7 EL OBSERVADOR (SUP/CAFÉ Y NEGOCIOS)(07/03) PÁG. 3
Armada quiere construir sus propios buques.
INICIATIVA: LA INDUSTRIA NAVAL NACIONAL VUELVE A NAVEGAR
Proyecto. La marina uruguaya está construyendo para ANCAP dos barcazas de transporte de
combustible y un remolcador a través de un contrato por US$ 12,5 millones, lo que representa un salto
importante; la expectativa es llegar a cumplir sus cometidos para tiempos de paz con barcos botados en
su astillero de Punta Lobos
POR LUIS PRATS
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El mejor registro de la actividad del astillero de la Armada Nacional está en la entrada de sus oficinas
de la base de Punta Lobos, una cabina de barco reciclada desde cuyos ojos de buey se observa todo el
puerto de Montevideo. En una pared, aparecen los picos de las botellas de champagne que se usaron
para bautizar las primeras embarcaciones allí construidas. La expectativa ahora es colocar muchos más
picos.La reactivación de la industria naval uruguaya fue una consecuencia inesperada de la instalación
de Botnia, pero hoy se avanza en nuevos planes, existen propuestas para trabajar en sociedad con
privados y la Armada proyecta patrullar las aguas territoriales con buques de construcción propia,
informó a Café & Negocios el jefe del Servicio de Construcciones y Reparaciones Navales, capitán de
navío Alejandro Leopold. Lo curioso es que la Armada fabrica los barcos al mismo tiempo que
construye la fábrica. Cuando en 2006 tomó el encargo de armar dos barcazas para el transporte de
pulpa de papel para Botnia, empezó de menos que cero, porque contaba con escaso personal, el que
había no estaba calificado y la infraestructura estaba tan deteriorada que hubo que demolerla, recordó
el marino.
Con adelantos del primer contrato y de los que lo siguieron se pudo avanzar en la infraestructura, con
una inversión de US$ 1,6 millones, de los cuales el Estado no tuvo que poner un peso, explicó por su
parte el jefe de la división Astillero del servicio, capitán de fragata Nelson Mouro. Actualmente, por
pedido de ANCAP se construyen dos barcazas petroleras y un remolcador de empuje para ambas,
destinadas al transporte de cabotaje de combustible, en un contrato por US$ 12,5 millones. Hay tres
líneas simultáneas de trabajo y se espera completar la primera barcaza en pocas semanas.Desafiados
por BotniaEl dique, ubicado en Punta Lobos (Cerro) fue construido por privados en 1879 y pasó a
manos de la Armada en 1916. Junto al Mauá (fundado en 1872) se dedicó exclusivamente a la
reparación naval hasta 1978. Ese año se inauguró el astillero, que hasta 1991 permitió la construcción
de 10 barcos. Pero las condiciones que antes habían favorecido la industria naval local cambiaron en
los ´90 y volvieron inviable la actividad. El astillero cerró y su personal fue redistribuido en los
diques.La posibilidad de retomar la construcción se vio favorecida por el pedido de Botnia. Dos de las
cuatro barcazas solicitadas se iban a comprar a una empresa argentina, pero el conflicto alrededor de la papelera hizo cambiar de idea. Cuando la agencia Cristophersen exploró la eventualidad de que se
encargara la Armada, ésta y el Ministerio de Defensa asumieron el desafío. Las barcazas se
construyeron con éxito y fuimos felicitados por la calidad del producto, dijo Leopold. Llegaron
entonces otros pedidos: un balizador para el río Uruguay, un pontón para una empresa privada, luego
el contrato con ANCAP, que para el jerarca naval representa un salto importante debido a los
requerimientos técnicos y de seguridad del proyecto.Con licencia para patrullarEl astillero de
construcción tiene 109 empleados mientras que los dos de reparación algo menos de 100. Además hay
funcionarios eventuales a requerimiento, entre 30 y 60, que se contratan desde por un día hasta seis
meses. Esto incluye personal militar, civiles dependientes de Defensa y contratados por proyecto. Se
trabaja además en sociedad con la empresa Nitromar, de construcción y reparación.
Ha sido una tarea histórica de la Armada dar capacitación a la gente. Esta industria da empleo a
muchos y comenzó con gente muy humilde, con poca o ninguna especialización, y se está avanzando
en su capacitación, aunque eso implica que a menudo se vayan por mejores ofertas, pues hay mucha
demanda por ejemplo de buenos soldadores, señaló Leopold.De la misma forma, se está implantando
un software con un modelo de negocios a la medida de la construcción naval, diseñado por una
empresa contratada. Una posibilidad cierta es que del astillero del Cerro salgan los buques que
patrullen las aguas territoriales, la tarea más importante de la Armada en tiempos de paz. En vez de
comprar barcos en el exterior, caros pese a ser material de desecho en su origen, se piensa en naves
con capacidad de patrullaje, con todas las normas de seguridad pero sin la complejidad y costos de un
navío militar. La idea es que en el presupuesto quinquenal de inversiones se autorice la construcción
de uno o dos patrulleros chicos.