Luis M. García escribió:Bueno infante3, es ud muy libre de echarse al cuello la piedra de molino de sus "derechos y libertades" y tirarse al rio con ella.
Jejeje, con su permiso: no es ninguna piedra, sino al contrario: mis derechos y libertades son la garantía de que nadie va a colgarme por ese cuello, ni lastrármelo con esa piedra por tener que comer (intentarlo) tres veces al día y por buscar algo mejor para mis hijos.
Mi libertad es la que me permite, en ese "mercado" endiosado, no sentirme un siervo de la gleba, y mis derechos los que garantizan que "el señor de turno" no pueda recurrir a los "malos usatges". En lo laboral, si seguimos la teoría y bien concebida está, lo que se firma es un contrato... pero entre iguales, no en condiciones leoninas de "son lentejas" y para evitarlo, precisamente, está mi libertad de aceptar o no y la Legislación que establece las "condiciones mínimas" admisibles.
Esa libertad de aceptar o no, no puede tener como contrapartida el hambre; esos mínimos, no pueden colocarse a la altura de las alcantarillas, de una precariedad tal que, trabajando, no llegue a cubrir mis necesidades con un sueldo de miseria.
Mis derechos son en parte a exigir unas condiciones mínimas dignas para quien contrata mi trabajo, porque es esa capacidad y disposición de trabajo lo único que tengo y he de aportar.
Derechos y libertades fundamentales, inalienables, irrenunciables, inseparables de la persona y garantía de su dignidad. No se trata, en este momento, de "pedir la luna"... sino de reivindicar nuestro lugar bajo el sol.
Luis M. García escribió:Habla ud -y muchos otros- de Derechos y Libertades, cuando en realidad las Libertades están garantizadas por el ordenamiento legal vigente (Constitución y Leyes Orgánicas) y los auténticos Derechos también. Lo que ud -y muchos otros- llaman "Derechos y Libertades" no son en mi opinión sino condiciones pactables en función de la evolución de las cosas. Vivimos en una economía mundializada y si no nos adaptamos y encontramos nuestro lugar al sol en este mundo nos iremos por el sumidero.
En efecto, esos derechos y libertades fundamentales, están garantizados en nuestra Constitución y Ordenamiento Jurídico, aunque como sin duda sabe, algunos son meros principios o bien mandatos al legislador que ha de desarrollarlos plasmándolos en la Ley. Pero eso, amigo mío, no los desnaturaliza ni anula.., ni permite que sean "negociables".
Libertad contractual, autonomía de la voluntad, desde luego... pero la propia Ley, consciente, intencionalmente y desde luego en justicia, pone límites. Le pondré un ejemplo: por más que en unas capitulaciones matrimoniales, por ejemplo, puedan pactar los esposos, él y ella, que la patriapotestad la ostentará tan sólo el marido, se tiene por no puesto, no se acepta ni produce efecto jurídico alguno, por la sencilla razón que la dignidad de la persona (en este caso la mujer) y el principio de igualdad de los conyuges, no permite tal pacto.
Lo mismo sucede con un contrato laboral: existe la libertad de condiciones... pero, siempre que se respeten unos mínimos que garanticen que no supone un pacto leonino ni neoesclavitud aceptada desde una situación de miseria y que legalmente se establecen. ¿De veras quiere usted que renunciemos a ésto?
Nuestro lugar al sol, como usted dice, ha de ser algo más que el derecho a morir de hambre bajo sus rayos, o sudar de sol a sol para que el fruto de tu trabajo no llegue a pagar el pan de tus hijos.
Luis M. García escribió:Precisamente los paises pioneros en eso de la Economía Social de Mercado ya hace tiempo que se bajaron del burro, porque son sociedades extremadamente dinámicas que miran de frente a la realidad.
Luis M. García escribió:Mantienen elevados impuestos, pero eso no les impide establecer copagos, el despido practicamente libre y unas muy favorable condiciones para las empresas, que son las auténticas generadoras de trabajo y por tanto de riqueza.
Exacto. En esos países, amigo mío, las cosas se mueven deprisa, son más "dinámicos"como usted lo llama... pero en ambas direcciones. Un empleado pude cesar hoy en su empelo... para comenzar en otro mañana. Por otro lado, sí, pagan impuestos con tasas elevadas... pero sus salarios son los que son, y esa carga fiscal no les hunde en la miseria, por no hablar de, y ello a pesar del copago, el elevado nivel de servicios sociales de que disfrutan.
