Os comparto por copy&paste una entrevista de Iñaki Ellakuría para El Mundo, a una siberiana que vino a España porque no podía expresar su condición sexual en la Rusia putinesca.
ALISA SIBIRSKAYA
«Mi familia en Rusia no se cree que Putin esté atacando a civiles»
IÑAKI ELLAKURÍA BARCELONA
Fotógrafa artística afincada en Barcelona desde hace cuatro años, la siberiana Alisa Sibirskaya (Krasnoyarsk, 1989) es una de las representantes más activas de la oposición a Vladimir Putin en España. Una actitud de denuncia por la que sabe que puede acabar en la cárcel si decide volver un día a Rusia.
Pregunta.– ¿Cómo se vive desde la distancia el ataque a Ucrania?
Respuesta.– En el fondo soy una privilegiada, porque tengo acceso a medios de comunicación diferentes y me puedo informar sobre la invasión de Ucrania. También he salido a la calle a manifestarme contra Putin y he podido hablar con los ucranianos de Barcelona, lo que me permite ir confrontando opiniones y puntos de vista para hacerme una idea de lo que ocurre. Parece lo normal, pero es algo que no pueden hacer los ciudadanos de Rusia. Están aislados, sin acceso a internet.
P.– Aunque endurecido por la guerra, este control mediático dura desde hace años en Rusia.
R.– El imperio de la mentira de Putin se ha construido hace décadas. La información de canales como Russia Today es tan surreal que es difícil entender cómo hay gente que se la cree. Hay muchas víctimas en Rusia de este cuarto poder de propaganda. Yo no puedo hablar sobre Ucrania con mi familia, que es gente normal, buenas personas y que han estudiado, porque no se creen que el ejército ruso esté bombardeando a la población civil. Mi padre cree que Putin es la única persona que puede salvar el mundo y que está llevando en Ucrania una misión de paz y que hay tantos nazis en Ucrania que el pueblo está reclamando la liberación rusa. Cualquier argumento, imágenes de niños muertos, casas derrumbadas, dicen que son obra de los nazis de Ucrania.
R.– ¿Las sanciones pueden propiciar una revuelta contra Putin?
Respuesta.– En el fondo soy una privilegiada, porque tengo acceso a medios de comunicación diferentes y me puedo informar sobre la invasión de Ucrania. También he salido a la calle a manifestarme contra Putin y he podido hablar con los ucranianos de Barcelona, lo que me permite ir confrontando opiniones y puntos de vista para hacerme una idea de lo que ocurre. Parece lo normal, pero es algo que no pueden hacer los ciudadanos de Rusia. Están aislados, sin acceso a internet.
P.– Aunque endurecido por la guerra, este control mediático dura desde hace años en Rusia.
R.– El imperio de la mentira de Putin se ha construido hace décadas. La información de canales como Russia Today es tan surreal que es difícil entender cómo hay gente que se la cree. Hay muchas víctimas en Rusia de este cuarto poder de propaganda. Yo no puedo hablar sobre Ucrania con mi familia, que es gente normal, buenas personas y que han estudiado, porque no se creen que el ejército ruso esté bombardeando a la población civil. Mi padre cree que Putin es la única persona que puede salvar el mundo y que está llevando en Ucrania una misión de paz y que hay tantos nazis en Ucrania que el pueblo está reclamando la liberación rusa. Cualquier argumento, imágenes de niños muertos, casas derrumbadas, dicen que son obra de los nazis de Ucrania.
R.– ¿Las sanciones pueden propiciar una revuelta contra Putin?
R.– Hay poca gente, pero muy valiente, que está saliendo a la calle en Rusia, a pesar de que es muy peligroso. Han detenido a niños de siete años por ir con sus madres a poner flores en la embajada de Ucrania. Yo perdí toda la esperanza de que haya una revuelta popular cuando esta semana se formaron largas colas en el Ikea y otras tiendas antes de que fueran cerradas por las sanciones. En vez de salir a la calle a protestar lo que hicieron fue intentar llegar antes que su vecino a la tienda para coger el último taburete. Es una reacción patética que me hace preguntar si vale la pena que yo me esté jugando 20 años de cárcel si regreso a Rusia por protestar contra Putin.
P.– ¿Crees más posible que surja el cambio en el círculo de confianza de Putin?
