Para finalizar este dia 10 de Febrero, comparto con ustedes una imagen que representa el derribo de 3 aviones de combate peruanos durante el conflicto belico de 1995.
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Y aqui les presento la Historia de los eventos ocurridos ese dia:
VICTORIA SOBRE EL CENEPA. 10 DE FEBRERO DE 1995
Dentro de la planificación operativa que se dio de acuerdo a los acontecimientos que se
venían desarrollando en el Alto Cenepa, se había previsto la realización de una operación
combinada en la que debían participar una escuadrilla de dos aviones Kfir C.2 y una de dos
Mirage F.1. El objetivo era fundamental: detener la acción de la aviación peruana que
durante varios días había estado hostigando a las tropas de nuestro Ejército, realizando
bombardeos sobre los destacamentos ubicados en la zona de la cabecera del Cenepa.
Con esta consigna, los pilotos del Escuadrón 2112, Mirage F.1, y del Escuadrón 2113, Kfir
C.2, del Ala de Combate N° 21, se encontraban en alerta todo el tiempo y permanecían
amarrados a sus aviones, conscientes de ser quienes cumplirían la misión de apoyar a
nuestros soldados de la Fuerza Terrestre que heroicamente combatían en la selva
amazónica. A las 12h42, la estación Halcón informa al COMAC que cinco tracks (aeronaves
rojas) son detectadas y que se dirigen hacia el sector del conflicto; indican que dos de ellas
tienen velocidad de 400 Kts y tres con 300 Kts. A las 12h47, el COS-1 activa el FRI.
En la Base Aérea de Taura, a las 12h49, La escuadrilla Conejos del Escuadrón 2112 entró en
SCRAMBLE, o salida de emergencia, con la siguiente tripulación: Mayor Raúl Banderas
(Líder), Mirage F.1 FAE 807, y Capitán Carlos Uscátegui (Ala), Mirage F.1 FAE 806. Un
minuto después, la escuadrilla Broncos del Escuadrón 2113, compuesta por el Capitán
Mauricio Mata (Líder), Kfir C.2 FAE 905, y Capitán Guido Moya (Ala), Kfir C.2 FAE 909,
recibió orden de salida.
A las 12h53, se comunica a Patuca: “¡ataque aéreo en doce minutos!”, y se pone en alerta
a dos A-37B a dos minutos de reacción. A las 12h55, el COMAC comunica a un T-34C en
Holding sobre Méndez a FL200: “limpie el área”, es decir que notifique a todos nuestros
aviones que abandonen el teatro de operaciones inmediatamente, y el Jefe EM-COMAC
encargado, Coronel Gustavo Bucheli, se pone en contacto con el Coronel Wilson Salgado
del COS-1 y dispone que los F-1 y los C-2 intercepten y derriben todo avión que encuentren
en la zona.
Los dramáticos eventos de ese memorable día son narrados a continuación por los
distinguidos Oficiales, Mayor Raúl Banderas y Capitán Carlos Uscátegui:
Mayor Banderas: “A las 12h47 recibimos la orden e inmediatamente arrancamos los aviones,
tomamos pista y a las 12h49 estábamos ya en el aire. Aceleramos a 450 nudos y luego de
un minuto de vuelo cambiamos a frecuencia asignada a la Defensa Aérea. Viramos al rumbo
140 e iniciamos el ascenso a 30.000 pies. La Defensa Aérea nos indicó la presencia de
blancos a 170 millas de nuestra posición, con el rumbo 175. Aproximadamente 4 minutos
antes de llegar, recibimos la orden de descender a 20.000 pies, interceptar y derribar
cualquier aeronave enemiga. Iniciamos la interceptación en el rumbo 145 y luego viramos a
170. Al establecer el rumbo 140 al SW de Gualaquiza, observé dos ecos en mi radar a unas
15 millas con rumbo 100 y más 2000 pies de desnivelación; notifiqué a mi Ala, quien se abrió
en formación de batalla. Traté de hacer una interceptación de 180 pero los ecos del radar se
desengancharon. Entonces tomé la decisión de dirigirnos hacia Tiwintza insertando las
coordenadas de dicho punto en el GPS. En el rumbo 060, a unas 10 millas de Tiwintza, avisté
dos aviones a las 11 de nuestra posición, a unas 6 o 7 millas de distancia, notifiqué a mi
Ala y di la orden de conectar la post-combustión, además le confirmé la posición de los
Boogeys...”.
