Urbano Calleja escribió: ↑31 Oct 2024, 19:41
Gaspacher escribió: ↑31 Oct 2024, 17:51
La orografía de las ciudades del centro de Europa y la de las costas del Levante español difieren mucho. Allí los ríos suelen ser calmos y se limitan a rebosar, mientras si te pilla uno de esos torrentes de montaña levantinos el problema es que te arrastra a toda velocidad.
La frontera de Polonia y República Checa está llena de embudos, valles estrechos y con desniveles que cuando tira agua no drenan.
Pero es que cuando cae mucho golpe, como en Valencia, las laderas bajan el agua directamente y arrastran todo lo que tocan.
Algo parecido a lo que pasó en el Peñascal, en Bilbao en la riada del 83.
No es tanto una cuestión orográfica sino climatológica.
Desde mi escaso conocimiento (si digo burradas, corregidme, por favor), el problema es que la costa levantina española vive en una bomba de relojería. Igual que el litoral mediterráneo. El motivo es que allí se unen la masa continental con sus intrusiones de aire frío (se le llame DANA, gota fría o temporal de los coj***) con un mar Mediterráneo muy cálido, de tal manera que se producen fenómenos de evolución rápida.
De hecho, y por lo que recuerdo, cuando en los años noventa del siglo pasado se empezó a crear una red de alerta europea, el problema fue que la red que se estaba creando tenía unas cuadrículas demasiado grandes que no llegaban a recoger fenómenos localizados pero muy intensos. Es como la previsión de huracanes: resulta más fácil predecir lo que pase con un monstruo de categoría 5, que con un tornado causado por una supercélula.
En este caso, eso parece que ha ocurrido: unas condiciones peligrosas, que se alertaron a media mañana (yo recibí la alerta en el móvil, pero es que soy muy raro), y que se tradujeron en lluvias intensas, pero con unos pocos focos de intensidad muchísimo mayor. Por ejemplo, lo ocurrido en Letur, en un área sin alerta roja. Esas situaciones evolucionan en horas.
Ahora bien, eso de la falta de avisos no es nuevo. Por ejemplo, el 2021:
En el otoño de 2021, el mismo día, se formaron dos tormentas supercelulares en las cercanías de Zaragoza. Esas tormentas se suelen asociar con tiempo severo: por ejemplo, con granizo de cinco o más centímetros como el que el otro día arrasó El Ejido. Eso, en una ciudad grande y con gente por las calles, puede traducirse en muertes. Hubo suerte: una de esas supercélulas pasó por el norte de la ciudad, y la otra por el sur, y descargaron en zonas deshabitadas... Pero no se dio ninguna alerta. Yo me enteré por ser de esos raros que miran foros de meteorología. Tampoco hubo alerta el año pasado, cuando un antiguo barranco, hoy tramo de una circunvalación, se convirtió en una trampa que casi se lleva vidas por delante.
Un detalle: el sistema ESTOFEX, de alerta europea de tormentas, solo dio una alerta de grado 2.
En todo caso, la lección de este desastre debiera ser que, cuando se da una alerta roja, establecimientos como centros comerciales, colegios, fábricas, etcétera, debieran cerrar. Aunque aun no llueva. Sí, ya sé que la ley protege a trabajador, pero si se va por su cuenta, y le despiden, a ver qué dicen en el juzgado.
Otra lección, lo de los garajes. Esa me la sé en carne (casi) propia: el año pasado, una tormenta bastante intensa (pero no horrorosa, lo justo para que el agua saltara la acera) hizo que se acumulara el agua en la rampa del garaje de mis padres en la playa. Cuando reventó, esas decenas de metros cúbicos arrastraron los automóviles estacionados. No pasó nada, pero adquirimos un sano temor a los garajes en rampa con puerta que pueda retener agua. Este verano, cuando hubo otra tormenta fuerte, primero inspeccionamos la rampa antes de entrar en el garaje. No hubiera pasado nada si hubieran advertido a la gente.
Eso sí, llevan ni sé de años alertando de no meterse en áreas inundadas, que un coche flota en poco más de un palmo de agua, y luego a saber dónde acaba, pero es por demás. Mirad la foto que pongo, con vehículos dirigiéndose de cabeza al tormentón. También la gente podría tener un poquillo de cuidado.
De torres de escape que decía Urbano: no da tiempo a llegar a ellas. Un un barranco pueden formarse presas temporales (por maleza, por vehículos arrastrados) que al romperse forman oleadas, que puede ser el primer aviso de lo que pasa. Parece ser lo ocurrido en Letur.
Por último, eso que se está diciendo de las presas desmanteladas, no es sino un bulo. Se trataba de presas abandonadas, en su mayoría colmatadas, que solo hacen de barreras ecológicas, y que no retienen agua, y menos tras las lluvias intensas de las semanas anteriores,
Saludos