R.– Eso podría haber sucedido hace cinco años, ahora es demasiado tarde. Como las sanciones llegan tarde también. Putin ha ido haciendo una selección muy estricta de sus colaboradores, ha escogido a personas sin escrúpulos y ha echado a las pocas personas a las que le quedaba una pizca de dignidad. Estos o se han ido al extranjero, o están en la cárcel o en el cementerio.
P.– ¿Usted tiene miedo a posibles represalias?
R.– Tengo miedo a tener miedo, eso es lo que menos me gustaría. En realidad, me daría asco de mí misma porque hay gente que se manifiesta en Rusia contra la guerra jugándose el trabajo, la libertad... Aunque soy consciente de que cuando vuelva a Rusia puedo tener problemas, porque de hecho hasta en Europa el Gobierno nos controla y graba cuando nos manifestamos. Hay agentes por todos los lados, tienen listas de nosotros. Tengo compañeros que han empezado a recibir ya amenazas.
P.– ¿Renuncia a volver a Rusia mientras siga Putin?
R.– Yo no me fui de mi país por motivos políticos, sino personales. Siendo persona LGTBI no podía vivir una vida abierta y libre en Rusia con leyes homófobas. También por motivos profesionales, porque soy artista y el concepto de arte en Siberia no existe. Con todo, sigue siendo mi país y me duele lo que está pasando, pero volver sería un suicidio.
P.– ¿Cuál es la situación de los rusos en España tras las sanciones?
R.– Entiendo que ahora la prioridad sea ayudar a los ucranianos, que no es tiempo para quejarse cuando están matando a gente en la guerra. Pero debemos tener en cuenta que hay muchos rusos que estamos sufriendo el castigo de Putin y el de las sanciones de Occidente. Yo tengo la cuenta bloqueada, que es donde recibo el dinero del teletrabajo con una empresa rusa, y no puedo tampoco recibir dinero de mi familia. Es duro porque al tener el pasaporte ruso se nos ve como el agresor y nadie nos quiere ayudar.
P.– ¿Cuándo tomó conciencia de que Putin era un tirano?
R.– En Siberia estaba alejada de muchas de las acciones de protesta contra el régimen que pasan en Moscú o San Petersburgo. Desde la infancia, aceptas que el putinismo es lo normal, pero cuando llego a Barcelona para estudiar fotografía me despierto. Me manifiesto por primera vez en la calle por el encarcelamiento de Navalny. No me podía quedar en casa, me di cuenta que Putin había traspasado todas las fronteras.
P.– ¿Navalny puede representar una alternativa real a Putin?
R.– Es un líder y muy carismático. Con su sacrificio al volver a Rusia para ser encarcelado se ha convertido en un símbolo de la resistencia. No tenemos a nadie de su envergadura. Puede ser el líder del futuro.
P.– Hay mucha gente en Rusia que ha vivido muy bien con Putin, artistas, deportistas, empresarios...
R.– Putin tiene mucha culpa de lo que está pasando pero la responsabilidad es compartida con todo el pueblo ruso. Yo incluida. Si hemos llegado hasta aquí es porque no hemos despertado antes. Estos artistas, deportistas se han aprovechado de la confianza de la gente para pedir el apoyo a Putin, así que ahora les toca decir en público la verdad. No basta con gritar un «no a la guerra». Algunos lo hacen sinceramente y de una forma naive, pero otros lo hacen para limpiar su conciencia, sobre todo los que viven en Europa para evitar las sanciones. Así que no me creo mucho sus palabras, la verdad.
Al parecer no es poca la gente en Rusia que cree que Ucrania está llena de nazis, lo que seguramente trascienda la propaganda de su gobierno y quizá tenga que ver con el recibimiento que les dieron a los alemanes al principio de la invasión durante la II GM.
Shacketon escribió: ↑12 Mar 2022, 21:43
El dia que la UE tenga ejército propio como tal y capacidad de disuasión nuclear autónoma, creo que podremos hablar de esa política.
Tal cosa sólo la podrías basar sobre el ejército francés, único en la UE con una fuerza nuclear propia; una nación que a día de hoy usa todas las triquiñuelas posibles para impedir que la Renfe pueda operar en su territorio con sus propios convoyes, mientras que ellos tienen vía libre para operar en España. En fin...