Capitán Uscátegui: “Cuando nos íbamos acercando a la zona del conflicto tenía una idea
fija: la de tener los switches de armamento “calientes” y, lo otro, mantener la posición
respecto al Líder para darnos protección mutua. Pero a cada rato, casi obsesivamente,
chequeaba misiles, cañones y master de armamento. Llegó el aviso: rumbo 060. Al momento
que tuvimos contacto visual entramos a formación de ataque con PC...”.
Mayor Banderas: “Descendimos un poco con 0,95 Mach, a la vez que hicimos contacto con
la escuadrilla Kfir. A unas 4 millas de distancia escuché el pito de mi misil, indicativo de que
estaba enganchado y listo para ser disparado. Cuando nos encontrábamos a unas 2 millas de
distancia de los blancos, observé en mi detector de radar que estaba siendo enganchado
desde las 6 por un radar que no era ni el del avión de mi Ala ni de los Kfir. Indiqué esto a
mi Ala y procedí a emitir contramedidas electrónicas, con lo que se desenganchó la amenaza.
En ese momento identifiqué a dos Boogeys. Tenían grandes tanques de combustible bajo las
alas. Subiendo un poco pude ver claramente la nariz cortada de los Su-22 y procedí a lanzar
el primer misil desde una distancia de 1 a 1,5 millas. El misil alcanzó al avión de la derecha,
que volaba ligeramente retrasado en relación del otro, en una especie de hilera de combate
un poco abierta con una separación de unos 800 metros. Salí hacia la derecha y mi Ala
ingresó contra el avión de la izquierda al que le disparó un misil, impactándolo de lleno.
Los dos Sukhoi continuaron volando pero hechando humo por sus toberas, por lo que supongo
iban sumamente averiados. No obstante, una vez que mi Ala salió de su primer disparo, yo
volví a ingresar contra el avión de la derecha, que se encontraba banqueando hacia ese lado
en un ligero ascenso. Disparé un segundo misil que por la curva de persecución que describió
parecía que no iba a dar en el blanco, pero que finalmente hizo un impacto directo,
produciendo una gran explosión. Inmediatamente salí hacia la derecha con el propósito de
abandonar la zona, al tiempo que mi Ala a su vez ingresaba nuevamente contra el avión de
la izquierda al que le disparó un segundo misil que dio en el blanco, pero no hizo una
explosión igual al primero.
Mientras mi Ala salía hacia la derecha, pudo observar como el avión que fue impactado por
mí caía embarrenado, envuelto en llamas desde la mitad hacia atrás. También observó que
luego de la segunda o tercera vuelta el piloto de dicho avión se eyectó; mientras tanto el
otro avión se alejaba de la zona echando humo. Por la noche se confirmó a través del Ing.
Fujimori, Presidente del Perú, que tampoco ese avión regresó a su base...”.
Capitán Uscátegui: “Durante el tiempo que dura la misión no hay emociones, tan sólo se
piensa en cumplir con lo que uno entrena toda la vida. Uno es parte del avión y actúa como
un autómata. Hace lo que se tiene que hacer. Después que derribamos a los aviones peruanos
cortamos la potencia a relantí y bajamos a rozar las copas de los árboles para buscar la
protección del terreno y abandonar la zona. Volábamos a 0,95 Mach pues como teníamos
tanque ventral no podíamos volar supersónico.