Cualquier comparación de ese "dinamismo" con la situación en nuestro país, no se mantiene. Aqui, siendo honestos, lo que se pretende que traguemos es un lado de la realidad: la facilidad del despido, la fluctuación del mercado (el cómo vayan las cosas como usted lo ha llamado) pero sin red ni segunda oportunidad, que el que se ve en la cola del paro, sabe que tiene para los restos. Ese dinamismo que nos predican, es sólo unilateral: la facilidad y libertad de las empresas para modelar y modular oferta y demanda laboral a su gusto y voluntad. Es la caricatura, demasiado real por cierto y que sin duda le sonará de: "Estas son mis condiciones, y si no te parecen bien, puerta... que tengo cola esperando para coger lo que tú rechazas, que la cosa está jodida"
Luis M. García escribió:Mientras tanto aquí en España consideramos cualquier alteración del statu quo socio económico como una agresión intolerable, como si nos arrancaran un brazo con cada reforma que intente flexibilizar un poquito nuestro anquilosado mercado laboral permitiendo con ello que las empresas tengan algún margen más de maniobra. Aquíi pretendemos que las condiciones y regulación laboral de hace 30 ó 40 años continúen ahí inalterables, que sea costosísimo despedir a un trabajador, que prácticamente te cases con él cuando lo contratas y que los salarios han de estar siempre en continua escalada.
Ese statu quo no ha caído del cielo, ni es tampoco una cuestión baladí. Su origen es el equilibrio entre la libertad del empresario y la del trabajador, es contemplar en pie de igualdad a dos personas, es garantizar que nadie abusa de la otra parte. Es lo mismo, y perdóneme lo grosero del ejemplo, que si yo me persono en un concesionario de una marca X de vehículos para negociar la adquisición de un deteminado automóvil, pero más allá del "tira y afloja" habitual, yo plantease: por este coche te voy a dar mil euros... porque las cosas están fatal y no puedo darte más. ¿Cree usted que colaría?, o que yo pretendiese "negociar y pactar" el precio de la fruta o el pescado aduciendo "MI" situación financiera o económica, ¿colaría?
Pues si no es así, amigo mío, dígame por qué razón en ese otro "mercado" que la economía endiosa, el laboral, sí ha de colar. Pues eso.
Luis M. García escribió: Aquíi pretendemos que las condiciones y regulación laboral de hace 30 ó 40 años continúen ahí inalterables, que sea costosísimo despedir a un trabajador, que prácticamente te cases con él cuando lo contratas y que los salarios han de estar siempre en continua escalada.
Pues no, no es eso ni así del todo. Veamos, esa legislación "de hace treinta o cuarenta años" no fue puesta por partidos de izquierda ni aventureros teórico-políticos precisamente. Y, en todo caso, respondía al intento de protección de la parte más débil en las relaciones laborales. No se trataba de hacerle "el rey del mambo", sino de evitar que se convirtiese en un mero semoviente con nombre y apellidos encadenado a una noria. Y ese propósito, el proteger al más débil en una relación contractual, el fijar por Ley unas condiciones mínimas que respeten a la persona que es el trabajador y le garanticen un mínimo de justicia en las condiciones de su contratación, sin duda está bien establecido.
No se trata, por supuesto, de que un empresario "se case" con sus trabajadores, pero tampoco es admisible el mero repudio dependiendo de su voluntad, el pretender que, tras unos años de matrimonio, el divorcio le salga gratis.
La realidad, como bien dice, es tozuda, desde luego. Y un rasgo de esa realidad, tal vez lo que late y subyace en el fondo de la misma en muchos casos, viene dado por las siguientes condiciones:
- Hay empresas y empresarios permanentemente en fase de "explotación", es decir, reciben de sus padres o crearon un negocio que funciona... y es lo que siguen haciendo. No innovan, no progresan, no amplían, no adecúan; simplemente siguen aguas, lo mantienen inalterado sin apensa invertir ni cambia nada, explotan como si se tratase de un yacimiento o mina.
. Cuando una empresa se torna menos rentable, se aprecia que no es competitiva, la primera solución es reducir costes salariales, bien sea pactados, impuestos o vía reducción de plantilla. Y cuando se toca fondo, se dice que las Leyes son demasiado rígidas, proteccionistas o afectadas de obsolescencia.
- Se endiosa el traido y llevado "mercado", pero se olvidan a menudo un par de cuestiones: hay cosas que jamás podrán ser meras "mercaderías", y a ese mercado se le mira siempre desde la misma óptica, no se busca la manera de ponerlo a favor, sino que se restringe -por el lado más fácil- el coste de mantenerse en él... pero eso, "mantenerse", no ganárselo.
No sé si en la próxima recesión "seremos Grecia", pero desde luego, antes Grecia que Burundi, Sudán, Somalia o Etiopía, que para nada deseo ver a mis nietos trabajando siendo todavía niños porque el salario de sus padres no alcanza ni para el pan. Cosas del mercado... tal cual.
Un saludo
"Ser español y lúcido aparejó siempre una seca soledad." A. Pérez Reverte