Gaspacher escribió: ↑20 Ene 2025, 16:13Esa es otra, yo lo decía no por la intervención en sí, sino por promover la costumbre de las autopsias, de la bondad de ceder el cuerpo a la ciencia e incluso (y mal que le pese a los animalistas), la experimentación con animales. Además, como bien has dicho puede que la experiencia del de Lima en apendicectomias se reduzca a lo que haya visto en youtube ( y hay vídeos impresionantes). De ser así poder practicar antes no es mala idea.
Efectivamente, el poder hacer autopsias (ya las ha hecho en Madrid) y experimentar en bichos es excelente opción. Lo decía porque, en la práctica, muchos de los avances médicos y quirúrgicos fueron en plan «de perdidos, al río»
Pero bueno, siempre quedará el "¡Pasame el serrucho!"
Pues ahora toca rollete.
Lo que no sabe la gente es que la medicina moderna NO desciende de la «medicina» clásica. La medicina clásica era una serie de elucubraciones mentales (como la «teoría de los humores» o lo de «similar cura a similar» que ahora practican los estafadores digo curanderos) y de prácticas semimágicas. No todo: un ejemplo es la maniobra de Hipócrates para reducir la luxación del codo. Ahora bien, por lo general los sanadores (por llamarlos de alguna manera) no tenían ningún medio de influir en la evolución de la enfermedad. Lo que hacían se limitaba, en la realidad, en decir «vivirá» o «no se salvará», eso cuando no se metían a practicar «terapias» perjudiciales, como las sangrías. Lo de «matasanos» no se decía en balde.
Esos sanadores repudiaban la cirugía, que dejaban en manos de los barberos – cirujanos: esas bandas blancas y rojas que anuncian las barberías son los paños manchados de sangre. Tampoco se metían con los partos, que dejaban a los comadrones.
Lo curioso (o lo triste) fue que algunos tratamientos se rechazaron por no cuadrar con la teoría. El caso más llamativo, la sífilis. Fue el primer caso en el que se comprobó la eficacia de un antimicrobiano: las sales de mercurio. Aun siendo terriblemente tóxicas, lo eran más para la espiroqueta (la bacteria) que causa la enfermedad, y los enfermos mejoraban; pero la sífilis era una enfermedad «caliente», y el mercurio, «frío» ¿Cómo un tratamiento frío va a mejorar una enfermedad caliente? Así que se dejaron de emplear. No se olvide que la sífilis en el siglo XVI era una enfermedad muy agresiva con una mortalidad elevada, pero lo principal era la teoría. Con la «corteza de jesuitas», la quina, pasó algo parecido.
Así que cuando se lea la típica novela pseudohistórica con un médico que cura a saber qué, hay que recordar que eso es tan fiel a la Historia como la Guerra de las Galaxias (y muestra que el autor no tiene ni repajolera idea).
Durante la Edad Moderna empezó a haber voces discrepantes que se apoyaban en el empirismo, como el anatomista Vesalio, Paracelso (quiere decir «más allá de Celso, que fue un médico romano) o Harvey (el de la circulación de la sangre; notad que entre estos no incluyo a Servet). Aun así, la «medicina oficial» siguió adelante, y los tratados más completos de la teoría hipocrática – galénica se escribieron justo antes de la Revolución Francesa.
Pero con la Revolución se revolucionó todo gracias a los cirujanos militares. Recuérdese que eran barberos – cirujanos, pero habían aprendido mucho: por ejemplo, Ambroise Paré descubrió lo beneficioso de curar las heridas con técnicas suaves, y no cauterizándolas (se hacía en el siglo XVI con las heridas por armas de fuego). La familia Chamberlen inventó el fórceps para ayudar en so partos (pero lo ocultó como un secreto de familia). En los hospitales militares la tasa de curación era bastante alta.
Esos barberos cirujanos acompañaron a los ejércitos napoleónicos empezando por el barón Larrey (hijo de un zapatero, y nieto y sobrino de barberos cirujanos). Entre las nuevas ideas estaba el no hacer caso a las doctrinas establecidas, y basarse en el empirismo. Mientras en las universidades los teóricos seguían con elucubraciones, ellos abrían abscesos, reducían fracturas y hacían amputaciones: lo único que curaba. Fueron ellos y sus seguidores los fundadores de la medicina científica. Pero no se olvide que la medicina moderna no tiene nada que ver con lo que se hacía en el siglo XVII.
Por ejemplo, los profesores de Laënnec (el inventor del estetoscopio) fueron Dupuytren (un barbero – cirujano) y Corvisart (que estudio la medicina clásica, pero se negó a practicarla y se fue a un hospital de pobres, hasta que la Revolución lo encumbró).
Por eso, al decir «¡Pásame el serrucho!» estamos hablando del fundamento de la medicina actual. Con los albores de la medicina moderna, cuadra más la actuación heroica seguida de la experimentación, que la experimentación controlada y la deducción.
Saludos
P.D.: es muy triste, pero ahora apenas se enseña Historia de la Medicina en las facultades; por eso los egresados no saben que los estafadores digo curanderos que hablan de propiedades de alimentos, de homeopatía y demás, no hacen sin preservar el conjunto de prácticas pseudomágicas que padecieron nuestros antepasados.
Otra P.D.: como les dé por hacer excavaciones en los cimientos del faro, obra del famoso y misterioso Marqués del Puerto...