parte, con la confiscación de algunos de sus predios que pasarían a ser re realengo. Por otra, con la fragmentación de los estados y su cesión a ramas menores de la misma familia pero que se hayan mostrado partidarios de los Austrias o al menos, tibios. Para mantenerlos bajo estricta vigilancia, obviamente. También, la imposición de un régimen legal que dé mayor poder a la justicia real sobre la nobiliaria.
De paso, se trataría de presentar la sublevación como algo hecho por malos portugueses, acusando a comerciantes y a alta nobleza, siempre mal vistos por la baja nobleza y el pueblo. De paso, presentar los nuevos cambios como dirigidos a beneficiar a las clases populares; si los municipios portugueses salen ganando es probable que se apunten a esa ficción.
Otra cuestión será la iglesia, y el embajador español en la Santa Sede tendrá que tener algunas palabras con Urbano VIII (si sigue vivo) o con su sucesor, si llega a ser Inocencio X. En este caso Roma no temerá la amenaza militar francesa y sí la española. Así, lograr al menos que al iglesia se mantenga neutral respecto a las reformas, y permita que los eclesiásticos que se hayan significado apoyando a los Braganza sean relegados. Monasterios había muchos.
Saludos