No estimado, yo me refería a la anexión de territorio solamente, la verdad, yo también me he preguntado lo mismo varias veces y desde distintos momentos y puntos de vista, ¿que pensaron los peruanos para meterse en una guerra que en principio no les correspondía?, podría haberse dado la figura del arbitraje, pero la verdad Chile no le creyó nada a Lavalle (ya se sabía del Pacto "secreto") y su intervención se vió como una dilación para obtener tiempo para preparse para la guerra, ¿que se pensó después de Angamos? en que perdieron el control del mar, ¿que se pensó después de la Batalla de Tacna o Altos de la Alianza?, en que Bolivia se retiró a su altiplano para jamás volver a presentar combate...yo no se que había en la mentalidad de los soldados chilenos (porque no me atrevo de hablar de peruanos o bolivianos), creo que a riesgo de equivocarme por cierto, había cierta rabia, prejuicios y malos recuerdos, diría por 2 motivos principales: 1º la guerra contra la Confederación, la "doctrina" de Portales, el fiasco de Paucarpata y ahí entra el pago de las deudas de la Independencia del Perú y 2º había un cierto clamor soterrado de venganza entre los soldados ya que muchos eran obreros de las salitreras y guaneras nortinas, por los maltratos sufridos tanto en Perú como en Bolivia, que tal vez podríamos entroncarlo en un cierto "complejo social" contra sus dueños y autoridades, pero esto es una opinión mía no mas...
A nivel de las autoridades políticas chilenas, desde que se ocupó Antofagasta 14 de febrero de 1879, antes del estallido del conflicto (5 de Abril de ese año), el tema estaba claro, como no se había respetado el Tratado de 1874, precedido del irrespeto del de 1866, no se devolvía mas el territorio. Asi fracazaron todos los intentos de mediación de europeos y latinoamericanos. Un ejemplo claro: el Presidente Aníbal Pinto le escribía al embajador chileno en Lima, en febrero de 1879, días después de la ocupación de Antofagasta, que “una vez establecidos en el litoral nos será imposible el abandonarlo. La población de este territorio, como usted sabe, es en su gran mayoría chilena, y chilenos son en su totalidad los intereses radicados en él. A esto se agrega que la cesión que de ese territorio hicimos a Bolivia nunca fue aprobada por la opinión de este país. Devolver a Bolivia el territorio comprendido entre los grados 23° y 24° sería considerado aquí como la entrega de una de nuestras provincias a una potencia extranjera”.
El mismo Presidente se daba cuenta que la opiniópn pública chilena no le perdonaría otra transacción, con la ocupación de Antofagasta se iniciaba un "punto de no retorno" por decirlo asi, el momento y la oportunidad de los Tratados había pasado, la conversación se terminó.
Luego de la Batalla de Arica en las "Conferencias" de Octubre de 1879 queda nuevamente claro el planteamiento chileno. Todo el litoral boliviano, Antofagasta y Tarija aunque ahora, dado que Perú se había metido en la contienda, también se le exigieron condiciones, como Tarapacá, específicamente Iquique, mas otras cosas como devoluciones, y dinero compensatorio. La "piedra de tope" nuevamente fueron las cesiones territoriales, Bolivia no aceptó, Perú tampoco y seguimos en Guerra...
Tras la ocupación de Lima luego de las tremendas Batallas de Chorrillos y Miraflores, las exigencias chilenas también aumentaron nuevamente, Chile reclamó el derecho a la ocupación del territorio de Tacna y Arica, es decir, de la provincia peruana de Tacna durante diez años. Al término de ese período pagará Perú 20 millones de pesos de gastos de guerra a Chile; en caso contrario, pasa la provincia de Tacna definitivamente a Chile, lo que equivalía en la práctica, a anexar Tacna, pues malamente Perú en la situación en que se encontraba, podría haber hecho pago de esa suma. Bueno, el Tratado definitivo y su conclusión, fue menos gravoso que eso.
Creo que en términos bien chilenos, diría que estábamos "cabreados" y alcanzamos un punto en que ya no nos interesaba actuar de manera demasiado "civilizada", en el sentido de aceptar alguna negociación mas o menos equitativa.
Saludos cordiales