Sucedió que al retorno yo no tenía equipos de navegación y nos perdimos temporalmente de
vista. No tenía calculados la navegación; mi VOR y el GPS estaban momentáneamente fuera
de servicio. Esto me pasó por que salimos en un SCRAMBLE...”
Mientras tanto, a muy baja altura y casi a la par de estos acontecimientos, los aviones de
la escuadrilla Broncos interceptaron a dos A-37B peruanos cuando salían de su corrida de
bombardeo. A las 13h02, el Capitán Mauricio Mata logra tono de misil en sus auriculares
confirmando una buena posición para el disparo. El proyectil encuentra su blanco en la cola
del enemigo destruyendo gran parte de esta y el avión entró en barrena incontrolable; los
tripulantes, Capitanes FAP Hilario Balladares y Gregorio Mendiola no tienen más alternativa
que usar sus asientos eyectables. El otro A-37B, con mucha fortuna evitó ser derribado ya
que se dio a la fuga e ingresó a un banco de nubes muy cerca de los árboles,
desconociéndose si logró salvarse. Defensa Aérea conjetura que este avión peruano se
estrelló, aunque no esté confirmado, pues entró en nubes en un sector en donde existe una
elevación y por no haberse detectado ni un solo track de su retorno a su base.
M a yor Bandera s : “Cabe resaltar que nunca supimos cuál fue la amenaza de la que me alertó mi
detector de radar antes y después de los derribos. Había la posibilidad de que fueran aviones
enemigos que se encontraban realizando escolta a los aviones que ingresaban a bombardear las
posiciones de nuestro Ejército. Como el enganche fue desde las 6, teníamos riesgo de ser derribados
sin tener mayor oportunidad de avistar cualquier avión enemigo que se nos aproximara desde atrás,
ya que al mismo tiempo nos encontrábamos derribando a los que teníamos delante. Esto nos
ocasionó cierta premura, sin embargo procedimos a derribar a los Su-22 que venían de agredir
a l e v o s a m e n t e, como ya venían haciéndolo en días anteriores, a nuestros compañeros del Ejército
que tan valerosamente se defendían en la selva del Alto Cenepa”.
Capitán Uscátegui: “Lo que no olvidaré jamás es la imagen del Sukhoi cayendo y el tamaño
del paracaídas del piloto peruano: grande, enorme, y blanco. Aterrizamos en Taura y la gente
esperando ahí abajo... ¡fue la fiesta! Es una euforia momentánea que dura unos segundos,
nada más. Uno bloquea todos los sentimientos durante la misión. Estos afloran luego,
cuando se está a solas, cuando el cuerpo empieza a aflojar la tensión del vuelo. Pero como
estábamos en guerra volvimos de inmediato al trabajo y la Base se puso en alerta total pues
estábamos más que seguros de que habría una represalia”.
No hubo tal represalia. Después de esta acción el curso del conflicto cambió; la aviación
peruana no regresó a la zona del conflicto por el temor de ser derribados y por la pérdida,
cuatro días antes, de un Canberra B(I) Mk.68 del Grupo 21 de la FAP en circunstancias
ajenas a un combate aéreo.
El Mayor Raúl Banderas derribó al Sukhoi Su-22 tripulado por el TCnl. FAP Manuel
Maldonado Begazo. Este infortunado piloto, experimentado cazador y poseedor del Ala de
Oro, después de eyectarse y caer vagó por espacio de once días por la cruel y agreste selva.
Sobrevivió herido y sin alimentos hasta que el cansancio y la inanición lo consumieron. Su
cuerpo fue encontrado por tropas peruanas cinco días después de su muerte, el 26 de
febrero de 1995.
El Capitán Carlos Uscátegui derribó al Sukhoi Su-22 del Mayor FAP Antonio Caballero
Orrego. Su cadáver fue hallado con su arnés de paracaídas aún atado a él. Se presume que
su deceso ocurrió en la caída o en el acto de la eyección
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