Por de pronto, concuerdo con Zapobi en esto:
Las familias «rusas étnicas» que viven en Moldavia, pero también en los países bálticos, llevan generaciones viviendo allí. Pero…Zabopi escribió: ↑28 Ago 2024, 08:31Vergonzoso que aquí se las den de democráticos y después avalen diásporas contra la población civil, el ánimo de odio y venganza os está corroyendo de una manera y a una velocidad que asusta, simplemente justificáis todas las represiones y expulsiones de la historia a vuestro gusto.
¿ Qué diferencia hay entre las expulsiones de los judíos alemanes en el 38 y la de los checos germanófobos en el 45?
El problema, en mi opinión, no está en Moldavia, que es un cero a la izquierda, sino en las repúblicas bálticas. La presencia rusa es muy antigua, data al menos de Pedro el Grande, pero es significativo como ha aumentado. Un ejemplo es la lengua. En Letonia, a pesar de las presiones de los zares, en 1925 solo hablaba ruso el 14% (un 10% eran «rusos étnicos»), pero tras los crímenes nazis y las deportaciones masivas estalinianas (tras la SGM) la rusificación progresó. En 1989 el ruso era la lengua materna del 42% de la población, incluyendo a un 8% de «no rusos». Algo parecido ha ocurrido en Estonia y Lituania.
Esa inmigración rusa se hizo con el propósito expreso de transformar en rusas a esas sociedades. Los inmigrantes rusos en las repúblicas bálticas son inocentes, pero han servido de herramienta de Rusia.
El problema no está cerrado, ni mucho menos. Esas repúblicas han puesto condiciones a los descendientes de los inmigrantes posteriores a 1940 para el acceso a la ciudadanía. Al principio fueron rígidos, pero se han ido relajando; aun así, Putin ofreció el pasaporte ruso a los «residentes sin ciudadanía» y bastantes lo han aceptado ¿Qué se hace con ellos? Esas minorías rusas, en gran proporción descendientes de esa inmigración que tenía el objetivo de rusificar, son el pretexto de Putin.
Antes de echarse las manos a la cabeza sobre requisitos de ciudadanía, recuérdese que hay lugares donde son muy estrictos. Un ejemplo era la de Andorra, a la que hasta hace poco solo se podía adquirir si se era hijo de andorranos de origen, o nieto de residente en Andorra e hijo de nacido en Andorra. Ahora han relajado las exigencias: basta con vivir veinte años en el Principado, superar un examen en catalán, y renunciar a la nacionalidad de origen. Claro que me parece improbable que Andorra empiece a deportar a españoles o franceses.
Saludos